Cerca de ti
Todos sabemos que hay infinidad de oraciones que no obtienen respuesta mientras que otras,
aparentemente más materiales sí. Asociaciones religiosas, filantrópicas, comedores sociales,
etc. obtienen respuestas mientras que otros que deambulan por la calle y que no tienen nada
para comer no encuentran salida Esto ocurre, generalmente, porque unos practican la oración
y con devoción piden a Dios para los demás, mientras que otros no piden o piden egoístamente
o, quizás también, porque es karma de cada uno. Un problema de salud obtiene respuesta a la
oración y petición de ayuda mientras que otro muere y deja viuda e hijos, es difícil saber cuando
está actuando la Ley de Consecuencia y cuándo la voluntad y el libre albedrío.
Podríamos dividir la oración en tres clases:
1ª.- Las materialistas y egoístas que piden que se satisfagan sus necesidades físicas e
incluso su salud para poder disfrutarlas. 2ª.- Las que se pide ayuda para el desarrollo moral, intelectual y espiritual incluyendo el desarrollo
de poderes, la protección contra el mal, etc. 3ª.- Las oraciones donde no se pide nada de lo anterior sino que solo se desea ayuda para no
dejar de ser útil al prójimo, ayuda para no dejar de tener ese deseo de elevarse hacia Dios, o que
no falte esa voluntad de hacer todo por amor a Dios.
Las oraciones materialistas, a su vez, se pueden dividir en varias clases, por ejemplo, las que
hace el misionero que apenas tiene nada para cubrir las necesidades básicas de una tribu
tercermundista o, por el contrario, el que pide para él teniendo cubiertas sus necesidades básicas.
En el primer caso, la buena voluntad de servir y el amor intenso o deseo de protección hacia esos
seres, crean una forma mental que atrae un elemental cuya vibración alcanza las regiones
superiores del Mundo del Pensamiento. Pero estas oraciones no solo obtienen respuestas
de las varias Jerarquías que habitan los mundos invisibles y que atienden esta clase de
vibraciones tan elevadas, sino que también obtienen respuesta de las personas que captan
esas formas mentales y que están en sintonía vibracional haciendo, como consecuencia,
donaciones. El otro caso, es lógico que, por lo general, no obtenga respuesta, no solo porque
no hay una voluntad de ayudar a otros sino que esta clase de personas no suelen tener nada
“ahorrado” en el “Banco Universal” de los mundos espirituales. Alguien puede pensar que,
según el ocultismo, crear pensamientos-deseos materiales y lanzarlos al Mundo del Pensamiento
repetidamente traerán una respuesta, pero no es tan fácil. No solo se necesita concentración
y deseo intenso sino que el deseo debe ser altruista y amoroso para los demás porque la
respuesta no procede de la nada sino de unos seres inmensamente superiores a nosotros en
desarrollo espiritual a los que no se les puede engañar. Por eso la oración sencilla y humilde
de alguien que pide para dar de comer a los demás obtendrá más fácilmente respuesta
que quien pide para él, y por eso también, obtendrá mayor respuesta el que pide y crea una
forma mental llena de intenso amor al prójimo que el que pide superficialmente y sin
apenas sentimiento por otra persona. Estas normas se podrían aplicar a las diferentes clases de oración en sus muy diversas
formas pero tampoco debemos olvidarnos del karma y de la epigénesis. Epigénesis es la
acción original que una persona hace, una causa nueva que no tiene relación, por tanto,
con otras acciones del pasado. Así es que, cuando una persona tiene en su vida la oportunidad
de crear una causa nueva en vez de actuar por instinto, costumbre, norma, etc. y esa causa es
una petición amorosa y altruista, es fácil que tenga respuesta. Pero las oraciones y peticiones
materialistas, egoístas que piden sin haber dado, no pueden obtener nada porque esas
personas mismas se han cerrado la puerta de antemano. La Ley de Consecuencia (Seres
muy elevados que administran las Leyes Divinas) da a cada uno lo que se merece, así es que
el que en el pasado fue injusto, egoísta y no se preocupó por nada ni por nadie, aunque rece
con intenso deseo no será atendido hasta que pague sus deudas con el sufrimiento que le
corresponde y que le haga tomar nota de lo que ocurre en su vida y en las circunstancias
que le rodean. La ignorancia de las Leyes Divinas y de lo que ocurrió en anteriores vidas hace
pensar a muchos que no existe Dios por el hecho de que sus oraciones y peticiones no son
atendidas. Pero, si un hombre dejó morir a otros en el pasado o si una madre abandonó a
una hija enferma en otra vida, es posible que ese hombre muera de hambre en otra vida por
mucho que pida ayuda y esa madre pueda ver morir a una hija sin que reciba respuesta divina. Otra cosa muy diferente es cuando las personas de buena voluntad piden ayuda desesperada
