Puntualidad
Recopilaciones por el Hno. José Ocampos
Cada persona tiene asignada una función en la vida, llámase como:
padre, maestro, administrador, gerente, funcionario del Estado o empre-
sa privada y otras designaciones de gran responsabilidad. Para el éxito
en sus funciones, estas personas deben ser ejemplo en todo, especial-
mente en la puntualidad. La puntualidad es un factor muy importante para
triunfar en la vida.
Debemos educarnos y educar para que se ponga de resalto este
aspecto tan importante para garantizar el éxito de cualquier actividad: la
puntualidad.
Por más triste que parezca la vida, siempre hay una pequeña espe-
ranza, siempre hay una posibilidad de descubrir la alegría, sobre todo si
no se pierde la fe, el optimismo, que la alegría llegará, se conquistará
utilizando siempre la puntualidad para ser primero en todo.
Los útiles de trabajo, las herramientas, están dentro de nosotros, así
es que, para realizar cualquier trabajo, de nosotros depende: ¿Cómo?:
poniendo ahínco, fuerza de voluntad, fe, actitud de triunfador, puntuali-
dad, para utilizar estas herramientas y así cumpliremos nuestros propósi-
tos, por más difíciles que sean.
Para que los sueños sean realidad, se necesitan 4 cosas:
1) Que el ideal que nos forjemos sea legítimo y humanamente posible;
2) Que concentremos en él nuestros pensamientos;
3) Que trabajemos esforzadamente hasta convertir en realidad nues-
tras aspiraciones;
4) Estricta puntualidad para la iniciación de cada aspiración.
Nuestra actitud y nuestros pensamientos deben ser: “Seguro es mi
éxito. Aunque el hambre, la desnudez y el frío me torturen. No me desani-
maré y aguardaré sonriente a la fortuna que se acerca por mi camino:
Dios es mi Padre y dispone de riquezas incalculables. Sus riquezas son
también mías”.
Tomar responsabilidades, aceptar una misión difícil para demostrar
nuestro valor y así progresar en la vida, es muy grato. Pero la gran res-
ponsabilidad es que no hay que defraudar. Para eso, hay que programar-
se un plan de actividades donde esencialmente deben estar presentes:
esfuerzo, sacrificio, privaciones, puntualidad.
El gran déficit de las personas es que no pueden desarrollar la vo-
luntad de ser puntuales, debido a la pereza que muchos hasta quieren
legitimarla como si fuera una gran virtud. Como la mayor parte de los
hombres no tratan de combatir sus inclinaciones de orden inferior, no
faltan axiomas solemnes y proverbios repuntados infalibles, para excusar
y hasta glorificar a los impuntuales y haraganes.
¡Qué hermoso debe ser mirar el pasado y sentir la alegría de haber
actuado siempre con orden, disciplina, voluntad, puntualidad y rectitud!
Sin embargo, que triste debe ser considerar el rápido curso de nues-
tras existencias, observar el camino recorrido y contemplar vacíos tantos
y tantos años, porque estos no dejan recuerdos gratos, si no es el de los
esfuerzos sacrificados y fructuosos que los han ocupado. La vida transcu-
rrida de esta manera, se reduce a la nada y así en la conciencia irremisi-
blemente nace la idea de que el pasado solo encierra una vana y amarga
ilusión, y todo, quizá por no haber tenido disciplina, voluntad y puntuali-
dad, para revertir todo lo negativo.
La diaria haraganería nos quita el sentido de nuestra existencia, y lo
sustituye por una ilusión vana y despreciable. Sólo el trabajo alegre, tran-
quilo y fecundo puede dar a la vida todo su sabor. Sólo el trabajo puede
regularizar y hacer habitual ese sentimiento tan complejo de tan plena
satisfacción que puede llamarse: “SENTIR VIVIR”, y mediante el cual la
alegría de vivir se siente 10 veces mayor, desconocido para el perezoso.
La gran alegría de la vida, la gran satisfacción de la vida es fijarse un
plan, un programa, que se debe cumplir como parte de un compromiso
muy grato y muy placentero que nos llevará infaliblemente al triunfo final.
Porque las experiencias señalan que obtuvieron el éxito aquellos que se
sometieron a un régimen, dejando de lado diversiones perjudiciales que
sólo arruinan el organismo y aceptando gustosamente el severo plan que
los llevaría infaliblemente al triunfo, si cumplían estrictamente los princi-
pios de la puntualidad y el respeto al tiempo ajeno.
Los triunfadores que se han sometido a las reglas de la puntualidad
y del sacrificio, cuando ya se acostumbran a las privaciones, y a las reglas
de conducta, que exige la puntualidad, expresan su gran alegría porque
manifiestan que la verdadera alegría, el verdadero triunfo, sólo se obtiene
con grandes sacrificios, estrictas privaciones y estableciendo un riguroso
plan de sometimiento y puntualidad, y ahí se convencen que la verdadera
alegría no está en los fugaces momentos de las alegrías falsas, sino en la
real felicidad que se obtiene a través de severas disposiciones que con-
ducen infaliblemente al triunfo final.
