
Cada mañana al despertar, pensemos que lo más importante es vivir
hoy bien. De alguna forma el pasado siempre está vivo, sigue
actuando en nuestro presente pero no tenemos la obligación de
cederle el poder. Es al presente a quién debemos darle el poder
para que domine al pasado, que lo venza, incluso, para
transformarlo.
Cuando el pasado era el presente, era todopoderoso. Ahora que es
pasado, está subordinado al presente, y es el presente quien
tiene la voz cantante. El pasado se ha cumplido y el futuro está
precisamente «por venir». Es el presente el que debe imponer su
voluntad con el fin de transformar el pasado y orientar el
futuro.
Saludos.