El túnel más largo y más oscuro se hace un camino llevadero, cuando
sabes que al final te aguarda una salida hacia la luz.
Las arenas ardientes del desierto se tornan un camino alentador, cuando
peregrinas sobre ellas con la esperanza segura de alcanzar el oasis reparador.
Todo sufrimiento se hace más soportable, si lo vives mirando hacia el futuro, con la seguridad de que un día dejarás de padecerlo. Mejor aún si puedes vivir la esperanza mayor, la que llega más allá del tiempo, y supera el dolor de la última pérdida, la muerte, con la promesa de una Vida Plena.
Tus dolores y tus penas no dejarán de ser tales, pero los vivirás con menos sufrimiento, si los iluminas desde tu futuro, con la luz de la esperanza.
¿Por qué el dolor?... ¿Por qué a mí?... ¿Por qué...?
Por el camino de los "¿por qué?", te agotarás en el camino de una búsqueda
desesperanzada, sin nunca encontrar la respuesta final y tranquilizadora.
Tu rebelde empecinamiento en pretender explicar lo inexplicable y en comprender lo incomprensible, te llenará de resentimientos; y en vez de
disminuir tus penas, aumentarás tus padecimientos.
Si aprendes a sufrir, terminarás aceptando que el dolor te enfrenta con
un misterio insondable, ante el que tu actual capacidad de comprensión
te deja en la oscuridad y sin respuesta.
No detengas tu marcha, pretendiendo encontrar una explicación para cada
bache del camino; mejor sortéalo, para seguir andado hacia la meta.