No te canses de hacer el bien y te advierto que te cuides de los senderos resbaladizos de las lisonjas .
Libro de Urantia. Pág.1896
En un mundo tan convulsionado como el nuestro, en donde las noticias suelen ser casi todas desastrosas y llenas de crímenes y tragedias, muchos se preguntan. ¿De que puede servir el bien que yo haga en medio de todo este caos? y la respuesta nos la da Jesús con mucha claridad cuando nos dice: ¡no te canses de hacer el bien! porque él jamás se pierde "ninguna experiencia valiosa, ocurre nunca en vano, ningún significado verdadero, ni valor real perece jamás.1200" porque tanto el bien como el Amor, que en el fondo son lo mismo, llevan dentro de sí, su propia plenitud y además son contagiosos y actúan en forma silenciosa y casi sin proponérselo, son como la luz del sol que no puede dejar de alumbrar a buenos y malos.
El bien lo debemos hacer porque es nuestra responsabilidad como hijos de Dios, porque "no es suficiente no hacer el mal, debemos aprender a hacer el bien.1736" además que en la medida que nos esforzamos por seguir las enseñanzas de Jesús, nos vamos dando cuenta que "cada día que vive un verdadero creyente le resulta más fácil el hacer lo que es recto.1740 porque como el hacer el bien es el fruto de nuestra unión con el Espíritu residente en nuestra alma, la religión se torna no un conjunto de prácticas y dogmas, sino que en algo vivo, que nos llena de satisfacciones, porque "el amor es la esencia de la religión y la fuente de una civilización superior"1124
Pero no basta amar y hacer el bien, Jesús nos pide algo más, nos pide que aprendamos a amar y a dar sin esperar ninguna recompensa, lo cual no es fácil, porque los seres humanos buscamos la aprobación y nos complacen los halagos, pero en el Camino espiritual estos deseos suelen ser muy engañosos y peligrosos, porque pueden hacernos sentir que somos especiales y que estamos en línea directa con Dios y que lo que comunicamos es una revelación recibida del alto cielo por nuestros méritos, recordemos que "la verdadera religión no es un sistema de creencia filosófica que se pueda razonar y sustanciar mediante pruebas naturales, tampoco es una experiencia fantástica y mística de sentimientos indescriptibles de éxtasis que tan sólo puedan disfrutar los devotos románticos del misticismo. El espíritu divino hace contacto con el hombre mortal, no mediante sentimientos o emociones, sino en el dominio del pensamiento más elevado y más espiritual 1107" que nos lleva al autodominio y también a la humildad, porque en el fondo de nuestra alma sabemos que "si hay en nosotros una virtud, es manifestación del Cielo que permanece en nosotros.1453
"La religión vive y prospera, entonces no por la vista y el sentimiento, sino más bien por la fe y el discernimiento interior. Consiste, no en el descubrimiento de nuevos hechos o en el hallazgo de una experiencia única, sino más bien en el descubrimiento de significados nuevos y espirituales de los hechos ya bien conocidos por la humanidad. La experiencia religiosa más elevada no depende de actos previos de creencia, tradición y autoridad; tampoco es la religión el vástago de sentimientos sublimes y emociones puramente místicas. Más bien es una experiencia profundamente honda y real de comunión espiritual con las influencias espirituales residentes en la mente humana, y en cuanto dicha experiencia se pueda definir en términos de psicología, es simplemente la experiencia de experimentar la realidad de creer en Dios como la realidad de tal experiencia puramente personal.1105"
Nuestra fe y nuestro amor deben tener cimientos sólidos e ir más allá de los entusiasmos momentáneos, el refrán popular dice; "obras son amores y no buenas razones" porque la fe sin obras es algo muerto, porque "la verdadera religión es discernimiento interior de la realidad, el vástago de fe de la conciencia moral, y no un simple consentimiento intelectual en un cuerpo de doctrinas dogmáticas. La verdadera religión consiste en la experiencia de «que el Espíritu mismo da testimonio con nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios». La religión consiste, no en proposiciones teológicas sino en discernimiento espiritual interior y sublimidad de la confianza del alma. Ella debe ser por siempre su propio crítico y juez; no puede ser observada, ni mucho menos comprendida, desde afuera. La única seguridad que tienes de un Dios personal consiste en tu propio discernimiento en cuanto a tu creencia en las cosas espirituales y experiencia con ellas.1107"las mismas que nos permiten traducirlas en obras positivas para nuestros hermanos.
Al dar, al hacer el bien, hagámoslo en silencio y con naturalidad, porque "la sinceridad cumple mejor su cometido cuando está unida a la discresión.1981""es nuestro deber el hacerlo porque hemos recibido mucho y "el hombre bueno no intenta guardarse, la verdad, sino más bien desea donar estas riquezas a sus semejantes, porque esta es la realización de la verdad. El objeto del verdadero creyente es actuar, pero no forzar nunca,1934
yolanda silva solano