IMITANDO ESTRELLAS
Un día estaba yo oteando las estrellas
como si ellas conversaran
cuando, de repente oí una pregunta:
¿Tú sabías que estas estrellas no existen?
admirada, respondí: pero... ¿y su brillo?
"El brillo de estas estrellas es apenas energía
que de ellas continúa brillando,
pues ya murieron hace millares de años;
pero están a tal distancia de nosotros
que su brillo, no ha muerto,
continúa iluminándonos.
Continuaba admirándolas, pensando...
¿Qué fuerza es ésta que impulsa,
hacia nosotros,
tamaño amor y grandeza ?
Parecen estar ya extintas y
continúan dando lo mejor de ellas.
¿Qué energía es esta que, agigantándose
ante su propia muerte, continúa
iluminando el cielo de nuestras esperanzas?
¿Qué fuerza es ésta que continúa dándose y
trayéndonos luz y belleza, comprobando,
con su propia entrega, que la muerte no existe ?
Emocionada, me pregunté:
¿por que no imitamos las estrellas?
Cuando, nos sentimos muertos por dentro,
llenos de aflicciones y desesperanzas,
mudos, gélidos,
cargados de desilusiones e injusticias,
¿por qué no replicamos lo mejor que tenemos
en nosotros mismos para aquellos
que sean más infelices que nosotros ?
¿Por qué vivimos en un mundo que,
la mayoría de las veces, consideramos 'malo,
abrigando en su seno solamente seres que sufren,...?
¿Por qué no continuamos, a pesar 'de'…
reflejando nuestro brillo, dejándolo llegar lejos,
donde nuestro pensamiento no puede alcanzar?
¿Por qué, estando ya extintos,
sin poder recrear la propia vida,
no continuamos dando nuestra energía,
nuestra propia esencia al mundo?
Como quintaesencia, transmutada en amor y grandeza
podría continuar iluminando a nuestros semejantes.
¿Por qué no aprendemos esta conexión tan simple,
y estamos siempre dispuestos a no dificultar
el sentimiento mayor del amor... ?
¿Por qué?
Porque, imitando estrellas, nuestro brillo se perpetuaría,
independiente do 'nosotros'... y, alargándose,
alcanzaría universos distantes,
donde habría siempre alguien
dispuesto a hablar con las estrellas .
Se me ocurre que esto se aplica perfectamente
cuando hemos perdido a un ser amado,
familiar o amigo, su esencia continúa
en nosotros iluminando nuestra vida...
A todos nos ha pasado.