El verdadero poder de Dios no es controlar los elementos de la naturaleza, mover una taza con el poder de la mente sin tocarla, ni doblar cucharas, curar o hacer cualquier cosa que la gente consideraría un milagro, como caminar sobre el agua. El poder de Dios, es el hombre, es la manifestación de Dios en el hombre, que le da la capacidad de pensar, de crear, de hacer el bien o el mal. Y que este ego inestable, egoista, insatisfecho, lleno de sentimientos y emociones, pueda encontrar el camino para retornar y depersonalizarse en la esencia divina donde él tiene su origen.
Una alternativa justa que denota el amor, la compasión, la piedad de aquello que llamamos Dios, o Absoluto, de aquello que envuelto en su propia manifestación, trata de liberarse del espacio tiempo, de la dualidad, de la mente finita e ilusoria, en la hora exacta que el ego-mente debe diluirse en la esencia infinita de donde emanó (Un misterio que cada persona debe descubrir por iniciativa propia, autorrealizándose).
Cada uno toma conciencia de este poder, y la sabiduria de que el espirítu es una energía superior a todas las energías conocidas, la Divinidad. Esta es la verdadera naturaleza de Dios en el hombre que permite a las gentes de un nivel inferior de conciencia recibir la gracia de aquello que es y no es, sin forma ni nombre, absoluto, para curarse a travez del mismo hombre, y encontrar el camino, la verdad, hacia la vida divina.
Ningun espirítu “inferior” o elemental puede poseer una a la persona, el espirítu divino que mora al interior de cada persona no puede ser afectado por estos espíritus o elementales que están en la mente colectiva de la humanidad, y estos espíritus son el bien y el mal que el hombre a creado y cree. Esta creencia es el producto de la ignorancia de las gentes que han mantenido esta convicción durante muchos siglos, hasta este siglo XXI.
Si el poder de Dios puede disipar, o diluir su creación en una dimención oscura de la mente de donde vienen este espirítus que “poseden” a las personas, porque serían los cerdos cabeza de turcos, que alojarían estos espirítus de las sombras para que estos sean destruidos?.Una contradicción, puesto que los espirítus son libres en todas las dimensiónes de la mente, y Dios está en todas sus manifestaciones.
Antes, como la comio el iluminado Budha, y actualmente la carne de cerdo es muy apreciada y la major parte de la humanidad que la come con mucha placer, olvidando este pasaje de la vida de Jesús exorcizando a alguien, y traspasando los demonios a los cerdos según la Biblia.
La fe en alguien que ellos consideraban en una epoca como hijos de Dios, y a travez los siglos, la fe pasiva de la gentes en todas las épocas, y el ascendente de la persona que dice “exorcisar”, es el detonador para que las personas se auto liberen de todas las cargas negativas que ellos han creado en las existencias precedentes y en este existencia, liberándose de un demonio que no existe, continuando a creer en él, reprimidos, esclavos de las falsas creencias.
La fe, la confianza, el discernimiento, la reflexión razonada es el verdadero poder interior que la Divinidad ha legado en cada uno de nosotros, que nos permite en cierta manera, despertar, y retomar al camino de la evolución, siendo nosotros nuestros propios maestros.
Como podemos pensar que la gente que creen en alguien como hijo de Dios puedan crucificarlo? Un acto bárbaro de esa época. Aquellos que habian tenido la fe en este hijo de Dios, le diron la espalda, por temor a las represalias de aquellos que lo crucificarón, para no implicarse en la vida de este personaje, hijo de Dios como todos nosotros, que dijo “Yo soy el camino, la verdad y la vida”, “nadie viene al padre, sino es por mi”. La lucha eterna del bien y del mal creado por la mente colectiva de la humanidad, como un freno en el crisol de la existencia transitoria e ilusoria de este planeta llamado Tierra.
Y si este hombre llamado Jesus el Cristo, debiera incarnar en esta epoca del siglo XXI, el no sería crucificado, sino considerado un loco, flasfemo, por las mismas religiones que lo ensalzan como hijo de Dios en este planeta llamado Tierra, como un hombre que ha perdido sus capacidades de integrarse al comun denominador de la gente, por que él no pensaría como aquellos incrustados en sus dogmas, antagonismos, creencias archaicas, de ancestrales paradigmas, y de religiones que se enriquecen en nombre de estos avatares de la spiritualidad, y que no aceptarian las nuevas enseñanzas para este nuevo milenio de evolución, porque estas enseñanzas romperían los esquemas, afectando los intereses de los que son considerados representantes de Dios en la tierra y de muchos otros “maestros” que especulan y crean un sancochado de creencias rebuscadas también para enriquecerse acosta de los timoratos pobres de espíritu.
Toda la humanidad está bajo el yugo de un sistema de consumo, de explotación, sin compasión, ni piedad, que lentamente lleva a la destrucción de los valores, los más sublimes, y esto es peligroso para la evolución. Porque la desesperación, la tensión, el estrés, y el hambre, les cierran los sentidos para no discernir, reflexionar, meditar, y situarse en el camino del medio de un Buda, y ser su propio salvador, co-creador, vislumbrando el camino que está en su interior, hacia la vida divina.
Hno. Rodolfo
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