FRANCISCO NIETO VIDAL
Por lo general, las Escuelas, Órdenes, Fraternidades y Logias suelen realizar dos tipos de trabajo,
uno público en el cual se suelen hacer lecturas, conferencias, coloquios, etc.; y otro interno o privado
donde haré más hincapié en esta conferencia. En los trabajos internos debe haber un conocimiento
oculto o esotérico de lo que se hace por parte de los miembros, es más, si no hay conocimiento
y colaboración no puede dar buenos resultados. Lo ideal es que estos miembros tuvieran ya
cierto grado de pureza por haber superado gran parte de sus defectos y que tuvieran una
actitud como quien se encuentra en un recinto sagrado. Por otro lado, los miembros también
deben ir preparados tanto mental como sentimentalmente para crear una unificación de
pensamientos durante el ritual para que éste sea fuerte y puro y no pueda quedarse en el
Mundo del Deseo, y para eso deben elegirse (si hubiera que hacerlo) temas elevados y no
permitir que salga de ningún miembro ni el más mínimo mal sentimiento o deseo. Por
ejemplo, en el Servicio del Templo de la Fraternidad Rosacruz, una persona del grado de
Probacionista debe leer un artículo o conferencia, pues bien, ese texto, además de
identificarse con las enseñanzas de la Fraternidad Rosacruz no deben contener nada
personal ni que pueda hacer pensar mal o crear malos sentimiento a sus oyentes.
Esto hace que la reacción unificada de las mentes de los asistentes dé tal fuerza al
pensamiento-forma grupal que podría alcanzar el Mundo del Espíritu de Vida. Al igual que un aspirante a la iniciación puede atraer la atención de un Maestro o Hermano
Mayor, también los Centros donde se desarrollen los conocimientos y el aspecto devocional
y espiritual, suelen atraer la atención de estos hermanos más adelantados; de hecho, en
algunas reuniones o servicios, parece como si se notara la presencia de alguien especial.
De cualquier forma, los rituales concebidos por los Hermanos Mayores y descritos por
iniciados, por sí mismos tienen el poder de abrir un canal para que descienda la energía divina
del plano inmediatamente superior. El valor de un ritual se centra en la conciencia y, por tanto,
el mayor beneficio de un ritual se obtiene cuando hay un conocimiento sobre el mismo. Hay
quien piensa que los rituales solo sirven para exaltar la conciencia, y es cierto, pero
gracias a la exaltación se contacta con las fuerzas espirituales. Aunque podríamos decir que el
oficiante es el mago dentro de la ceremonia o ritual, son los participantes los que crean la atmósfera
necesaria para que se produzca la magia que hará que las fuerzas espirituales tomen partido
en ella; por eso es un deber de los mismos poner lo mejor de su parte y hacer los trabajos
mentales necesarios. Cuando un miembro está centrado en asuntos elevados y lo hace con intensidad y
concentración, alcanza las regiones superiores, y esto actúa como canal para que haya una
respuesta, por tanto, ¿Qué no se podrá conseguir si todos los miembros están unidos como
una misma nota-clave? Eso mismo se puede hacer cuando en la ceremonia o ritual se tratan
aspectos devocionales profundos donde se generen pensamientos y sentimientos que puedan
beneficiar a la humanidad o a determinadas personas, entonces el pensamiento-forma grupal
será más poderoso y podrá hacer mayor bien incluso a sus creadores. Un miembro de una
Fraternidad o Logia no debe ser inactivo ni tomarse un ritual o un Servicio como algo
monótono y aburrido porque estos trabajos pueden ser de gran ayuda
a la humanidad y a los miembros mismos. Es importante, por consiguiente, que haya asistencia y colaboración en las fraternidades y
logias, ya que cumplen una labor que ayuda al desarrollo espiritual de la sociedad. Tampoco
debería ocurrir lo que ocurre muchas veces en que las actividades, propuestas, iniciativas, etc.
dependan de una persona porque, si ocurre eso, cuando esa persona falte puede desmoronarse
toda la obra. La fraternidad debe ser valorada por la riqueza de vida espiritual que contenga y
no por las personas o actividades que nada tengan que ver con el conocimiento que se debe
impartir ni con los servicios o rituales. Las fraternidades, logias, escuelas y grupos tiene su propia
identidad pero todas forman un cuerpo o energía unificadora que ayuda en la evolución de la
humanidad, ese es el motivo por el cual los diferentes Maestros y Hermanos Mayores las crearon y
las mantienen siempre que haya un trabajo espiritual. Una escuela es un vehículo formado por
células (personas) cuya misión es servir como elementos de desarrollo en la sociedad, puesto
que ellas son receptoras e intermediarias de influencias superiores y de una sabiduría oculta.
