No hay paredes
Francisco Nieto
Todo Ser humano en algún momento de su evolución o de su vida, se pregunta que
de dónde viene, quién es y a dónde va. Si preguntamos a una persona materialista, agnóstica o a algún científico, que de dónde venimos y a
dónde vamos, casi seguro que su respuesta sea que venimos
de la nada, que somos lo que somos gracias
a una serie de circunstancias y que después de la muerte volvemos a la nada para no volver
a saberse nunca más nada de nuestra existencia. Si preguntamos a los teólogos o a algún que otro representante de las religiones, es fácil que nos
respondan que el hombre es un Espíritu que viene de Dios y que es creado por Dios; que cada
uno vive una vida en muy diferentes circunstancias según
dónde y cómo nazca; y que después de la muerte
vuelve otra vez a ése mundo del cual vino, por último dirá que allí estará toda la eternidad en un
estado de felicidad o sufrimiento dependiendo de lo que haya hecho aquí en esta vida. Si consultamos las enseñanzas esotéricas o “Filosofía Oculta”, veremos que su teoría es muy
diferente, ésta dice que: El hombre es un Espíritu que también procede de Dios y que por
medio de las Leyes de “Renacimiento” y “Causa y Efecto”, está desarrollando sus posibilidades
latentes del Espíritu en poderes dinámicos por medio de un proceso de lento desarrollo pero
de creciente eficacia. Esto será hasta que por medio de la evolución alcancemos la perfección
o unión con Ese Gran Ser que normalmente llamamos Dios. “Las cosas que Yo hago y
mayores aún las haréis” dijo Cristo. Es conveniente saber cuál de estas teorías es la más lógica y razonable, para saber hacia dónde
se dirige el Ser humano por medio de esas Leyes Divinas. Sobre la primera teoría del científico o materialista incrédulo, la mayoría de las personas que
razonen verán que cuesta creer que exista todo lo que existe en este Universo para que el hombre
disfrute, a modo de una vida casual, del planeta tierra. Si la humanidad tiene un cuerpo
tan perfecto en su funcionamiento y posibilidades, y si está en un Sistema Solar tan equilibrado,
donde hay unas leyes que rigen todo lo que existe para que no sea un caos, es lógico pensar que
esto ha debido ser concebido por una mente inimaginablemente superior a la del hombre. Si
esa mente que ha creado el Universo con su perfección es tan poderosa y elevada ¿Por qué va
a crear todo un Universo perfecto en sus movimientos para que no lo disfrute nadie? ¿Es para
nosotros que estamos en este pequeño planeta? ¿O se ha hecho por casualidad? ¿Crearíamos
nosotros la mejor universidad del mundo para que nuestros hijos fueran un solo día a ella? ¿No
es lógico pensar que lo haya hecho Dios por algo que nosotros no alcanzamos a comprender? Si esto es así, ¿No es lógico pensar que también haya creado unas Leyes, las cuales tienen que
ver con el desarrollo de la humanidad y con la meta o perfección que tiene que alcanzar? Si razonamos la segunda teoría que dicen algunos teólogos y personas de pensamiento
similar, podríamos decir lo siguiente: 1º. Si como todas las religiones dicen, Dios es Amor ¿Cómo puede Dios poner a unos Espíritus
para que nazcan en la pobreza y en la enfermedad y a otros en la riqueza y en la salud? 2º. ¿Cómo puede Dios pedir la misma responsabilidad a los que Él mismo pone casi en la necesidad
de robar para vivir, mientras que a otros no les falta de nada en la vida? 3º. Se dice en algunos libros de religión y algunas personas de ese entorno, que Dios permite,
destruye, castiga por toda la eternidad, o sólo salva a unos pocos de sus hijos. Si como también
dicen, Dios es Omnipotente, Omnisciente y Omnipresente ¿Cómo puede Dios permitir la
destrucción de sus hijos? Si es Amor ¿Por qué no va a salvar al resto de sus hijos si nosotros
mismos, imperfectos, lo haríamos? ¿Cómo les va a castigar a toda la eternidad de sufrimiento
si son parte de Él mismo y Él mismo les puso en su destino casi predispuestos para hacer
el mal? ¿Por qué mandó a su hijo para salvar a toda la humanidad si luego permite que
otros muchos se pierdan sin poner interés en remediarlo? ¿Puede ser destruido algo
que es parte de un Ser Omnipotente? 4º. El hombre, aún con lo imperfecto que es, tiene planes para prevenir que las personas
mueran en determinadas circunstancias, ¿Por qué no los va a tener Dios si su Sabiduría
es infinita? ¿No es lógico pensar que Dios tenga unas leyes que gobiernen la evolución del
