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INICIACIÓN: QUÉ ES Y QUÉ NO ES
Primera Parte
No es un suceso raro ser preguntado respecto a la Iniciación y hemos sido
frecuentemente también requeridos a asegurar si esta orden o aquella sociedad
es genuina y si las iniciaciones que ofrecen a todos sus aspirantes que pagan
su por qué, son "bona fide". He aquí porque se siente la necesidad de escribir
un tratado sobre la materia a fin de que los estudiantes de La Fraternidad
Rosacruz puedan tener una afirmación oficial para guía y referencia en lo
futuro.
En primer lugar debe quedar claramente entendido que nosotros
consideramos reprensible o censurable formular críticas de una u otra sociedad
u orden, sean las que sean sus prácticas. Puede ser perfectamente sincera y
honesta de acuerdo con sus ideas. No creemos que podamos crecer en la
opinión de las personas sensatas por el hecho de hablar de otros en términos
disparatados, ni tampoco trabajamos bajo la ilusión de que nosotros
conocemos toda la verdad y las otras sociedades están sumidas en las tinieblas
de Egipto. Nos reiteramos en lo dicho a menudo anteriormente de que todas
las religiones han sido dadas a la raza humana por los "Ángeles Guardianes"
quienes conocen las conveniencias espirituales de cada clase, nación y raza y
tienen la inteligencia de dar a cada uno una forma de adoración perfectamente
aplicada a su necesidad particular; así es que el Hinduismo es apropiado para
el Indio, el Islamismo para el árabe y la Religión Cristiana, para los nacidos en
el hemisferio occidental.
Las Escuelas de Misterios de cada religión proporcionan a los miembros más
avanzados de la raza o nación que la practica, una más alta enseñanza que, si
es vivida, les lleva a una más alta esfera de espiritualidad que sus hermanos en
religión. Pero al igual que la religión de las razas atrasadas es de un orden
inferior a la religión de las avanzadas, las naciones cristianas, así también la
enseñanza de los Misterios del Este es más elemental que la del Oeste, y el
iniciado indio o chino está en un correspondiente peldaño inferior en la
escalera del Progreso, que el de los místicos occidentales. Hay que ponderar
mucho y bien esta afirmación a fin de no caer en el error de la gente extraviada
que trata de persuadir a los demás de que la religión cristiana es cruda y
grosera comparada con los cultos orientales.
Siempre hacia el Oeste, en el despertar del brillo del sol, la luz del mundo, ha
sido la estrella del imperio y ¿no es razonable suponer que la luz espiritual ha
seguido los pasos de la civilización, y que incluso la haya precedido, como el
pensamiento precede a la acción....? Nosotros sostenemos que éste es el caso,
que la Religión Cristiana es la más suave que haya sido dada al hombre y
repudiar la Religión Cristiana ya sea esotérica o exotérica, por cualquier
sistema antiguo, es análogo a preferir los libros de texto antiguos, en ciencia, a
los más modernos que abrazan todos los descubrimientos hasta el día.
Tampoco deben ser las prácticas de los aspirantes del Este a la más alta vida,
imitadas por los occidentales; nos referimos particularmente a los ejercicios de
respiración. Ellos son tan beneficiosos como necesarios para el desarrollo del
indio, pero no ocurre así con el aspirante del Oeste. Para éste es peligroso
practicar ejercicios de respiración para el desenvolvimiento del alma y aún
serían hasta subversivos para tal desarrollo y son, además, absolutamente
innecesarios. La razón es ésta:
Durante la involución, el espíritu triple se ha incrustado gradualmente en el
triple cuerpo. En la época Atlántica el hombre estaba en el nadir de la
materialidad. Ahora estamos nada más que en el punto más bajo del arco de la
involución, e iniciamos la salida al arco de la evolución. En este punto, la raza
humana queda emparedada en esta prisión terrena hasta el punto de que las
vibraciones espirituales quedan casi muertas. Esto es, naturalmente, muy
cierto para las razas atrasadas y las clases bajas del mundo occidental. Los
átomos en los cuerpos de tales razas atrasadas vibran con intensidad
excesivamente baja y cuando, en el transcurso del tiempo, uno de estos
pueblos se desarrolla hasta el punto donde es posible adelantarlo por el camino
del progreso, es necesario elevar la nota vibratoria de ese átomo, a fin de que
el cuerpo vital, que no es más que el agente para el desarrollo oculto, pueda
hasta cierta extensión, ser libertado de la fuerza aniquiladora del átomo físico.
Este resultado se obtiene por medio de los ejercicios de respiración, los cuales,
oportunamente, aceleran las vibraciones de los átomos y permiten llevar a
cabo el desarrollo espiritual necesario a cada individuo.
Estos ejercicios pueden ser usados igualmente por un buen número de seres
del mundo occidental, especialmente aquellos que no están dirigidos
deliberadamente hacia un sendero espiritual. Pero aún entre aquellos que
anhelan el desarrollo de su alma, hay muchos que no han llegado al punto en
que los átomos de sus cuerpos han evolucionado hasta tal fuerza de vibración
que la aceleración fuera de medida les perjudicaría. En estos casos los
ejercicios respiratorios no causarían daño; pero ordenados a personas que
están realmente en el punto en que pueden penetrar en el camino del progreso,
ordinariamente fuera del alcance de los indios, es decir, para sus precoces
hermanos de acá del Oeste, en otras palabras, cuando está casi terminada su
preparación para la iniciación, en cuyo momento debe hacer uso de los
ejercicios espirituales, entonces el caso es bien distinto. Durante las épocas
incontables que hemos empleado en nuestra evolución desde los tiempos en
que estábamos en cuerpos de indios, nuestros átomos han acelerado su grado
de vibración enormemente y como queda dicho en el caso de uno que está
realmente cercano a su Iniciación, el grado vibratorio es más alto que el del
término medio de hombres y mujeres. En consecuencia, no necesita ejercicios
de respiración para acelerar este grado, sino ciertos ejercicios espirituales que
le sean individualmente apropiados para adelantarle en el buen camino.