Es más, cada miembro debería considerarse ejemplo de sabiduría, amor, fraternidad y
servicio altruista; eso enriquece la escuela y atrae a nuevos miembros. Lo cierto es que los rituales fueron creados por las Jerarquías que guían y ayudan en el
desarrollo y evolución de la humanidad, pero su verdadero significado es casi un misterio para
la mayoría de las personas. Al igual que con los mitos antiguos y con los cuentos infantiles se
intenta imprimir una serie de verdades y enseñanzas en la conciencia de las personas, también
en los rituales se intenta hacer lo mismo por medio de sus aspectos esotérico y exotérico. El
aspecto exotérico es la representación de algo (según quién y dónde se haga) por medo de
una serie de objetos, sonidos, colores o substancias que tienen como meta crear una imagen
global que se imprima en la conciencia como una Verdad; todos los elementos que componen
este cuadro pictórico tiene una simbología especial. El segundo aspecto de estas ceremonias,
el aspecto oculto y esotérico, se relaciona con la existencia de los mundos invisibles y con
las Jerarquías que allí existen y que ayuda a la
humanidad. Por consiguiente, estos rituales son medios, hilos de comunicación, entre el mundo
físico y los mundos invisibles que, a su vez, intercambian y manifiestan una serie de energías. El papel principal, como por ejemplo en la Eucaristía, (cuyo sacerdote tiene el poder por haber
sido ordenado) es del oficiante, el cual, como en el resto de ceremonias, debería ser consciente de
lo que hace. Él colabora para que lo visible alcance lo invisible y para que el trabajo de los
asistentes tenga una respuesta, pero su papel principal es hacer esa unión de los mundos
para poder hacer que una energía espiritual descienda al mundo físico para que actúe como en
su propio mundo; es decir, invocar una serie de fuerzas espirituales para que afecten a lugar donde
se hace el ritual y a las personas que allí se encuentran. Este es el motivo por el cual tiene gran
importancia los objetos sonidos, colores y demás símbolos de una ceremonia, todo lo que se diga,
piense y haga en una ceremonia o ritual tiene una representación, como efecto, en los mundos
invisibles. Estas singulares representaciones, palabras, plegarias, símbolos, etc. son el
lenguaje con las cuales nos comunicamos con las Jerarquías superiores y con las que
hacemos la llamada para que acudan los Ángeles y sus elementales colaboradores
para que se cumpla el objetivo del ritual. Desde el mismo comienzo, estas ceremonias crean la atmósfera necesaria y predisponen los
cuerpos de los asistentes para que puedan ser receptores de las energías que se van a invocar.
Pero si el asistente asiste ya predispuesto y es consciente de lo que va a ocurrir, se ayudará
mucho él mismo porque facilitará la influencia de dichas fuerzas espirituales procedentes de
los mundos superiores. En ciertos servicios, como ocurre con los de la Fraternidad Rosacruz
donde hay unos himnos cantados, se consigue, o se debería conseguir, un equilibrio y armonía
que preparen los cuerpos de los asistentes en ese sentido por medio de la multiplicidad de
voces entonando una misma nota-clave que fue elegida y escrita con una muy determinada
intención. Algo similar ocurre con las Palaras de Poder que se utilizan, bien solo por parte del
oficiante o bien en las que también intervienen los miembros de la religión, escuela o logia. Por ejemplo:
Iglesia Católica: “Rogad hermanos, para que este sacrificio, mío y vuestro, sea agradable a Dios
todopoderoso”; a lo que se responde: “El Señor reciba de tus manos este santo sacrificio en
honra y gloria de Su Nombre para nuestro beneficio y el de toda su Santa Iglesia”. En el caso de
la Fraternidad Rosacruz de Max Heindel: “Mis queridos hermanos y hermanas, que las
Rosas florezcan en vuestras cruces”, a lo que se responde: “Y en la tuya”. Estas palabras tienen la intención de que se produzca un acercamiento, una manifestación
de hermandad y una voluntad de hacer algo juntos, pero esta unión y buena voluntad y deseo,
también alcanzan los mundos invisibles y obtienen respuesta. Son las vibraciones del sonido,
de la palabra acompañada del pensamiento y del sentimiento adecuado los que alcanzan esos
mundos, y dependiendo de la intención, pureza y sentimientos que se pongan así serán los
niveles que alcancen y las respuestas que se obtengan. Cuando una persona, consciente de
lo que ocurre en esos lugares, acude a una ceremonia o servicio con sentimientos devocionales
y fraternales debería sentir los efectos de lo invisible desde los primeros momentos en que
suene la música o se digan las palabras claves que atraen la atención de los Ángeles. Todos
los objetos y símbolos utilizados en un ritual son magnetizados (consagrados) durante el mismo,
bien por el oficiante o bien por las entidades que intervienen intermediarias también para
que las fuerzas espirituales más elevadas puedan ayudar en el desarrollo a los asistentes.
Por tanto, a mayor contacto con ellos, a mayor receptividad consciente de las energías
influyentes, y cuanta más pureza y devoción, más beneficio espiritual se recibe de dichos
seres. Cada signo y cada símbolo tienen su función y su ayuda para los miembros
presentes, es igual que sea el signo de la cruz que los pensamientos y
sentimientos que se emitan en relación con un emblema.
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