hombre, así como ocurre con la naturaleza para que todo sea cada vez más perfecto? La ENSEÑANZA ESOTÉRICA dice que ningún Espíritu se pierde porque es parte de Dios, que
ése Espíritu renace y que por medio de la Ley de Causa y Efecto - lo que sembréis,
cosecharéis - en cada vida obtiene lo que le corresponde en bien y en mal según las causas
que haya hecho en su anterior vida. Por lo tanto el Ser humano es y tiene el resultado de sus
propias acciones y no el resultado de un Dios antojadizo. Dios no castiga, sino que hace
que sus Leyes nos enseñen a ir por el camino más recto, - como nosotros hacemos con
nuestros hijos - esas Leyes nos traen los efectos de unas causas que cometimos para que
a través de la experiencia aprendamos a ser cada vez más espirituales, humanitarios
y mejores instrumentos de Dios en la Tierra. Sólo las obras de la humanidad esclavizan a la humanidad, sólo las obras del Ser humano
estorban al Ser humano, sólo el mal uso de la voluntad, el libre albedrío y la mente castigan
al hombre. Hay una frase muy conocida en las enseñanzas esotéricas que dice: “ Hombre,
conócete a ti mismo y conocerás a Dios”. El desarrollo espiritual trata de adelantar en cada
vida unos pasos en ese Sendero de vuelta al Padre, si el Ser humano aprende a utilizar sus
cuerpos para su propio desarrollo y el de los demás, estará andando a pasos agigantados,
si aprende a utilizar y practicar algunos de los diferentes métodos o técnicas de desarrollo,
verá que sus conceptos sobre la vida, el Ser y la naturaleza cambian por completo obteniendo
así una vida interior más elevada que inclina al Ser humano a ser más benevolente, altruista
y caritativo. Esa es la primera meta que tenemos que alcanzar. Una de las cosas en que las enseñanzas esotéricas y la teología coinciden es en que, como
dijo Cristo, "Cosechamos lo que sembramos". La diferencia entre algunas religiones y la
enseñanza ocultista es que las Leyes Divinas - Dios - no nos dan lo que merecemos como
castigo sino porque nos pertenece, ya que nosotros hemos sido los sembradores. Si una persona en esta vida se desvía de su destino o camino por causa del alcohol, y a su
vez, maltrata e impide que también se cumpla el destino y las posibilidades de desarrollo
de su esposa e hijos, esta creándose lo que en ocultismo llamamos un “mal karma”, dicho
de otra manera, esta sembrando y creando causas que son negativas. Ante este caso, las Leyes Divinas no le castigan sin más ni más, sino que la primera lección
que le enseñan es a grabar en su conciencia el resultado del sufrimiento en el “purgatorio”,
todo el dolor que sintieron su esposa e hijos por su maltrato. Cuando haya sufrido todo
esto y lo una al resultado de otros sufrimientos y experiencias en otras vidas, habrá dado
otro paso más en su evolución, pero lo habrá hecho por medio del sufrimiento y no por medio
de actos benévolos voluntarios; esta es una gran diferencia. La segunda lección que tienen que aprender y que el Ego en su propio mundo y con su
conciencia libre de la influencia de los deseos acepta, es volver a unirse a esos Egos o
Espíritus que fueron esposa e hijos para que, de alguna manera, (como familia, amigos,
compañeros o jefe de trabajo), les pueda beneficiar materialmente por los perjuicios que
les causó en su anterior vida. Así actúa la Ley de Consecuencia, dándonos el resultado de
nuestras acciones y haciendo que cosechemos lo que sembramos, pero siempre de una
manera justa y sin maldad porque en los mundos espirituales no existe el mal. El mayor enemigo de la humanidad es la ignorancia y por mucho que los Seres espirituales
que están por encima del hombre nos quieran ayudar, si el ser humano no aprende por
el correcto uso de su mente y el control de sus deseos, estos seres, con todo el dolor de
su corazón, no nos podrán ayudar. Cuando ellos ven que una persona se esfuerza por
quitarse vicios y defectos e intenta elevar su desarrollo moral y espiritual, aunque no lo
creamos, ellos trabajan desde los mundos invisibles para darle todo su amor y hacer que
esa nueva luz no se apague y que cada vez brille más. El hombre tiene dos caminos para aprender en esta vida: 1º. Por medio de sus experiencias
buenas o malas y, 2º. Por medio de las experiencias de los demás. En estos dos casos es
muy importante el uso del discernimiento, la observación, la meditación y otros ejercicios. Los Maestros espirituales y Guías de la humanidad desean que nuestra evolución sea
rápida y por el camino del bien, pero también respetan nuestro libre albedrío y, por lo tanto
