XX. Los milagros
Una ley científica es un enunciado de un patrón de observaciones del
mundo. A veces se observa que ciertas leyes son válidas sólo en ciertas
condiciones. Así, algunas leyes pueden ser válidas sólo a bajas temperaturas y
otras pueden ser válidas a altas temperaturas. Algunas pueden ser válidas sólo
para cuerpos macroscópicos y otras pueden aplicarse a cuerpos
microscópicos. Mas bajo condiciones idénticas, el mundo se comporta de la
misma forma en todas las ocasiones. Un milagro podría definirse como un
suceso que es o bien altamente improbable o bien imposible de acuerdo con
las leyes conocidas. La Biblia describe muchos milagros. ¿Cómo es posible
encajarlos en una visión científica? En nuestros días igualmente testigos
veraces presencian milagros ocasionalmente. Los mismos argumentos que
aplicaremos a los milagros bíblicos es posible aplicarlos a los milagros
actuales.
Algunos milagros bíblicos son alegorías y no se pretende que sean
tomados como registros de observaciones científicas. La historia en la que
Adán y Eva son tentados por la serpiente que habla, para que coman una fruta
y se vuelvan sabios (Gén. 3) es una alegoría que describe como los Espíritus
Luciferes (la serpiente) dirigieron la conciencia de la humanidad (Adán y Eva)
hacia su cuerpo denso y hacia su capacidad para tomar decisiones sobre lo
que harían o dejarían de hacer. La historia de la mujer de Lot mirando atrás y
convirtiéndose en una estatua de sal (Gén. 19:26) es una alegoría que señala
que si las personas se vuelven hacia los modos antiguos de hacer las cosas
sus vidas cristalizarán y no podrán progresar en modo alguno. La historia de
Sansón, quien poseía una fuerza milagrosa cuando tenía el pelo largo pero
perdió dicha fuerza cuando su pelo fue cortado (Jueces 16), es una
representación alegórica del Sol, que gana poder cuando sus rayos crecen en
primavera y verano pero pierde ese poder cuando sus rayos se acortan en
otoño e invierno. La historia de Jonás huyendo al mar para evitar cumplir la
tarea que Dios le asignaba, arrojado por la borda y tragado por una ballena,
liberado indemne del vientre de la ballena y nuevamente requerido para cumplir
la misma tarea, es una alegoría que muestra que si una persona comete
suicidio con el fin de escapar de ciertos problemas, esos mismos problemas se
presentarán ante ella cuando renazca. La historia que afirma que Jesús nació
de una Virgen es una representación alegórica del hecho de que María y José,
aunque mantuvieron relaciones sexuales lo hicieron sin pasión, conservando
un estado mental puro y santo. Puesto que esas historias son alegorías no hay
necesidad de explicar los milagros que en ellas suceden, del mismo modo que
no hay necesidad de explicar como el hada madrina de Cenicienta pudo
convertir una calabaza en una carroza.
Algunos milagros bíblicos no contradicen realmente las leyes científicas
conocidas pero resultan extraordinarios por el momento en que ocurren. Las
leyes científicas conocidas permitirían que un viento fuerte pudiera hacer
retroceder al mar pero el hecho de que el Mar Rojo retrocediera justo cuando
los israelitas quisieron cruzarlo e inmediatamente volviera a su situación
anterior (Ex. 14:21-31) es extraordinario en su cronología. Las leyes científicas
conocidas pueden permitir que sobrevengan rayos, tormentas, terremotos,
sequías, plagas y otros desastres "naturales" y que las personas que han
estado enfermas a veces se recuperen pero es extraordinario que las plagas
azotaran Egipto cuando el faraón se negó a dejar ir a los israelitas (Ex. 7-12);
que la tierra se abriera y tragara las tiendas de Coré y los otros que se habían
revelado contra Moisés mientras que ningún israelita fiel resultó herido (Núm.
16); que los filisteos fueran castigados con tumores mientras retuvieron el Arca
de la Alianza (1 Sam. 5); que cuando los filisteos uncieran vacas a un carro
portando el Arca, las vacas se dirigieron directamente hacia la tierra de los
israelitas (1 Sam. 6); que Oza cayera muerto inmediatamente después de tocar
el Arca (2 Sam. 6-7); que el fuego celestial consumiera un sacrificio que Elías
había ofrecido (1 Reyes 18:38); que Guejazi fuera castigado con la lepra
cuando aceptó pago de Namán tras haber curado Eliseo a Namán de la lepra
(2 Reyes 5); y que muchas personas fueran curadas cuando tocaron el vestido
de Cristo o cuando Cristo los tocó. Estos milagros indican que Dios (o los seres
espirituales superiores en general) trabajan habitualmente de acuerdo con las
leyes físicas. Si algo necesita ser destruido o algunas gentes necesitan ser
castigadas, el procedimiento más fácil o más conveniente para que Dios lo
lleve a cabo sería liberar aquellas corrientes de energía que mantienen en
actividad las cadenas físicas de causa y efecto.
