Siete de los doce Hermanos Mayores encarnan en el mundo físico
cuando la situación así lo requiere, apareciendo
como hombres entre los hombres o trabajando en sus vehículos espirituales con o sobre otros, según haga
falta. Sin embargo, hemos de tener completamente claro que jamás influencian a la gente contra su
propia voluntad o contra sus deseos, sino que sólo fortalecen el bien dondequiera que lo encuentren.
Los otros cinco Hermanos no dejan nunca el Templo etérico y, aunque todos ellos poseen cuerpo
físico, todo su trabajo lo realizan desde los mundos internos. El decimotercer miembro de la Orden,
Cristián Rosacruz, es su jefe y el eslabón que la une con un más elevado Consejo Central,
compuesto por hierofantes de los Grandes Misterios, que no se relacionan nunca con la Humanidad
ordinaria, sino sólo con graduados de los Misterios Menores.
Cristián Rosacruz está oculto a los ojos del mundo por los doce Hermanos, ni siquiera los alumnos
de la Escuela lo ven pero, durante el Servicio de Medianoche en el Templo, todos sienten su
presencia. Cada medianoche, durante su servicio, los Hermanos Mayores abren sus pechos para
atraer todos los dardos de odio, envidia, malicia y cualquier otro mal, emitidos durante las últimas
veinticuatro horas. En primer lugar, para privar de su alimento a las fuerzas del Grial Negro y, en
segundo, para transmutar el mal en bien. Así que, del mismo modo que las plantas absorben el
dióxido de carbono exhalado por la humanidad y construyen con él sus cuerpos, los Hermanos
Mayores del Santo Grial transmutan el mal dentro del Templo. Y, al igual que las plantas emiten
el oxígeno renovado tan necesario para la vida humana, los Hermanos Mayores devuelven a la
Humanidad la esencia del mal, transmutada en remordimientos de conciencia, junto con
el Bien, para que el mundo pueda crecer mejor cada día.
Durante el Servicio del Templo, los Hermanos Mayores, junto con los hermanos legos, funcionan
en sus cuerpos-alma. Resulta, pues, evidente que la presencia del Cabeza de la Orden es
eminentemente espiritual. Sin embargo, él está siempre activo en los asuntos del mundo, trabajando
con los gobiernos de las naciones de Occidente para guiarlas a lo largo del sendero de su evolución.
Con esa finalidad, aparece en cuerpo físico, por lo menos, parte del tiempo. Tras el primer año de
la Primera Guerra Mundial (1.914 á 1918), los Hermanos Mayores, a fuerza de duro trabajo y
organización consiguieron crear un ejército de Protectores (Auxiliares Invisibles) entre los
que, habiendo traspasado el portal de la muerte y habiendo experimentado el dolor y el sufrimiento
a ello inherentes, se sentían llenos de compasión por los que, constantemente llegaban, y estaban
calificados para consolarlos y ayudarles hasta que alcanzasen el equilibro necesario en su nuevo
estado. Todos los Hermanos Mayores poseen la conciencia pictórica externa, característica del
Período de Júpiter, y que emplean para iniciar a sus discípulos en la Orden Rosacruz. El Iniciador
o Hierofante fija su atención en ciertos hechos cósmicos y el candidato, que se ha hecho acreedor
a determinados poderes, actúa como un diapasón de idéntica nota a la de las ideas emitidas por
el Iniciador en forma de imágenes. Por tanto, no sólo ve éstas sino que puede responder a su vibración
y, aquellos poderes, latentes en su interior, se convierten en energía y poderes dinámicos. Así, su
conciencia se eleva hasta el siguiente peldaño en la escala de la iniciación.
El axioma hermético dice “Como es arriba es abajo” y los instructores menores de la humanidad
están también agrupados según las mismas líneas cósmicas de 7, 5 y 1. Hay sobre la Tierra siete
Escuelas de Misterios Menores y cinco de Misterios Mayores y el total está agrupado en torno de
una cabeza central que se llama “El Liberador”. Cuando los Hermanos Mayores aparecen en el
mundo con o sin cuerpo físico con una determinada misión, no influyen en nadie contra su voluntad
o contra sus deseos, sino que únicamente fortalecen el bien allá donde se encuentren. Si bien los
cinco Hermanos Mayores que suelen quedarse en el Templo Rosacruz, también pueden crearse
un cuerpo físico, no lo suelen necesitar porque hacen su trabajo desde los mundos internos.
