¿QUIEN ERA JESÚS – CRISTO Y POR QUÉ VINO A LA TIERRA?
(ver otras conferencias esotéricas sobre los cuerpos y los mundos)
El ser humano tiene un cuerpo etérico que es la vida que anima el cuerpo físico; otro llamado
de deseos que es el incentivo para la acción y origen de nuestros sentimientos, deseos y
sentimientos; y otro llamado mental que es el que utilizamos para discernir y pensar. Todos son
importantes e imprescindibles para su evolución a través de las experiencias en la Tierra, pero el
de deseos tiene gran importancia en el asunto que analizamos.
Cuando aún no habíamos desarrollado la razón -la mente- y vivíamos en un estado de
inconsciencia del mal –en el paraíso-, es decir, no éramos responsables de nuestros actos
porque aún éramos inconscientes de ellos, los Ángeles Luciferes -la serpiente de la tentación-
despertaron en nosotros el interés por el mundo físico de forma egoísta. Esto hizo que naciera
el “Yo”, que nos hiciéramos auto-conscientes al reconocernos a nosotros mismos y comprobar
que podíamos crear otros seres. Estos Ángeles se valen de nosotros para su propia
evolución a la vez que nos benefician en despertar los deseos, el libre
albedrío y el ejercicio de la voluntad.
Pero el hombre cayó en el egoísmo, la lujuria y la pasión por su falta de razonamiento y por
dejarse llevar por sus deseos y pasiones. Eso fue creciendo de tal forma que en vez de
purificar el cuerpo de deseos por medio de la razón, lo fuimos empeorando aumentando el
mal en el mundo del deseo después de la muerte hasta el punto de no encontrar materia más
pura para elevar nuestros cuerpos antes del nuevo renacimiento.
Normalmente, cuando abandonamos el cuerpo físico en lo que llamamos muerte, nos llevamos
la película de nuestra vida para extraer de ella el beneficio de la vida pasada y para examinar
el mal que hemos hecho y purgarlo para que nos sirva como”conciencia” en la próxima vida.
Pues bien, en esa época no extraíamos casi nada de bien y hacíamos mucho mal, por lo que
casi pasábamos desde el purgatorio a la nueva vida sin pasar por el cielo. Por ese camino
hubiéramos terminado todos perdidos en el mal y por eso necesitábamos una ayuda
extraordinaria que purificara la materia del Mundo de Deseos para poder salvarnos de la
perdición, es decir, una ayuda que nos pudiera dar materia más pura que fuera
origen de sentimientos y deseos elevados.
Jesús era el ser más puro y evolucionado de nuestra humanidad, y sus cuerpos estaban tan
purificados como los de los Arcángeles. Al tener la conciencia de estos elevados seres y
saber que él era el único capaz de hacer de intermediario entre los Arcángeles y la humanidad,
hizo que ofreciera sus cuerpos para que los utilizara el Arcángel Cristo durante tres años para
así librarnos del infierno que habíamos creado y de la intensa influencia de los
Luciferes que están por debajo de Él.
Los Arcángeles son la humanidad natural del mundo del deseo como nosotros lo somos
del físico y el Arcángel Cristo es el ser más evolucionado de ellos como Jesús lo es de la
nuestra, con la diferencia de que ellos están por encima de nosotros y de los Ángeles y luciferes.
Su evolución le permitía estar en contacto con el reino del Padre, -como algunos humanos
han alcanzado el nivel de los Ángeles- y por eso es el mediador entre Dios y nosotros,
Él era el más cualificado para salvar al mundo.
Su misión consistió en: 1º. Dar un nuevo mensaje para acabar con la Ley del Talión, y 2º.
Salvar a los que estaban perdidos. Para eso tenía que vivir en un cuerpo físico de tan elevada
espiritualidad que pudiera resistir sus elevadas vibraciones -y lo hizo gracias a los Esenios- y
morir derramando su sangre en la tierra para así descender a los “infiernos” y limpiarlos de
maldad, es decir, purificar las regiones inferiores del mundo de deseos. Su ejemplo,
sacrificio y enseñanzas las conocemos en parte gracias a los evangelios, pero el sentido de
su muerte no lo saben nada más que los que están capacitados para leer en la memoria
de la naturaleza y los que han estudiado las enseñanzas dadas por estos iniciados.