La puntualidad lleva consigo el signo de un profundo respeto a los
demás. Es la nota de consideración más elevada que podemos brindar-
nos unos a otros. Es la comprensión interior del respeto a los derechos de
los demás. Es correcto que alguna vez podamos llegar tarde a una cita o
a una reunión, siempre que medie algún contratiempo irremediable e im-
posible de resolver, pero llegar siempre tarde a todas las citas y/o reunio-
nes es un vicio que debe ser extirpado, porque de otra manera en nuestra
conciencia no le damos ninguna importancia a la cita y/o a las demás
personas que participan de ella. Es cómo si en lo más profundo de nues-
tra conciencia nos sentiéramos superiores.
La puntualidad también es una virtud que debemos cultivar y, junto a
la disciplina y la responsabilidad, forma una trilogía inseparable del HOM-
BRE DE BIEN, respetuoso y amoroso con sus semejantes. No superior,
ni inferior, pero sí Hermano de Todos.
La historia de cualquier genio o de cualquier héroe será siempre la
historia del trabajo, la perseverancia, la voluntad, la puntualidad. Solo así
ha podido vencer todos los obstáculos.
EL GRAN CHARLIE CHAPLIN, ha dicho: “Para llegar a triunfar en la
vida he tenido que trabajar, trabajar y trabajar sin descanso, con gran
esfuerzo, sacrificio; llegando siempre puntualmente a los ensayos, de lo
contrario, jamás hubiera podido trabajar”.
Es fundamental que cuando se cita y se elogia a una persona por su
intachable conducta, se hable de honorabilidad, de dignidad, de bondad,
de orden, de puntualidad.
Para ser conceptuado como una persona totalmente responsa-
ble, se debe ser disciplinadamente muy puntual.
Hay que insistir tantas veces como sea necesario, que es por su
conducta y puntualidad que el hombre llega a ser realmente un individuo
digno y no por las riquezas materiales que posee.
Hace más de 50 años, Japón perdió una terrible guerra y quedó en
la ruina. Para recuperarse del desastre y de la ruina, los japoneses no
buscaron armarse nuevamente para una revancha, sino prefirieron el tra-
bajo intenso para volver a ser una potencia industrial y hoy día superan a
los alemanes en el área del sonido y la fotografía; a los norteamericanos
en la fabricación de automóviles, a los suizos en el mercado mundial de
relojes, etc. Nunca se atrasan en el trabajo. Son ejemplarmente puntua-
les y esa es la razón de su gran éxito.
Usemos como escudo para triunfar en la vida: LA PACIENCIA, EL
OPTIMISMO, LA FE, LA VOLUNTAD Y LA PUNTUALIDAD.
LARRY BIRD, fue una gran estrella del baloncesto norteamericano y
comentó: “Para mí, un triunfador es alguien que conoce los talentos que
Dios le concedió; se esfuerza intensa, disciplinada y puntualmente, para
convertirlos en habilidades. Se vale de estas habilidades para alcanzar
sus metas; incluso cuando hay algún fracaso, lo considera como una
lección sobre sus puntos débiles, y desde el otro día se dedica paciente,
puntual y sacrificadamente, con gran voluntad, a convertir estas desven-
tajas en cualidades”.
El muy conocido y famoso arquero de la selección paraguaya, JOSE
LUIS CHILAVERT, considerado el mejor guardameta del mundo, dice:
“Para llegar a donde he llegado, no ha sido fácil. Es el resultado de un
titánico esfuerzo, disciplina, privaciones y exigentes entrenamientos. Soy
el primero que llego a los entrenamientos y el último en retirarme; o sea
me someto gustosamente a una estricta disciplina y puntualidad y el re-
sultado no se hace esperar: SOY EL MEJOR DEL MUNDO”.
Thomas Alva Edison decía: “Si somos puntuales, haríamos todo lo
que soñamos hacer. Nosotros mismos nos sorprenderíamos del poder
de la puntualidad”.
Cada uno de nosotros es capaz de grandes cosas. Dios nos hizo para
ser grandes triunfadores, pero nos resistimos al esfuerzo, al sacrificio, a la
puntualidad. Si nos proponemos y adquirimos el positivismo y somos estric-
tamente puntuales en todo, seremos grandes triunfadores. Es imposible
que racionalicemos nuestra conducta sin una técnica apropiada, y la adqui-
sición de esta técnica es tan laboriosa como la de la cultura intelectual o la
cultura física, Y LAS TÉCNICAS APROPIADADAS QUE DIFÍCILMENTE
PUEDAN FALLARNOS SON: DISCIPLINA Y PUNTUALIDAD
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476 - JOYAS ESPIRITUALES - 02/02 -
FRATERNIDAD ROSACRUZ DEL PARAGUAY
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