Alrededor de los Hermanos Mayores hay, como discípulos, cierto número de hermanos Legos
quienes viven en diversas partes del mundo occidental pero que pueden dejar sus cuerpos
voluntariamente para participar en la obra espiritual del templo
como iniciados por los Hermanos Mayores que son.
La labor de los Hermanos Mayores de la Orden Rosacruz consiste en emancipar a los Egos para que
puedan valerse por sí mismos y sepan afrontar su destino sin depender de nadie (al contrario
que otras escuelas) Ellos les educan y fortalecen para convertirlos en colaboradores suyos,
no elogian ni censuran, no desean que les sirvan puesto que ellos son servidores, enseñan
a juzgarse a sí mismo a los aspirantes y a desarrollar la confianza propia y la devoción. No
visitan a nadie sino que el primer contacto suele ser como Auxiliar Invisible. Todos, en un
determinado momento, necesitamos a un Maestro pero tampoco es necesario buscarlo, lo
único que debe preocupar al aspirante es el desarrollo espiritual, eso hace que
sus auras brillen y que el Maestro contacte con ellos.
Los Hermanos Mayores enseñan al discípulo a juzgarse a sí mismo, a valerse por sí mismo sin apoyarse
en nadie y a tener equilibrio y confianza propia. En la Orden o Escuela de Misterios Rosacruz,
el primer grado donde se tiene un contacto con los Hermanos Mayores es (por lo general
inconscientemente) el de “probacionista.” En este grado y entre otras cosas, el Hermano Mayor
enseña al probacionista a curar o tratar enfermedades, lo que le convierte en un auxiliar invisible.
Cuando uno está en este grado humilde y casi insignificante, ya tiene que haber hecho méritos y
estar dispuesto a ser servicial, a guardar secretos, a ser altruista y
a pensar más en los demás que en uno mismo, etc.
La enseñanza interna que da un Hermano Mayor (nunca individual sino en grupo) para
que el discípulo desarrolle la clarividencia y la capacidad de salir conscientemente del cuerpo,
solo lo concede a través de la iniciación y a quien se ha esforzado lo suficiente como para
merecerla. Si no fuera así se podría utilizar para fines propios egoístas y para hacer
mucho mal a la humanidad. Los Hermanos Mayores cuidan de que nadie obtenga
esos poderes sin merecerlos y sin hacer votos restrictivos.
Cuando los Hermanos Mayores preparan y conceden la iniciación a una persona y por tanto
le despiertan ciertos poderes, es porque esa persona necesita aprender y experimentar en
otros mundos porque en el físico ya no obtiene apenas el desarrollo que necesita. Tanto
los probacionistas, como los discípulos e iniciados (vivos o muertos) colaboran de
alguna manera ayudando a los demás a progresar de acuerdo a sus capacidades y Rayos.
Los ejercicios que dan los Maestros demuestran que son iniciados, ya que deben ser
clarividentes para poder hacer un seguimiento y control de los centros de fuerza
etéricos que podrían poner en peligro la vida del aspirante.
Otro de los motivos por el que enseñan a desarrollar la clarividencia es para que aprenda a
conocer y a diferenciar entre la verdad y la ilusión o la mentira; para ello y cuando llegue
el momento oportuno le enseñarán a leer en la memoria de la naturaleza (4ª región del Mundo
del Pensamiento) y en el éter reflector de la región etérica de la tierra. No confundir con el
registro de la naturaleza (en el mundo del Espíritu de Vida) que guarda todos los acontecimientos
desde el principio de nuestra manifestación pero que, aunque algunos digan que la pueden
leer, lo cierto es que para nosotros es indescriptible y solo
lo pueden hacer los Hermanos Mayores, Adeptos e Iniciados.
Los Hermanos Mayores en general (de las escuelas de misterios) promueven y estimulan la
evolución de la humanidad, han pasado todas las iniciaciones y su compasión y trabajo
amoroso les ha liberado de las ataduras de la tierra. Los decimotercer miembros de cada
Escuela de Misterios no tratan con la humanidad en absoluto y solo lo hacen con iniciados
pero todos, incluyendo a los Adeptos y hermanos legos, se reúnen por las noches para
atraer los pensamientos de sensualidad, codicia, egoísmo y materialismo para
transmutarlos en amor, bondad, altruismo y aspiraciones espirituales.
