El temor se ha extendido por el mundo. Lo vemos y los escuchamos cada día en los medios. Está presente en forma de guerras, asesinatos, codicia y mucho más. El temor es falta de confianza en nosotros mismos. Debido a eso no confiamos en la Vida. No confiamos en que estamos protegidos en un plano superior, de modo que necesitamos controlarlo todo en el plano físico. Es lógico, pues, que sintamos miedo porque no podemos controlarlo todo en nuestra vida.
Cuando deseamos superar nuestros temores aprendemos a confiar. Esto se llama dar “el salto de fe”: confiar en el Poder interior que está conectado con la Inteligencia Universal. Confiar en lo que es invisible en lugar de confiar únicamente en el mundo físico y material. No quiero decir que nos quedemos cruzados de brazos sin hacer nada, sino simplemente que si confiamos vamos a pasar por la vida con mucha más facilidad. Yo creo que todo lo que necesito saber se me revela. Confío en que se me cuida y se me protege, aun cuando no tenga el control físico de todo lo que sucede a mi alrededor.
Cuando surge un pensamiento de temor, en realidad lo que intenta es protegerte. Reconoce que el pensamiento de temor está ahí para cuidar de ti. Cuando tienes un susto de tipo físico, tu cuerpo bombea adrenalina para protegerte del peligro. Lo mismo sucede con el temor que fabricamos en la mente.
Observa tus miedos e identifícalos. Ellos no son tú. Piensa en el miedo de la misma forma en que piensas en una película: lo que ves en la pantalla no está ahí en realidad. Las imágenes que se mueven son solamente trozos de celuloide que cambian y desaparecen con rapidez. Nuestros temores vienen y van con la misma rapidez que esas imágenes, a no ser que insistamos en aferrarnos a ellos.
El temor es una limitación de nuestra mente. La gente tiene muchísimo miedo de ponerse enferma, de quedarse sin casa o de cualquier otra cosa.
Nada nos viene de fuera. Estamos en el centro de todo lo que sucede en nuestra vida. Todo está en nuestro interior: cualquier experiencia o relación refleja una pauta mental interior.
El temor es lo contrario del amor. Cuanto más dispuestos estamos a amarnos y a confiar en nosotros mismos, más atraemos esas cualidades hacia nosotros. Cuando pasamos por una racha de verdadero miedo, inquietud o preocupación, o no nos sentimos a gusto con nosotros mismos, ¿no es sorprendente cómo todo va mal en nuestra vida? Una cosa tras otra. Parece la historia de nunca acabar.
Bien, pues, lo mismo pasa cuando nos amamos verdaderamente. Todo comienza a ir por la senda del triunfo, “las luces se nos ponen verdes” y encontramos “sitios para aparcar”. Todas esas cosas que hacen tan agradable la vida, las pequeñas y las grandes. Nos levantamos por la mañana y el día se despliega bellamente.
Ámate para que puedas cuidar te ti mismo. Haz todo lo que puedas para fortalecer tu corazón, tu cuerpo y tu mente. Vuélvete hacia tu Poder interior. Busca una buena conexión espiritual y esfuérzate por mantenerla.
Si te sientes amenazado o asustado, respira conscientemente. Con frecuencia retenemos el aliento cuando estamos asustados. Respira hondo unas cuantas veces. La respiración abre el espacio interior que es tu poder, fortalece la columna vertebral, abre la caja torácica y deja al corazón más espacio para dilatarse. Al respirar empiezas a echar abajo barreras y a abrirte. Te expandes en vez de contraerte. Tu amor fluye.
Louise Hay