Tu Mayor Bien Reside en la Conciencia Espiritual
Debes entender en qué reside tu mayor riqueza.
Dondequiera que estés, cualesquiera
que sean tus responsabilidades,
tu mayor felicidad reside en la vida armoniosa.
. El bien y el mal no son creaciones
del hombre, pero el pecado y la
virtud sí. Estos son el resultado
de tu aceptación del bien o del mal.
En la conciencia espiritual,
tu conciencia se dirige hacia el bien –
hacia Dios. Recuerda estas simples premisas:
Controla los sentidos. Gira estas cinco
antorchas hacia tu interior durante la meditación.
En ese silencio interior conocerás
la belleza y la felicidad - más allá de
la imaginación materialque
es Dios. Los sentidos no mantienen
sus promesas de felicidad. Si tienes todo lo que
quieres de este mundo,
verás que aún deseas algo más;
y tu felicidad será una esclava de tus
posesiones. Para ser totalmente feliz
y libre debes ser un hombre de renunciación -
aquel que es el amo de sus sentidos y no está
atado a sus pertenencias.
La verdadera renunciación
significa renunciar a la conciencia
material en favor de la conciencia espiritual.
Controla tus hábitos y tu comportamiento.
Una vida de armonía espiritual - vivida en el
contexto de un individuo, la familia, la nación,
el mundo- requiere una cooperación
voluntaria con las normas de la buena conducta,
y la comprensión y la cooperación con los
demás. Las reglas de la armonía espiritual
son más importantes que las de la armonía material.
Síguelas estrictamente.
Sé tu propio juez. Si el veredicto es que
has actuado erróneamente,
debes corregirte. De otra forma,
tu mala conducta actuará sobre ti como un boomerang.
Aún mejor, guía tus acciones mediante
la voz interior de la conciencia espiritual,
para así no actuar mal.
Lleva una vida equilibrada.
Vive en armonía con las leyes divinas
que gobiernan los deberes materiales y espirituales;
la salud; la prosperidad y las relaciones humanas .
No dejes a nadie fuera de tu amor.
Mantén a todos en tu corazón
y ellos te mantendrán en el suyo. Serás
un rey en el trono, controlando su amor
y influenciándoles para hacer el bien, no mediante la
fuerza, sino mediante el amor.
PARAMAHANSA YOGANANDA