para tomar una determinación, para resolver un conflicto y por cosas relacionadas con la
moral y lo intelectual. La respuesta a las oraciones pueden venir incluso del mundo del Espíritu
de Vida dependiendo de la clase que sea y de la intensidad y concentración que haya respecto
a la voluntad y deseo amoroso, pero la respuesta a las oraciones de las que estamos
hablando suelen venir de la región etérica (del mundo de los Ángeles) del mundo físico o
como mucho del Mundo de Deseos (mundo de los Arcángeles) Tampoco hay que olvidar a
los Auxiliares Invisibles, a los discípulos y a los iniciados que funcionan por estas regiones
superiores dispuestos a auxiliar a estas personas que piden ayuda. Los verdaderos ocultistas
saben que imponer algo a alguien en contra de su voluntad es magia negra, por tanto, sería un error
pensar que estos seres fraternales y auxiliadores se dediquen a imponer sus soluciones en las
mentes de las personas. Ellos simplemente responden a una petición dejando la
respuesta en la conciencia
cerebral o el consuelo y la paz por medio de sus vibraciones de amor y compasión. Entonces, como
el que hace la oración está interiorizado y concentrado en pedir humildemente ayuda y en obtener una
respuesta amorosa, la respuesta alcanza su conciencia sin ninguna dificultad. Esta es la clave
para que la respuesta a este tipo de oraciones altruistas, morales e intelectuales tenga efecto. El que
hace la oración debe interiorizarse y hacer la súplica como un verdadero hijo de Dios que pide a su
padre. A la vez que se aísla en un estado de fe y de amorosa receptividad a lo superior; se puede
percibir la respuesta de nuestro Yo superior o de estos amorosos seres. Cuanto más elevada y espiritual sea una oración o petición dirigida a Dios y cuanto más intensidad haya
en forma de voluntad y deseo de ayuda amorosa hacia otros, más fuerza tendrá para atravesar la
atmósfera materialista que rodea la tierra y más fuerte se hará sentir en los mundos espirituales. Las
jerarquías espirituales que guían y auxilian a la humanidad y nuestros propios Hermanos Mayores,
están deseosos de que nosotros elevemos las vibraciones de nuestros cuerpos y nos hagamos
colaboradores de Dios en la Tierra, pero también lo están de atender nuestras súplicas por los demás
o las peticiones de Luz hacia nosotros mismos, pero eso no lo pueden hacer mientras no nos convirtamos
en ese receptáculo espiritual al servicio de la humanidad. Cuando los aspirantes espirituales elevan sus
peticiones de Luz, los Ángeles y nuestros hermanos acuden en su ayuda, y si su estado de conciencia
es receptivo obtienen respuesta porque, a mayor intensidad en la oración y en la aspiración mayor
amplitud de respuesta habrá. Es decir, cuanto más nos acercamos con buena voluntad y amoroso
deseo a los propósitos de Dios, más inmersos estaremos en Su Luz y en Su Amor y más respuestas
obtendremos en nuestras oraciones; pero cuanto más apartados y más materialistas somos menos
posibilidades tendremos. Las Jerarquías, las fuerzas divinas de Dios, están en todos los planos y no pueden desoír las oraciones de
las que estamos hablando, así es que, cuando colaboramos con esas fuerzas, cuando nadamos
a favor de la corriente y no en contra, es cuando somos uno con las Leyes Divinas y nos servimos
de ellas a la vez que damos de lado a las terrestres. Pero lo mismo que nuestra súplicas y
oraciones son atendidas por los Ángeles portadores de sabiduría, también tenemos a nuestra
disposición a otros “seres” que cumplen a rajatabla lo que pedimos, estos son los elementales
artificiales. Ya hemos hablado de las formas de pensamiento y cómo éstas llegan a donde
o a quien sean dirigidas, pues bien esto es gracias a un elemental (ser que se crea de acuerdo
a la vibración y al sentimiento que va unido a la forma de pensamiento) que utiliza esa forma
de pensamiento como cuerpo para cumplir lo que el pensamiento representa. Por consiguiente,
estos elementales pueden ayudar a traernos la respuesta a nuestra oración pero siempre
dependerá, como hemos dicho, de la naturaleza que sea. Hay que tener en cuenta que, como
está escrito en el Libro Sagrado, “En Dios vivimos, nos movemos y tenemos nuestro ser”. Lo que
significa que podemos hacer millones de oraciones y peticiones a diario pero, al final, son las
Jerarquías Divinas que administran las Leyes de Dios las que tomarán la decisión más
adecuada según sea la oración. Pero tampoco olvidemos que Dios es Amor y que, al contrario
de lo que muchos piensan, cuantos más elevados son los seres que habitan los mundo invisibles más
sensibles a nuestras demandas y más fácil de afectar a Su conciencia. Está claro que la mejor manera
