Poned atención en cada palabra que pronunciéis.
Poned atención en cada palabra que pronunciéis,
porque siempre hay en la naturaleza
uno de los cuatro elementos, la tierra,
el agua, el aire o el fuego,
que espera el momento para poder
revestir con materia todo lo que expresáis.
La realización a menudo se produce
muy lejos de la persona que ha puesto las semillas,
pero se produce infaliblemente.
Así como el viento transporta las semillas
y las siembra a lo lejos, vuestras palabras vuelan
y producirán en algún lugar del espacio
resultados buenos o malos.
Acostumbraros pues a hablar con amor a las flores,
a los pájaros, a los árboles,
a los animales y a los seres humanos,
pues es una costumbre divina.
Aquél que sabe pronunciar palabras
que reconfortan, vivifican,
inspiran y encienden el fuego sagrado,
posee una varita mágica en su boca."
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