XV. La comunicación
Los científicos materialistas observan que las personas se pueden
comunicar por medio de la palabra hablada. Cuando una persona habla, pone
en vibración sus cuerdas vocales. Cuando las cuerdas vocales se desplazan
hacia arriba, comprimen el aire sobre ellas; cuando se mueven hacia abajo,
disminuyen la presión del aire sobre ellas. De esa manera, el movimiento
alterno hacia arriba y abajo de las cuerdas vocales genera una serie de
compresiones y descompresiones del aire, lo cual conocemos como onda
sonora. La lengua y los labios pueden adoptar diferentes posiciones para
modificar esta onda sonora al pasar por ellos y así articulamos las palabras. La
onda sonora se transmite en todas las direcciones. Si una parte de la misma
entra por la oreja de un oyente, cada compresión empuja el tímpano del oyente
hacia dentro y cada descompresión tira del tímpano hacia fuera. Así el tímpano
es puesto en vibración a la misma frecuencia vibratoria que la fuente sonora y
de esa forma el mismo mensaje que fue emitido es recibido. El tímpano
humano es capaz de responder solamente a un cierto rango de frecuencias. Si
la frecuencia del sonido es muy elevada o muy baja, el sonido no será oído. Un
humano no puede oír la frecuencia elevada del sonido de un silbato para
perros, aunque los perros sí pueden oírla.
Los científicos materialistas observan igualmente que la información
puede ser transmitida por medio de ondas electromagnéticas. Las ondas de
radio y TV, radar y microondas, la luz visible y los rayos X son todos ejemplos
de ondas electromagnéticas. Las ondas electromagnéticas son producidas por
cargas eléctricas en oscilación o vibración. En las antenas emisoras de radio,
TV y radar se obliga a los electrones a ir y venir incesantemente. En los objetos
calientes como una bombilla de vacío, o en una llama, los electrones vibran en
los átomos y moléculas. Una onda electromagnética se propaga en todas las
direcciones desde su fuente hasta que encuentra un objeto. Si la onda
electromagnética es capaz o no de transmitir su vibración al objeto con el que
choca depende de si el objeto tiene capacidad para vibrar a la frecuencia de la
onda. Cuando una radio está sintonizada en una frecuencia determinada,
entonces esa radio sólo responde a las ondas de dicha frecuencia. Recibirá las
ondas de una estación que emita en esa frecuencia mientras que todas las
demás ondas la atravesarán sin efecto alguno. Nuestros ojos son capaces de
responder sólo a un cierto rango de frecuencias. No podemos ver las ondas de
radio, las de TV, las de radar o las microondas porque sus frecuencias son
demasiado bajas. No podemos ver los rayos X porque sus frecuencias son
demasiado elevadas. Vemos únicamente el espectro visible: rojo, naranja,
amarillo, verde, azul y violeta.
Los clarividentes observan que además de las ondas sonoras y
electromagnéticas existen otras radiaciones que transportan mensajes a través
del espacio. Hay un pequeño órgano en el cerebro de cada persona conocido
como glándula pineal. Si alguien piensa intensamente en una idea, con
atención concentrada y persistente, el éter en la glándula pineal es puesto en
vibración. Esto origina ondas en el éter colindante, las cuales se expanden e
todas las direcciones. Cuando esas ondas alcanzan la glándula pineal de otra
persona, si ponen en vibración el éter de la misma, las vibraciones se
transmiten al cuerpo de deseos y a la mente sucesivamente, alcanzando así la
conciencia. Si la segunda glándula pineal no puede reproducir esas
ondulaciones, entonces el pensamiento pasará desapercibido, sin generar
ninguna impresión.
Las ondas de pensamiento son capaces por sí mismas de transportar
mensajes sin descender a la región etérica del Mundo Físico. Una vez creada
la forma de pensamiento, el pensador puede enviarla directamente a otra
mente en el plano mental. De hecho, todos los pensamientos irradian desde el
que los origina y pueden influir mentes receptivas y sensibles. Cada mente que
recibe un pensamiento reproduce las vibraciones y luego irradia nuevamente el
pensamiento, reforzando así la onda de pensamiento de forma que pueda
influenciar nuevas mentes.
Los hombres se comunican unos con otros mediante palabras
habladas, ondas electromagnéticas, ondas etéricas y ondas de pensamiento.
Luego miran a su alrededor y preguntan: "¿Con quién más nos podemos
comunicar?" Un pequeño grado de comunicación con los animales se logra
mediante sonidos, acciones y pensamientos. Los hombres miran después al
cielo y se preguntan si hay alguien "ahí fuera". Los científicos materialistas han
hecho muchos estudios intentando determinar qué condiciones son necesarias
para que exista la vida (tal como ellos la conocen), en qué lugar del universo se
dan esas condiciones y como puede establecerse comunicación con esas
formas de vida. Unas placas inscritas con símbolos que se espera un
alienígena fuera capaz de comprender han sido instaladas en cohetes enviados
más allá del sistema solar. Además, han sido enviadas señales de radio en
direcciones propicias llevando lo que se considera son símbolos universales y
se está realizando algún tipo de "escucha" de señales procedentes del espacio
exterior. Hasta ahora no parece haberse establecido comunicación. Algunas
personas creen que unos objetos volantes no identificados (ovnis) pueden ser
visitantes de otras civilizaciones pero los informes sobre dichos ovnis son
insatisfactorios para la comunidad científica porque encuentran que un gran
número de los mismos pueden explicarse desde el punto de vista de
fenómenos naturales (terrestres) y porque ningún ovni ha durado lo suficiente
como para una investigación científica adecuada. Así que los científicos
materialistas aún pintan a los humanos como viajeros bastante solitarios en
este gran universo.
El clarividente, quien es capaz de percibir un rango de frecuencias
mayor que el científico materialista, detecta muchos seres vivientes más allá de
los confines de la Tierra. Max Heindel señala que las doce constelaciones del
zodíaco son los vehículos visibles de las doce grandes Jerarquías Creadoras
que han ayudado y ayudan todavía a evolucionar al género humano. Todo el
sistema solar puede considerarse como el cuerpo del Dios del sistema solar.
Su Vida y conciencia impregnan cada uno de los átomos, que dejarían de
existir si dicha Vida se retirara. Dios contiene dentro de su Ser una multitud de
otros seres en distintas fases de desarrollo. Sus diferentes necesidades
requieren diferentes entornos. Con el fin de proporcionarles dichas condiciones