Si quieres compartir la felicidad del Maestro, debes compartir su amor. Y compartir su amor significa que has compartido su servicio. Esa experiencia de amor no te libera de las dificultades de este mundo; no crea un mundo nuevo, pero con toda seguridad hace que el mundo actual resulte nuevo
Libro de Urantia. Pág.1950
Jesús vino a traernos la paz y la felicidad de saber que todos y cada uno de nosotros somos hijos de nuestro Papá del cielo, pero no es posible ser su hijo, si no amamos también a todos nuestros hermanos en la misma forma cariñosa, comprensiva y misericordiosa que El nos ama.
El amor debe nacer del corazón, no puede nacer por un decreto, ni por miedo al castigo, porque debemos tener en cuenta que "es lealtad, no sacrificio, lo que demanda Jesús. La conciencia del sacrificio implica la ausencia de ese afecto sincero, que hubiera hecho de ese servicio amante la felicidad suprema. La idea de deber significa que tienes la mentalidad del siervo, y por ende te falta el estímulo poderoso, de hacer tu servicio como amigo y para un amigo. El impulso a la amistad trasciende todas las convicciones del deber, y el servicio a un amigo para un amigo, no puede ser llamado nunca sacrificio. El Maestro enseñó a los apóstoles que ellos son hijos de Dios. Los ha llamado hermanos, y ahora, antes de irse, los llama sus amigos 1945"
La palabra amigos en la práctica, dice más que la de hermanos, porque los hermanos son impuestos, en cambio los amigos los escogemos y los aceptamos como son y es esta predisposición la que Jesús quiere que tengamos con nuestros semejantes, porque "debemos reconocer claramente que ni la regla de oro, ni las enseñanzas de no resistencia, pueden ser comprendidas adecuadamente como dogmas o preceptos. Tan sólo pueden ser comprendidas viviéndolas, percatándose de sus significados en la interpretación viva del Espíritu de la Verdad, que dirige el contacto amante de un ser humano con otro.1951"
Si en verdad viviéramos la regla de oro en nuestra vida diaria, sin duda que tendríamos una vida mucho más plena y feliz, porque es dando como se recibe y amando es como se es amado, porque el amor encierra en sí mismo su propia plenitud "esto indica claramente la diferencia entre la vieja religión y la nueva. La vieja religión enseñaba la abnegación; la nueva religión enseña tan sólo olvidarse de sí mismo, elevar la autorrealización en una combinación de servicio social y comprensión del universo. La vieja religión era motivada por la conciencia del temor; el nuevo evangelio del reino está dominado por la convicción de la verdad, el Espíritu de la Verdad eterna y universal. Y ningún grado de piedad, ni de lealtad al credo puede compensar la ausencia en la experiencia de vida de los creyentes del reino, de esa amistad espontánea, generosa y sincera que caracteriza a los hijos nacidos del espíritu del Dios vivo. Ni la tradición, ni los sistemas ceremoniales de la adoración formal, pueden compensar la falta de compasión genuina hacia los propios semejantes.1956
No nos cansemos de amar porque "Jesús nos dice: no podéis quedaros inmóviles; debéis seguir adelantando en rectitud o retroceder en el mal y el pecado. Les advirtió que «olvidaran esas cosas que están en el pasado, y lucharan por adelantarse hasta abrazar las realidades más grandes del reino». Les imploró que no se conformaran con ser niños en el evangelio, sino que lucharan por alcanzar la estatura plena de la filiación divina, en la comunión del espíritu y en la hermandad de los creyentes.Mis discípulos deben no sólo cesar de hacer el mal, sino que deben aprender a hacer el bien;1736
yolanda silva solano