Sólo podéis juzgar a los hombres por sus actos, pero mi Padre mira dentro del corazón de sus hijos y los juzga con misericordia según sus intenciones y deseos reales.
Libro de Urantia. Pág.1571
Ante esta cita, no hay moral, ni espiritualidad alguna que con propiedad se pueda llamar única, porque ella no depende de lo que externo, sino de nuestras más íntimas convicciones y deseos, pues hasta "la virtud si se la lleva a extremos puede convertirse en vicio.1673" al ser transformada por nuestro ego en un aprovechamiento personal, al tratar de parecer buenos no por amor a Dios y a nuestros hermanos, sino para ser admirados y respetados.
"La exhibición de pericia especializada no significa posesión de la capacidad espiritual. El ingenio no es un sustituto del carácter auténtico"556 porque son nuestras intenciones las que determinan el verdadero sentido y propósito de nuestras acciones.
Podemos engañar a los hombres con nuestras acciones santurronas, nos podemos engañar a nosotros mismos diciéndonos que somos espirituales porque cumplimos con ciertos ritos, e incluso porque abiertamente no le hacemos mal a nadie, pero recordemos que las omisiones son tan dañinas como las acciones, por algo Jesús nos dijo que no sólo debíamos dejar de hacer el mal, sino que que debíamos hacer el bien.1736"
Si en nuestro corazón hay resentimiento hacia alguién, quejas constantes, si hay envidia o desamor, poco o nada servirá lo que hagamos, pues faltará lo principal que es la limpieza de nuestro corazón y la pureza de nuestras intenciones y pensamientos, que son las que le dan verdadero valor de sobrevivencia a nuestras acciones.
"En la vida física, los sentidos se percatan de la existencia de las cosas, la mente descubre la realidad de los significados, pero la experiencia espiritual revela al individuo los verdaderos valores de la vida.1008" al saber apreciar las pequeñas grandes cosas.
Jesús plantió con mucha claridad la diferencia entre los actos externos y lo que siente el corazón cuando dijo: "Muchos de vosotros los fariseos estáis aquí conmigo como mis amigos, algunos, aun como mis discípulos, pero la mayoría de los fariseos persisten en negarse a ver la luz y reconocer la verdad, aun cuando la obra del evangelio se les presenta con gran poder. ¡Cuán cuidadosamente limpiáis lo de afuera de los vasos y de los platos mientras que las vasijas del alimento espiritual están sucias e impuras! Os aseguráis de presentar una apariencia piadosa y santa ante el pueblo, pero vuestra alma interior está llena de mojigatería, codicia, extorsión, y todo tipo de maldad espiritual. Aun vuestros líderes se atreven a confabular y planear el asesinato del Hijo del Hombre. ¿Acaso no comprendéis, hombres necios, que el Dios del cielo ve tanto los motivos íntimos del alma así como vuestras pretensiones exteriores y vuestras manifestaciones de devoción? No creáis que dar limosnas y pagar diezmos os limpia de injusticias y os permite aparecer puros en la presencia del Juez de todos los hombres. ¡Ay de vosotros fariseos que habéis persistido en rechazar la luz de la vida! Sois meticulosos en pagar el diezmo y ostentosos en dar limosna, pero a sabiendas rechazáis la visitación de Dios y negáis la revelación de su amor. Aunque esté bien para vosotros prestar atención a estos deberes menores, no deberíais haber dejado sin hacer esos requisitos más importantes. ¡Ay de los que ignoran la justicia, desdeñan la misericordia y rechazan la verdad! ¡Ay de todos los que desprecian la revelación del Padre mientras buscan los asientos principales en la sinagoga y anhelan el saludo halagador en el mercado!»1826
¿Cuánto de fariseos tenemos en lo que llamamos nuestra espiritualidad?
yolanda silva solano