LOGROS DE LA REVELACION
1 Lograr un cambio en nosotros mismos.
Jesús en su discurso sobre la religión dijo: “Os he llamado para volver a nacer, para renacer del espíritu. Os he llamado de las tinieblas de la autoridad y el letargo de las tradiciones a la luz trascendental de la comprensión de la posibilidad de hacer por vosotros mismos el mas grande descubrimiento posible para vuestra alma humana...... así pasarás de las tinieblas a la luz, de la fe racional heredada, a una fe personal alcanzada por experiencia real.... Pág. 1731-1
El primer logro y punto de partida es aprovechar la dirección de El Libro de Urantia para transformarnos nosotros mismos, es decir, hacer en nosotros prácticas sus enseñanzas. Cruzar el umbral del nacimiento espiritual, dirigirnos a la entrada que conduce al Reino de Dios en nuestro corazón y practicar la religión personal, hacer visible la verdadera realidad que es espiritual.
Llegamos al Libro de Urantia a través de nuestra búsqueda espiritual y nos unimos a un grupo de lectores con el deseo de compartir el hambre espiritual. El libro aclara y enseña las bases mismas de la humanidad, la constitución de nuestra personalidad y la inmensa ayuda espiritual que está a nuestra disposición al lograr contacto con Dios. Con El Libro de Urantia podemos tener la suficiente claridad para desarrollar nuestra fe en el Padre. Esta nueva revelación ampliamente supera los conceptos que anteriormente teníamos sobre el escaso conocimiento de Dios y el universo. Particularmente nos nuestra el amor del Padre, y cómo la amistad con El, es la mas grande y verdadera relación, que nos guía con certeza para comprender la relación amorosa con nuestros hermanos, como parte del desarrollo del verdadero sentido del vivir con amor y servicio. El amor a Dios y el servicio a nuestros hermanos es lo que mueve a las personalidades inteligentes en todo el universo. Nuestro crecimiento espiritual, es comparable al crecimiento de una planta que necesita agua y nutrientes para vivir. Así iluminados por la asistencia divina aprendemos a resolver de acuerdo al criterio divino las experiencias que nos trae la vida día a día y a obrar en las relaciones con los demás seres humanos. La oración y adoración al Padre es el alimento y el crecimiento de nuestra alma.
Carlos Zapata