En el momento de la muerte, el cuerpo arcangélico de Cristo compenetró -como el aire compenetra
el líquido- el Mundo del Deseo del planeta y purificó y transformó por medio del sufrimiento la
maldad que había creado la humanidad, y gracias a ese sufrimiento –y al físico- la humanidad
encontró materia purificada después de la muerte para renacer con deseos e incentivos para
construir una vida más pura desde el punto de vista moral y espiritual. Desde entonces y hasta
ahora tenemos cada vez más oportunidades de desarrollar las virtudes del Espíritu.
Cristo se hizo cargo del desarrollo espiritual de la humanidad -por eso se dice que es nuestro
salvador- y cada año desciende en navidad y deja su impulso espiritual para que nosotros
encontremos esa ayuda después de cada muerte y en la vida misma, para que así podamos
purificarnos y preparar una vida más elevada antes de renacer.
Por consiguiente, Él fue nuestro salvador y Él sigue sufriendo por nosotros cada año hasta que
estemos tan purificados como para valernos por nosotros mismos. Entonces
volverá y entregará Su Reino –su obra- al Padre.
CÓMO SE GRABÓ LA IMAGEN
El mayor misterio para los científicos aún sin esclarecer, es cómo se pudo grabar la imagen
en la Sábana y la desaparición de su cuerpo.
Es curioso saber que: 1º. La imagen no atravesó el lienzo.
2º. Que la imagen tridimensional se ve más marcada donde el lienzo estaba
más en contacto con el cuerpo.
3º. Que la imagen es como un negativo fotográfico
4º. Que no hay indicios de que la imagen se hiciera manualmente en una dirección o en
otra sino que se hizo como un flash.
Hay quien piensa, como fruto de sus investigaciones, que la imagen
se grabó por medio de una reacción
química en el cuerpo. Es lógico y están en lo cierto, puesto que
la aceleración de las vibraciones
que causaba el cuerpo arcangélico de Cristo sobre el de Jesús tuvo que dejar algún tipo de
impresión energética, sobre todo donde estaba en contacto con el cuerpo.
Según un físico de la NASA tuvo que ser por “una radiación de alta energía en un corto
espacio de tiempo”, y aunque esta afirmación ha sido rechazada tiene su lógica puesto
que la radiación tuvo un efecto inverso, o sea, una reabsorción de la materia a su origen.
Por eso los científicos no encuentran explicación de cómo un cuerpo puede emitir tal calor
e intensidad de luz. Si, como sabemos, un sistema solar se forma a partir del movimiento –
por ejemplo en una nebulosa- que produce calor, luz y solidificación de las partículas hasta
formar los planetas físicos, sólo tenemos que invertir esa formación para comprender lo
que pudo ocurrir con el cuerpo de Jesús. La misma vibración y vida que atrae materia etérica, l
a transforma y la anima para su uso, en el momento en que ha cumplido su misión, el espíritu creador
la abandona para que esa misma materia vuelva al caos; eso es, al fin y al cabo, lo que hacemos
nosotros con nuestros cuerpos después de la muerte pero en un grado muy inferior a Cristo.
Si esto lo analizamos sabiendo que la materia es energía y que hubo un sentido inverso a
la manifestación de toda forma física, lo entenderemos mejor. Esta teoría explicaría también el
porqué parece que, según las marcas en la Sábana, en el momento de la desaparición del
cuerpo, éste estuvo flotando durante un tiempo.
Por otro lado, las investigaciones no dicen nada acerca de que el cadáver estuviera en proceso de
descomposición, es lógico puesto que las altas vibraciones avivan
la materia hasta hacerla desaparecer
sin dar tiempo a que se descomponga, por ejemplo: La electricidad tiene un grado muchísimo
más elevado de vibraciones por segundo que el calor y esto mismo ocurre con todas las
formas, fuerzas y cuerpos de espíritus, luego entonces, las vibraciones de Cristo
desintegraron la materia sin dejar rastro de la misma.
Para que la imagen quedara grabada tuvo que estar al menos 24 horas, pero a la vez, para
que esa imagen no se destruyera por el efecto de la descomposición, tampoco pudo estar
más de 3 días. Esto concuerda con lo que sabemos de que Cristo desaparecía de la vida
pública de vez en cuando, y el motivo era porque dejaba el cuerpo de Jesús en manos de
los iniciados Esenios para que controlaran sus elevadas vibraciones que podían
consumir y matar el cuerpo físico.
También sabemos que cuando Cristo se apareció a María Magdalena, dijo que no le tocara
porque aún no estaba con el Padre, lo que significa que el proceso aún no había concluido.
Sabiendo todo esto cabe preguntarnos: ¿Qué sentido tiene y por qué se ha conservado
la Sábana Santa hasta nuestros días?