“Más claro no canta un gallo…”, así decimos en mi país!, y es que esto de los donativos que hacen las empresas a las organizaciones “sin fines de lucro”, o sea: de ayuda dis que desinteresada al necesitado, es un asunto que hay que mirar detenidamente. Esto se da mucho en empresas que son cadena, me explico: que tienen varias bajo un mismo nombre o es la misma empresa con nombres disfrazados que hasta llega a establecer competencia con ella misma; solicitan a sus clientes (generalmente personas comunes y corrientes) cooperación para una causa noble y así, apelando a ese sentimiento interno de ayudar que todos llevamos dentro, pues logran recaudar miles de dólares que luego entregan a otra organización y reciben evidencia de su donativo, evidencia que luego utilizan para cancelar deudas propias de impuestos hacia el gobierno del país donde están establecidas. Gran negocio, no? Pero esto no se queda ahí, ocurre que muchos timadores también establecen centros de ayuda para personas en necesidades de salud, familiares, etc., y, tras que reciben ayuda de los gobiernos para tales fines, también realizan teletones para recaudar fondos para cubrir los gastos de los servicios que ofrecen. Para esto hacen espectáculos públicos donde también apelan a ese sentimiento noble que habita en lo profundo del ser y llegan hasta a utilizar a los seres desvalidos para arrancar lagrimas de los espectadores y así también arrancarle el bolsillo…, luego utilizan esos dineros recaudados (los cuales muchas veces alcanzan hasta 1 millón) y la primera necesidad que cubren son los sueldos de sus empleados, porque allí no son voluntarios, no!, cobran por sus “servicios” y dan multitud de justificaciones para tal acción. Es este principio realmente “sin fines de lucro”? Pero vamos mas allá todavía, esto también ocurre en los centros religiosos donde se apela al diezmo y se sermonea continuamente sobre “los negocios de mi Padre”, sobre la “fidelidad del siervo de Dios”, etc., etc., y, volvemos a lo mismo, aquel de sentimiento profundo que está en búsqueda de una filiación genuina con lo Divino, cumple fielmente con el pago del diezmo (aun haciendo sacrificios personales y familiares), pero resulta que los primeros gastos que se cubren son los sueldos de los “trabajadores de la Vina de Dios” y si llega un hambriento a las puertas de dicho centro son capaces de decir que no hay fondos… No estoy diciendo categóricamente que toda organización o centro funcione de esta manera, pero es una situación que ocurre y lo digo porque lo que palpado personalmente y aunque puedo mencionar nombres de empresas y centros que en mi país se dedican a estas prácticas vergonzosas, aquí no lo diré. En mi país hemos llegado al extremo en que, aun cuando la Constitución establece una separación entre Iglesia y Estado, el Estado está aportando dinero a las iglesias para que rindan servicios a los necesitados y la Iglesia está sirviendo de asesor al Estado para lidiar con los problemas sociales. Claro, mirado a vuelo de pájaro, eso esta magnifico! Lo que ocurre es que los predicadores se comprometen a difundir desde el pulpito de la iglesia las bondades del candidato político X. Que alianza más perfecta! El redil entra por la puerta que le señala su pastor… y el político recibe la bonanza en las urnas. Soy de pensar que mi dinero lo manejo yo misma, así como mis decisiones; entonces pues, nunca he sido partidaria de entregar a otros lo que yo misma puedo controlar. Esa necesidad de ayudar, ese impulso de asistir al necesitado, queda satisfecho al hacer yo misma la labor; sea algo tan sencillo como otorgar una mirada de atención o algo tan complicado como ayudar a un ser a solucionar su problema o satisfacer su necesidad por medios éticos y humanamente dignos. Mientras como individuos no tomemos la firme determinación de darnos nosotros mismos hacia la ayuda del próximo, se continuaran levantando muchos inescrupulosos que buscaran servirse dis que sirviendo…, pero no se… como que estamos viviendo días en que es más fácil arrojar un papel o varias monedas y así aplacar la llamada interna hacia el servicio, que extender la mano vacía… más plena de amor y sostén! Agradecida de ti quedo, Claudio, por tan actual escrito grafico que nos has compartido; bueno para debatir, de gran alcance y beneficio mutuo.
Mitzi