Jesús trascendió todas las enseñanzas de sus antepasados cuando sustituyó audazmente las manos limpias por los corazones puros como signo de la verdadera religión. Instaló la realidad en el lugar de la tradición y barrió todas las pretensiones de la vanidad y de la hipocresía.
Libro de Urantia.Pág. 1826
Los ritos provienen desde el hombre primitivo y perduran como una forma visible de su deseo de acercarse a su Creador, pero cuando estos se convierten en una costumbre que se realiza sin conciencia alguna, "los conceptos intelectuales se cristalizan, se invalida el verdadero conocimiento y nos impide llegar a la sabiduría.1471" Desgraciadamente esto es lo que ha ocurrido en casi todas las religiones, se han quedado en las fómulas estáticas, olvidando que "la verdad está viva; el espíritu de la verdad por siempre conduce a los hijos de la luz a nuevos dominios de realidad espiritual y servicio divino. No se os da la verdad para que la cristalicéis en formas establecidas, seguras y honradas. Vuestra revelación de la verdad tanto se ha de enaltecer al pasar por vuestra experiencia personal, que se descubrirá nueva belleza ante todos los que contemplan vuestros frutos espirituales y por ello son conducidos a glorificar al Padre que está en el cielo.1917"
Los ritos, las costumbres establecidas la mayoría de las veces sólo sirven como una manifestación externa de lo que decimos creer que nos permite adormecer más nuestra conciencia y que nos hace quedar bien ante los demás, formándose así un tremenda dicotomía entre lo que mostramos y lo que realmente somos, haciendo lo mismo que en los tiempos de Jesús hacían los fariseos.
«Cada generación de creyentes debe continuar su obra, en vista del posible retorno del Hijo del Hombre, exactamente como cada creyente lleva hacia adelante su obra de vida en vista de la muerte natural inevitable y siempre amenazante. Cuando te hayas establecido de una vez por la fe como hijo de Dios, ninguna otra cosa importa en cuanto a la certeza de la sobrevivencia. Pero, ¡no os equivoquéis! Esta fe de sobrevivencia es una fe viva, y cada vez manifiesta más frutos de ese divino espíritu que la inspirara en primer término en el corazón humano. El que hayáis aceptado cierta vez la filiación en el reino celestial, no os salva si persistentemente y a sabiendas rechazáis aquellas verdades que tienen que ver con la rendición progresiva de frutos espirituales de los hijos de Dios en la carne. Vosotros que habéis estado conmigo en los trabajos del Padre sobre la tierra aun ahora podéis desertar al reino, si halláis que no amáis el camino del servicio del Padre para con la humanidad.1916
Jesús nos advierte que no basta que una vez hayamos actuado como verdaderos hijos de Dios, es preciso que en forma permanente estemos dando los frutos del espíritu y ellos no se consiguen con oraciones ni con ritos dominicales, sino con nuestra conciencia alerta para que sea nuestro auto dominio quien marque el curso de nuestra vida, para no caer en el error de lavarnos las manos en vez de hacernos cargo de lo que ocurre en nuestra vida y también en la del planeta.
No podemos estar ensuciando nuestra mente y nuestra alma, esperando que lleguen los malos augurios a destrozar el mundo, cuando hemos sido escogidos por la filiación divina para propagar la Buena Nueva de que el Padre del cielo también mora en nuestro corazón y sólo desea que seamos felices porque Jesús nos dice: "ahora he venido yo en la carne para revelar el Padre en nueva gloria y para mostrar su amor y misericordia para con todos los hombres.. A medida que el evangelio de este reino se derrame sobre el mundo con su mensaje de felicidad y buena voluntad para todos los hombres, se irán desarrollando mejores relaciones entre las familias de toda las naciones. A medida que pase el tiempo, los padres y sus hijos se amarán más, y así surgirá una mayor comprensión del amor del Padre en el cielo por sus hijos en la tierra. Recuerda, que un padre verdadero y bueno no sólo ama a su familia en su totalidad como una familia, sino que también ama verdaderamente y cuida afectuosamente de cada miembro individual de la familia».1597
yolanda silva solano