Si bien, en nuestros tiempos modernos, personajes famosos como Stephen Hawking,
aseguran que debe haber vida extraterrestre fuera del planeta tierra, no debería
representar una novedad puesto que en los años 60 y 70 del siglo pasado se hicieron
ciertos programas que trataban de averiguar si hay vida inteligente en otros planetas
incluso ajenos a nuestro sistema solar. Las probabilidades, según los cálculos
de algunos astrónomos, son muchas teniendo en cuenta que el planeta Tierra
hace una órbita alrededor de su estrella, el Sol, pero que éste es solo una estrella
más entre los millones que existen en nuestra galaxia. Si a esto añadimos
que en el universo infinito hay millones y millones de galaxias, es lógico
pensar que en algún planeta pueda haber una vida similar a la
que buscan los científicos y astrónomos.
La ciencia, o más concretamente la astronomía, no ha escatimado recursos
para crear sus proyectos, radiotelescopios de más de 300 metros de diámetro,
sondas portadoras de mensajes y otros sistemas para captar las posibles
señales del espacio. Por supuesto que, hasta ahora, no ha dado ningún
resultado ni con las antiguas y variadas frecuencias de ondas ni con las modernas
y altas frecuencias llamadas “rayos gamma”. Pero claro, cuando la mayoría
de las personas hablan de respuestas, piensan en un origen cercano sin tener
en cuenta que, el recorrido de una señal en el espacio (distancia entre el emisor
y el receptor) puede tardar tanto que cuando llegue al receptor es muy posible
que el emisor ya no exista. Por ejemplo: una señal lanzada a mil años luz
desde la Tierra tardaría mil años en llegar a su destino y, por
consiguiente, otros tantos para volver.
Los astrónomos buscan formas de vida desarrolladas e inteligentes que
puedan responder a nuestra llamada pero, ¿Quién crea a quién? La forma, la
materia, no tiene inteligencia ni es inteligente tal y como lo entiende la mayoría
de las personas porque, si fuera así, todo objeto material demostraría inteligencia.
Con esto quiero decir que, según la Tabla Periódica, la materia tiene su origen
en los átomos y nuestros cuerpos físicos tienen átomos de la misma clase
que los que hay en otros muchos objetos físicos no inteligentes. Es fácil
comprender, según lo dicho en estas líneas, que la inteligencia o “razón”
tiene su origen en el desenvolvimiento y evolución de la materia. El átomo
mismo, de donde se dice que procede la vida, es como un pequeño sistema
solar donde hay órbitas y leyes de atracción y de repulsión entre sus componentes,
luego entonces, podríamos hablar de cierto grado de “deseo” e “inteligencia”
pero ese ínfimo grado de inteligencia no puede llegar a humano si no se
relaciona con infinidad de átomos (forma física) los cuales responderán
a los impactos externos (como pueden ser: golpes, sonido, luz, frío,
calor, etc.) según vayan formando parte de los diferentes especies y reinos.
La vida, procedente de un Ser Inconmensurable al que normalmente
llamamos Dios, (no un dios personal) es la que penetra en la materia
para animarla pero antes de manifestarse en la materia o forma (átomos)
se manifiesta en el éter, o sea, en las partículas etéricas (no materia) invisibles
a nuestra visión como es el magnetismo o la electricidad. Y es esta Vida Divina
envuelta en una forma etérica la que hace de molde para que los átomos de los
cuerpos y formas se mantengan unidos y manifiesten respuestas casi
imperceptibles en el mineral pero cada vez más notable en los reinos vegetal y
animal. Según esta vida evolucionante va utilizando cada vez más los cuerpos
formados por átomos muy experimentados (receptores y emisores) así va
mostrando ciertas “respuestas inteligentes” como podemos observar en ciertas
especies vegetales y en los animales. Y es, por tanto, la vida divina que habita
la forma material la que origina respuestas cada vez más inteligentes según
va experimentando cada vez más hechos y circunstancias nuevas. Y ahora
surge la pregunta pertinente ¿y qué es la conciencia? La conciencia es la
asimilación interna de la quinta-esencia de las experiencias. Así es que,
la vida crea la forma, la forma desarrolla la inteligencia y, esa vida inteligente
que experimenta en la forma, obtiene conciencia del mundo al que
pertenece y más tarde de sí misma, ese es el hombre.
Podríamos decir que lo mismo que algunos científicos y astrónomos ven lógico
que pueda haber vida inteligente en la galaxia donde se encuentra nuestro
sistema solar, así mismo vemos lógico los ocultistas que haya vida inteligente
en planetas y formas no materiales. Aunque algunos afirman que la vida no
tiene porque proceder del átomo de hidrógeno sino que también puede tener
su origen en el metano, silíceo o carbono, todavía no se atreven a afirmar
que también puede existir en formas que no vemos. Todo el universo
manifestado materialmente se ha desarrollado y da muestras de ser
formas inteligentes, como ocurre con nuestro organismo (las funciones
de los órganos, los cuales no hacemos voluntariamente ni somos
conscientes de ellas) y con las fuerzas y partículas existentes en el átomo.