Los Hermanos Mayores enseñan la Verdad a partir del grado de probacionismo y en los
mundos internos, pero esa Verdad no se encuentra en los libros, como dijo Cristo: “Si
vivimos la vida (espiritual) conoceremos la Verdad.” Yendo detrás de Maestros externos tampoco
se conoce la Verdad porque la Verdad está dentro. Hasta que los preceptos no se hagan
parte del ser interno no se descubre la Verdad. Pero para atraer la atención de un
Hermano Mayor hay que llevar muchos años de servicio amoroso y desinteresado, entonces
se construye el cuerpo-alma y se desarrolla un poder interno que atraerá la atención de un
Hermano Mayor. No hay otro medio, lo mismo que el Maestro es un sirviente nadie que no
esté sirviendo con toda su alma a los demás encontrará al Maestro; cuando se presente
no habrá duda de que es él porque dará pruebas para ello.
Los Hermanos Mayores tratan de fortalecer el bien donde quiera que éste se encuentre, todo su
trabajo está hecho en los mundos internos. Ocupan el puesto de las Jerarquías Creadoras y
son los mediadores entre el hombre y las mismas. Siempre están trabajando por el bien de la
humanidad y sus enseñanzas ocultas están dirigidas a quienes están preparados para recibirlas
con la intención de contrarrestar la ola de materialismo que puede traer muy malas consecuencias.
Si no fuera por este potente manantial de vibraciones espirituales el materialismo reinaría en el mundo
causando verdaderas catástrofes. La enseñanza rosacruz es definida, lógica y consecuente
respecto al origen, evolución y desarrollo futuro de la tierra y del hombre; a la vez que muestra
un carácter espiritual y científico que concilia la razón y la lógica y que satisface al corazón y a la mente.
Los Hermanos Mayores han pasado las nueve iniciaciones menores y las cuatro mayores llegando
entonces al “liberador” donde reciben conocimientos relacionados con otras evoluciones y se les da la posibilidad
de elegir entre quedarse como guías invisibles de la humanidad y para asistir a sus hermanos
menores (nosotros) o bien entrar en otras evoluciones como auxiliares. Cualquiera que diga ser
Maestro debe probarlo y lo debe hacer con la conciencia pictórica del Período de Júpiter como
los Hermanos Mayores lo hacen. Solo los Hermanos Mayores pueden guiar a los demás con
seguridad pero no actúan como Maestros individuales porque su tiempo y energía es muy
necesaria para otras cosas relacionadas con la humanidad en común. No tienen contacto con
los miembros de la Fraternidad ni dentro ni fuera y casi tampoco con los hermanos legos.
Al Maestro se le atrae por el servicio amoroso y desinteresado que hacemos a los demás
porque es lo que hace que el aura brille. A partir de ahí el Maestro someterá a pruebas al aspirante
hasta que supere la definitiva, entonces se podrá hacer discípulo.
Los Hermanos de la Rosa Cruz son Adeptos y se encuentran entre los llamados “compasivos”
que, a través de muchas vidas, han desarrollado sus facultades internas hasta un grado muy
elevado como consecuencia de su amor inegoísta y su servicio a la raza humana. Han pasado
por todas las Escuelas de Misterios, Menores y Mayores y han llegado a tal estado de evolución
que se han liberado de los lazos de la Tierra. No obstante, han elegido libremente permanecer
en ella como colaboradores de la evolución, realizando el trabajo más acorde con su interés e
inclinación particulares. Estos hierofantes de las Enseñanzas de la Sabiduría Occidental han
desarrollado una segunda médula espinal elevando el rayo del amor inferior de Venus,
transmutándolo en altruismo, y consiguiendo con ello el dominio de la porción simpática de la
primera médula espinal y del hemisferio cerebral izquierdo, ahora regido por la pasional Jerarquía
de Marte, los Espíritus Luciferes. Así que, cada Hermano es una unidad creadora completa, tanto
en el plano físico como en el espiritual, capaz de emplear la fuerza bipolar masculina y femenina
por medio de la doble médula espinal, iluminada y llena de energía potencial por los fuegos
espirituales de Neptuno (voluntad) y Urano (amor e imaginación). Esa energía creadora concibe
en ambos hemisferios cerebrales, regidos por Marte y Mercurio, un vehículo apto para la
expresión del Espíritu, arquetipo que es luego enviado y materializado en el mundo mediante la
palabra creadora. Con ese poder pueden, pues, perpetuar su existencia física y crearse,
a voluntad, un nuevo cuerpo antes de abandonar el anterior.