Algunos milagros parecen contradecir las leyes científicas conocidas.
Una explicación para esta contradicción podría ser que las condiciones hayan
variado, con patrones de operación diferentes a los previos. En Génesis 5-9 se
recogen siete personas (Adán, Set, Enós, Cainán, Jared, Matusalén y Noé)
todas las cuales vivieron más de novecientos años. La investigación
clarividente muestra que en esos días los cuerpos físicos estaban tan sujetos al
envejecimiento como lo están hoy pero en esos días un padre era capaz de
pasar sus recuerdos a sus descendientes y así el padre "vivía en la memoria"
de sus descendientes durante un número de generaciones. Desde que la
condición necesaria para transmitir este tipo de memoria (fundamentalmente,
el matrimonio dentro de una pequeña tribu o una familia, ver El Concepto
Rosacruz del Cosmos, p. 353-354 de la edición inglesa) ya no está presente,
han dejado de observarse esas vidas tan prologadas.
Otra razón por la que los milagros pueden contradecir las leyes
científicas conocidas puede estar en que una ley desconocida actúe en ese
momento. Los clarividentes, con capacidad para ver en los mundos espirituales
y, por tanto, para ver las pautas de funcionamiento de dichos mundos y como
esos "mundos superiores" influyen en el mundo físico, pueden ampliar el rango
de leyes conocidas de manera que lo que inicialmente aparecía como
milagroso luego se vuelve comprensible. Los clarividentes ven que en los
mundos superiores el pasado y el futuro existen simultáneamente con el
presente. Así pueden comprender como los profetas eran capaces de ver el
futuro, o como la conciencia de alguien puede permanece en un tiempo
determinado o moverse hacia atrás en el tiempo para hacer que el Sol y la
Luna parezcan mantenerse inmóviles (Jos. 10:11-14) o hacer que la sombra
del Sol parezca retroceder diez grados en un reloj de sol (2 Reyes 20:9-11).
Los clarividentes pueden proyectar su conciencia de modo que pueden ver
cosas que no están en la línea de visión de sus ojos físicos. Así ellos pueden
comprender como Eliseo supo que Guejazi había recibido un pago inmerecido
de Namán (2 Reyes 5:26); como Cristo pudo decir a la mujer samaritana en el
pozo todo acerca de su familia (Juan 4:17-19) y pudo decir a Natanael que él
se había sentado antes al pie de una higuera (Jn. 1:47-50) y pudo decir a sus
discípulos dónde echar sus redes para llenarlas de peces (Jn. 21:4-14).
En los mundos espirituales, el clarividente puede ver los arquetipos
según los cuales todas las cosas son hechas y los diferentes tipos de vibración
que traen al ser los diferentes tipos de materiales en la tierra (ver Iniciación
Antigua y Moderna, p. 87-89 de la edición inglesa). Así él ve como los tipos de
vibración pueden ser modificados de forma que las piedras puedan convertirse
en pan o el agua en vino o la comida creada del aire. Puede comprender
entonces como el maná pudo surgir de "ninguna parte" (Ex. 16:14-35); como el
aceite y la comida de la viuda podían reponerse continuamente (1 Reyes
17:14-16), como Cristo pudo convertir el agua en vino (Jn. 2:1-11) y como
Cristo, a partir de siete panes y unos pocos pececillos fue capaz de alimentar a
cuatro mil hombres con sus mujeres y niños (Mat. 15:32-38). Cuando el
arquetipo se mantiene mentalmente unido incluso ante el fuego, entonces uno
puede caminar sobre el fuego sin quemarse como hicieron Sidraj, Misaj y
Abed-Nego (Dan. 3:19-27). Cuando el arquetipo de un cuerpo humano ha
perdido su energía vibratoria, la persona muere. El clarividente puede ver como
un arquetipo agotado puede ser revitalizado y como el espíritu separado del
cuerpo puede regresar al mismo y así el muerto puede ser devuelto a la vida.
De esta forma se hace comprensible como hicieron volver de entre los muertos
Elías al hijo de la viuda (1 Reyes 17:17-24), Eliseo al hijo de la sunamita (2
Reyes 4:18-37) y Cristo al hijo de la viuda (Lucas 7:11-17).
A medida que los hombres hacen más y más observaciones (tanto
físicas como clarividentes) y obtienen de ellas más y más comprensión de las
leyes según las cuales opera el universo, encuentran que fenómenos
previamente considerados milagros aparecen como la operación de leyes.
Cada nuevo conjunto de observaciones, sin embargo, aporta nuevos
fenómenos inexplicados y así lleva al científico a buscar nuevas explicaciones.
Es una máxima oculta que "Un velo tras otro es levantado para encontrar velo
tras velo detrás".
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Ciencia
y
Religión
Por
Elsa M.
Glover