de que nuestras oraciones sean atendidas es haciéndonos obreros de Dios, intermediarios entre
nuestros hermanos más atrasados y Dios Mismo, al igual que los Ángeles son una especie de
sistema nervioso en el cuerpo de Dios a través del cual hay receptividad y expresión. Dice San Juan en su primera carta: “Dios es luz y en Él no hay oscuridad, si decimos que estamos
en comunión con Él y estamos en tinieblas, mentimos, pero si caminamos en la luz como Él está
en la luz tenemos comunión unos con otros” Esta claro que no se refiere a la luz del Sol sino
a la Luz Divina, la que no percibimos con los ojos. Todos sabemos lo difícil que es estar en
comunión con Dios puesto que estamos llenos de defectos, o lo que es lo mismo, andar en
tinieblas, pero también está escrito que “Dios es amor y quien permanece en el amor permanece
en Dios y Dios en Él”, por tanto, de lo que se trata es de acercarnos a Dios, al amor divino
que abarca a todos sin distinción y entonces estaremos en la Luz. Si practicamos la oración,
la verdadera oración que nos lleva a hacer todo con amor y como si fuera para Dios, entonces
encontraremos la respuesta directa del Padre en nosotros. Esta oración no implica solamente
ponerse unos momentos diarios a rezar o a adorar a Dios, esta verdadera oración conlleva
una actitud constante de santidad, de amor al prójimo, de considerar como verdaderos
hermanos incluso a nuestros seres queridos más cercanos, de hacer todo con amor, de
imitar a Cristo… esta es la oración más grande y más profunda que el hombre debe hacer
si de verdad quiere recibir la Gracia del Espíritu de Dios. Sabemos lo difícil que es llevar
esta clase de oración a la práctica porque debemos cumplir con nuestras obligaciones y
responsabilidades a diario, pero si estamos pendientes de nosotros mismos y con la voluntad
puesta en Dios, dirigiremos una y otra vez la mente en esa misma dirección y no tardaremos
en darnos cuenta de que una maravillosa transformación se está produciendo en nuestro
interior, entonces comenzaremos a vislumbrar la Luz interna que hasta ahora no habíamos percibido. La oración-contemplación mística es aquella en la que intentamos elevarnos por la devoción
a los reinos del Padre para encontrarnos cara a cara con Él. Para hacer esta oración
se necesita silencio, silencio material sí, pero también silencio en sentido de que no se
necesitan palabras, ni pensamientos concentrados, ni imágenes visualizadas, etc. Es una
oración en la calma mental donde solo se manifiesta un “deseo” de vivir en Dios, una devoción
incontenible y un sentimiento de amor que abarca a toda la humanidad. Así, imbuidos por la
palabra “Padre” comprendemos el significado de la frase “Dios es mi pastor, nada me falta”
y es que buscando el Reino de Dios y Su justicia de nada tenemos que preocuparnos.
Esta contemplación silenciosa con la mirada fija en nuestro Padre, llenos de devoción y
amor como el perro que contempla fiel y amorosamente a su amo, es el motivo que
nos debe llevar a servir a la humanidad. Entre la oración altruista y fraternal por los demás y esta última hay un cambio en las intenciones
puesto que pasamos de no pedir nada para nosotros a buscar la manera de acercarnos a
Dios para estar en Su Luz y alumbrar el camino a nuestros hermanos. Esta actitud pasa por
la meditación, contemplación y la adoración. Con la meditación concentramos la mente
en los asuntos de Dios aislando a la personalidad, lo que nos lleva a la contemplación y
después a la adoración, y esto a su vez, facilita el acercamiento del hombre a su propio
Espíritu y a Dios. Si el hombre se convierte en lo que piensa, debemos concentrar la mente
en Dios, meditar en Dios, adorar a Dios y contemplarle en todo lo que nos rodea. Esta es también
la manera de dar forma a la mente para que se eleve a las regiones superiores del Mundo del
Pensamiento y al Mundo del Espíritu de Vida para que su actitud sea siempre una oración;
esto facilita la conexión con nuestro Yo superior y nos causa una sensación de plena libertad.
Si la oración nos hace ver la Luz de Dios, esa Luz en nosotros hace que veamos a los demás
con los ojos del amor, de la compasión y de la fraternidad; hace que percibamos una fuerza
interna que antes no teníamos y que ahora nos da seguridad, fe y confianza ante cualquier
cosa que nos ocurra; y también hace que nos demos cuenta de que nada del mundo
material atrae nuestra atención ni satisface nuestros sentidos excepto el anhelo de unirnos
con Dios. En este sentido y con esta forma de orar, llegamos a la convicción de que ya no
necesitamos pedir nada porque todo se nos dará por añadidura a su debido tiempo. En esa
etapa, como hijos verdaderos de Dios, solo se desea servir, dar muestras de la grandeza
del Amor de Dios y hacer Su voluntad.
Autor: Francisco Nieto Vidal
|