“sufren” cuando el hombre comete tantos errores. Nosotros intentamos guiar a nuestros
hijos con todo nuestro amor, pero si ellos voluntariamente hacen algo que les causa dolor
significa que aprenderán de esa experiencia por medio del dolor y no por nuestra guía
amorosa de padres. De forma similar actúan estos Seres elevados, ellos no nos obligan
sino que como padres nos quieren llevar por el mejor camino, en nosotros
está hacerlo y aprovechar su ayuda o no. El resultado de todas estas experiencias de la vida, es lo que sacamos como fruto para la
próxima en forma de “Sabiduría” o “Conciencia", esta conciencia es la base de la estructura
mental, instinto, o deseos de elevarse vida tras vida. Si quisiéramos saber hacia dónde nos
lleva la Ley del Karma, veríamos que su fin es mostrarnos que el Ser humano es uno con
Dios, que la humanidad debe conocerse a sí misma para conocer a Dios y que debe amarse
a sí misma para amar a Dios. Pero para amar es necesario desarrollar todas las virtudes que
nos llevan al amor, y para conocernos tenemos que ser conscientes de estas Leyes y saber
que somos dueños de nuestro destino. Todo pensamiento, palabra y obra tendrán su
efecto sobre nosotros, por lo tanto, si deseamos elevarnos a los conceptos anteriores,
debemos empezar a cambiar nuestros deseos por nobles aspiraciones para que la mente
guiada por el espíritu anheloso pueda alcanzar la meta de perfección cuanto antes. Las aspiraciones, hábitos y deseos elevados de nuestra anterior vida, nos traen como
efecto, mayores posibilidades de desarrollo para esta, por eso, nuestro deber es cumplir
las aspiraciones de la vida pasada y crear otras nuevas y más elevadas. Si no lo hacemos
así, tendremos una gran lucha con nuestra conciencia porque ella sabe que, como Espíritus,
nos comprometimos antes de renacer a cumplir una serie de obligaciones y a hacer otras
cosas en favor del desarrollo espiritual individual y de la humanidad. Si no lo cumplimos
por dejarnos llevar por nuestros deseos materiales y pasionales, estaremos interrumpiendo
nuestro propio desarrollo de una manera seria y grave. Así, la Ley de Causa y Efecto es perfecta, justa y amorosa puesto que actúa para nuestro
propio desarrollo, nosotros somos nuestros propios carceleros y verdugos o nuestro
propios Ángeles de la Guarda y Guías espirituales. Si hacemos mal a alguien nos lo hacemos
nosotros mismos; si robamos, nos robamos nosotros mismos; si no cuidamos nuestro
cuerpo físico –que es el Templo de Dios - nos saldrán enfermedades y así aprenderemos
a valorarle; si abusamos de la energía creadora por medio del sexo y de la mente sobre
cualquier otra persona, naceremos con un defecto físico o psíquico, y así sucesivamente.
Esta Ley hace que tomemos conciencia de los valores espirituales y materiales para que lo
utilicemos para nuestro desarrollo y el de los demás. Tenemos y somos lo que nos corresponde, nos relacionamos con quienes tenemos
deudas pendientes de anteriores vidas pero nuestro deber es quedar bien con todas las
personas y ayudar allá donde podamos de manera y desinteresada. Esta Ley no la
puede burlar nadie, si el hombre colabora con ella encuentra dicha y recompensa,
pero si no, encuentra sufrimiento y castigo. Nuestro deber es meditar y discernir para ver cuándo hacemos el bien y cuándo el mal, cuándo
hacemos el bien de corazón o cuándo por egoísmo. Nuestro deber es actuar de una manera
compasiva, justa, amable y sincera, porque así borramos de nuestro subconsciente toda
semilla del mal y hacemos que nazca y florezca el bien. Es conveniente reflexionar detenidamente sobre estas enseñanzas para poder ver el efecto
de las causas que cometemos en nuestra vida.Tampoco nos tenemos que obsesionar con lo
malo, es necesario ver lo bueno también, y saber que nuestras aspiraciones e intenciones son
posibilidades de desarrollo para el futuro. Debemos cuidar nuestras actitudes con el prójimo,
no manifestar odio, impulsividad, injusticia, cólera, ni cosas similares, eso nos traería peores
efectos. Debemos tener presente que una vez sufrida una deuda o pagado un karma ya
no nos vuelve más, que las leyes de Dios están actuando en todo y constantemente, por
lo tanto, si colaboramos con ellas, nos traerán prosperidad, salud y grandes posibilidades
de desarrollo. Si queremos ver la Luz, debemos abrir bien los ojos espirituales
porque la tenemos dentro de nosotros mismos.
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