Si un individuo en este crítico período se encuentra con alguien que
ignorantemente o, sin escrúpulos, le recomienda ejercicios de respiración y
sigue sus consejos deliberadamente con la esperanza de "obtener rápidos
resultados", los obtendrá, sí, rápidamente, pero de una manera que no
esperaba, puesto que el tipo vibratorio de los átomos en su cuerpo llegarán a
ser acelerados hasta un grado que le parecerá que camina por los aires;
entonces, también tendrá lugar en su cuerpo vital alguna división impropia, lo
que le acarreará o bien la consunción, o bien alguna enfermedad. Por lo tanto,
grabado profundamente en vuestra conciencia, con caracteres de fuego, lo
siguiente: "La Iniciación es un proceso espiritual y los procesos espirituales no
se pueden realizar por medios físicos, sino únicamente por medio de ejercicios
espirituales".
Hay muchas órdenes en el Occidente que proclaman iniciar a cualquiera que
pague por ello. Algunas de estas órdenes tienen nombres muy parecidos al de
la nuestra y se nos pregunta constantemente por nuestros estudiantes afiliados
a nosotros. A fin de dejar esto bien sentado de una vez y para siempre,
debemos decir que La Fraternidad Rosacruz ha enseñado constantemente que
ningún beneficio espiritual puede ser ajustado por dinero. Si se recuerda esto
se comprenderá que no podemos tener concomitancia alguna con cualquier
orden que pida dinero para la transmisión de poderes espirituales. El que posea
algo de naturaleza espiritual y lo pueda dar a los otros, no lo mercantilizará. A
este efecto recibí un mandato especial de los Hermanos Mayores en el Templo
Rosacruz al encargarme que fuera al mundo de habla inglesa como su
mensajero, indicación ésta que yo no pretendo que se me crea salvo en el caso
de que se vea justificada por sus frutos.
Una vez dicho esto volvamos a la Iniciación: ¿Qué es? ¿Es una ceremonia
como la anuncian estas otras órdenes? Si es así, cualquier orden puede
ciertamente inventar ceremonias de clase más o menos fastuosa. Pueden apelar
a la emoción por medio de vestidos vaporosos o por el fragor de espadas;
pueden apelar al sentido de la admiración o del miedo arrastrando cadenas o
haciendo sonar gongos de profundas voces, produciendo así en sus miembros
una "sensación oculta". Muchos se divierten con las aventuras y experiencias
del héroe del "Hermano de tercer grado", creyendo que esto es la Iniciación,
pero yo aseguro que dista mucho de ser así. Ninguna ceremonia puede ofrecer
a ningún individuo aquella experiencia interna, que constituye la Iniciación, a
pesar de lo que por ella se haga pagar o la solemnidad de los juramentos,
importando poco también cuán hermosa o terrible sea la ceremonia, ni lo
sugestivo de las vestiduras, de la misma manera que pasar por una ceremonia
no puede convertir a un pecador y hacer de él un santo, pues la conversión es
para los religiosos exotéricos exactamente lo que la Iniciación es para el
misticismo elevado. Considérese este punto profundamente y se tendrá la
clave del problema.
¿Puede creerse que alguien podría ir a un sujeto de carácter depravado y
comprometerse a convertirle por una suma cualquiera y cumplir su
compromiso? Seguramente es de suponer que ninguna cantidad de dinero
podría lograr aquel cambio en el carácter de un hombre. Pregúntese a un
converso donde encontró su religión y cómo la obtuvo. Uno diría que la
recibió en plena calle y deambulando; otro que la luz y el cambio le vinieron
en la soledad de su cuarto; otro que la "luz penetró" en él como le penetró a
Pablo en el camino de Damasco, forzándole a cambiar. Cada uno tiene una
experiencia diferente, pero es siempre y en cada caso una experiencia interna y
la sola manifestación exterior de aquella sensación interna es la de que cambia
toda la vida del hombre desde el más insignificante al más importante de los
Lo mismo ocurre con la Iniciación: es una experiencia interna, del todo ajena y
aparte de cualquier ceremonia, sea la que fuere y como consecuencia es
totalmente imposible que alguien pueda venderla a cualquier otro. "La
iniciación cambia toda la vida de un hombre". Le da una confianza que nunca
había poseído. Le cubre con un manto de autoridad que nunca le podrá ser
arrebatado. Sean las que fueren las circunstancias de la vida, derrama una luz
sobre todo su ser, que es simplemente encantadora. Pero ninguna ceremonia
puede efectuar este cambio. Por lo tanto tenemos como bueno que aquel que
ofrece la iniciación en cualquier orden ocultista por medio de ceremonias y a
todo aquel que pueda pagarla, se califica a sí mismo de impostor, pues al
verdadero maestro, si se le aproximara un aspirante con ofertas de dinero para
el alcance espiritual, le contestaría indignado con las palabras que Pedro dijo a
Simón el Mago, al ofrecerle dinero para obtener poderes espirituales: "Tu
dinero perecerá contigo".
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