Antes de que el hombre inventara tantísimos aparatos como ha inventado para
detectar fuerzas que antes desconocía, no era consciente ni creía en esas
mismas fuerzas descubiertas, así, mientras que no hace tanto tiempo decían
que la materia más sutil e indivisible era el átomo de hidrogeno, ahora afirman
(porque son conscientes de ello) que no es así y que el átomo se divide en
protones, neutrones y electrones y éstos a su vez en otras partículas que,
por consiguiente, no son físicas. Así es que, por un lado afirman que la vida
procede del átomo de hidrogeno, por lo que podríamos descartar a los
planetas de “gas” Júpiter, Saturno, Urano y Neptuno y, ahora, hay quien
afirma que la vida no tiene porqué proceder del agua, y por lo tanto,
sí que la “forma” no tiene porqué ser de cualquier color de los
que conocemos ,ni la luz, ni las vibraciones, etc.
El hombre, por naturaleza, niega lo que no puede ver, tocar o analizar, y ese
es el error respecto a creer o no en una vida que utilice cuerpos o formas
etéricas. De todo lo que hoy es consciente el ser humano hubo un tiempo en
que lo negó, es más, hay infinidad de hechos que nos rodean y que estamos tan
acostumbrados que no nos paramos a pensar en quién lo hace ¿Quién pinta
y hace esas formas tan preciosas que algunas plantas muestran? ¿Es consciente
la célula que evoluciona en un órgano cualquier de nuestro cuerpo de
nosotros? ¿Somos nosotros conscientes de nuestro cuerpo (siendo nuestro
propiamente dicho) mientras dormimos sin estar muerto como podemos
comprobar al despertar? Por supuesto que no, sin embargo nuestro
cuerpo existe mientras dormimos y nosotros existimos aunque la célula
no lo sepa. Entonces ¿por qué creer solamente en todo aquello de lo
que somos conscientes y no en lo que no somos conscientes
o bien es invisible a nuestros ojos?
No se puede negar que existan otras formas de vida invisibles a nuestros
ojos y de las cuales no somos conscientes. ¿Dónde estamos, como
consciencias, mientras dormimos? En el mundo físico no puesto que si
así fuera seríamos conscientes de él, por tanto, estamos en otro mundo
donde no necesitamos el cuerpo físico pero si existimos como un Yo, por
consiguiente, tenemos que volver a preguntar ¿por qué no admiten los
astrónomos la posibilidad de que haya vidas evolucionantes en cuerpos
o formas etéricas (invisibles) cuya materia pertenezca también a un
mundo etérico? Antes de inventar el hombre el microscopio ¿Se podía
imaginar que unas diminutas vidas invisibles como los virus, las bacterias
o algunas células podrían hacer tanto daño al hombre? por supuesto
que no ¿Por qué no creer entonces que hay seres con cuerpos etéricos
que hacen cosas buenas (casi todos) mientras que otros
incluso provocan los volcanes o terremotos?
Hemos inventado aparatos que detectan determinados grados de vibraciones
(luz, calor, sonido, etc.) pero hay infinidad de vibraciones más por encima y
por debajo de ellas que aún no se han descubierto, cuando la ciencia lo
haga descubrirá que en esas formas vibratorias hay unas vidas
inteligentes que nada tienen que ver con los típicos extraterrestres
que suponemos. A estos seres no se les puede llamar extraterrestres
puesto que su cuerpo está compuesto de éteres (que es una de las
divisiones del átomo) que pertenecen al planeta tierra y eso mismo
ocurre con los espíritus de la naturaleza (gnomos, hadas, duendes,
ondinas, silfos….) y con los Ángeles que todas las religiones mencionan.
Lo mismo que la célula evoluciona en su mundo (órgano del cuerpo)
sin ser consciente de las moléculas ni de la parte del cuerpo donde
se encuentra, así mismo el hombre solo es consciente del mundo
físico y de su cuerpo físico (por que ha adquirido la autoconciencia)
pero no lo es de los demás seres etéricos que le rodean ni de ese mudo etérico.
El vegetal nace se desarrolla y muere pero el mineral no, el animal manifiesta
deseos, sentimientos y emociones pero el vegetal no, el hombre habla,
piensa y es autoconsciente de sí mismo pero el animal no, luego entonces
¿Por qué no puede haber otros seres que no necesiten estar en un cuerpo
físico y sí están evolucionando en unos cuerpos invisibles a nuestros
ojos? Si el vegetal no es consciente de los animales y de los hombres
¿Por qué no es posible que haya vidas superiores a las nuestras y
nosotros no seamos conscientes de ellas porque aún no hemos
inventado algo para detectar sus cuerpos etéricos?