Debes Verte Como el Alma, No Como el Cuerpo
La verdad es que todos somos como el proverbial hijo pródigo.
Hemos vagado por los pasajes oscuros de los malos hábitos
y hemos olvidado como mantener la alegría de Dios
centrada en nuestros corazones. Cuando el alma no
está en su estado natural, se adentra en los malos hábitos
de los sentimientos humanos. Pero si aprendemos a estar
siempre interiormente con el Divino, podemos vivir
y trabajar en el alegre estado de nuestra verdadera
naturaleza. En nuestra conciencia ordinaria creemos
que somos seres humanos mortales;
La ilusión nos hace
imaginar la enfermedad, el miedo, y demás
condiciones limitadoras del cuerpo y la mente.
¿Puedes imaginar que no eres un hombre o una mujer?
Aún y así esa es la verdad. En la divina felicidad del alma,
la conciencia del sexo se pierde por completo. Incluso en
mi infancia podía ver como
yo no formaba parte de mi cuerpo.
Recuerdo que cuando yo era pequeño entré
en estado de éxtasis y salí del baño desnudo.
Cuando mi tía me vio, me dio una bofetada.
Yo no supe por qué lo había hecho hasta que
me recordó que yo había olvidado ponerme la ropa.
Dios no ha creado nada pecaminoso.
El hombre creó el pecado a través del mal
uso del potencial que Dios le ha dado.
El hombre ordinario piensa,
`Yo y mi cuerpo somos uno.
Soy unos cuantos kilos de carne con sentidos y sentimientos.'
Pero el hombre divino piensa, `Yo y mi Padre somos uno.'
Ve a su cuerpo como la imagen de una película.
El hombre divino ve su cuerpo como un producto
de la luz de Dios pasando a través del maya o ilusión.
Sabe que no es el cuerpo, que es uno con la luz de Dios.
Un actor olvida que está actuando y empieza a vivir su papel.
Nosotros somos como él. Hemos olvidado
que estamos en la tierra actuando.
Cuando un individuo no recuerda su omnipresente
naturaleza de felicidad se transforma en un ser humano,
limitado por su cuerpo y sujeto a sus sufrimientos y a la muerte.
¡Es una terrible transformación! Y a través de toda su vida,
busca la felicidad del alma sin saber que el alma es él.
La falta de descanso del hombre de
mundo es tal que nunca puede meditar,
nunca intenta conocerse a sí mismo.
Desarrollar la mente es mucho mejor
que simplemente trabajar,
comer y dormir, como hacen los animales.
Pero permanecer siempre en el plano intelectual
es un pecado hacia tu verdadera naturaleza,
ya que puedes llegar hasta la puerta de la realización
a través del intelecto pero no dar el paso siguiente y abrirla.
El desarrollo espiritual está más allá del intelecto.
Sólo puedes abrir la puerta de la realización
a través de la meditación profunda.
Paramahansa Yogananda