1°- SUFRIR
-“¿Por qué Dios no me escucha?”, -“¿Por qué las personas no me comprenden?”, -“¿Por qué me pasó esto?”.
Si nos detenemos en esta etapa, nos encerramos en un círculo vicioso de tristeza en el que nos erigimos como víctimas,ante cualquier circunstancia.
2°- ACEPTAR EL APRENDIZAJE Y VER EL BIEN QUE CADA COSA CONLLEVA
- “¿Qué puedo aprender de esto que me está pasando?”; -“¿Qué puedo hacer al respecto?”.
Superamos la mentalidad de quedarnos atrapados en el sufrimiento y comenzamos a crecer. Y así vemos que la vida también es aprendizaje. Pero si nos detenemos, en algún punto sentiremos aún,cierto vacío que sigue sin revelarse y nos preguntaremos:
-“¿Qué sentido tiene todo lo que estoy haciendo?” Algo falta para sentir la completitud.
3°- VISLUMBRAR UN PROPÓSITO
Nos vamos haciendo conscientes de una tarea o propósito mayor que se perfila cada vez más claramente o al menos…más sensiblemente. Mirando atrás, nos damos cuenta de cómo cada una de las acciones, nos llevaron al momento que estamos viviendo. Vemos con claridad que cada persona y circunstancia de nuestro pasado,se acomodan como piezas de un rompecabezas. Descubrimos cómo una aparente adversidad (enfermedad, pérdida de trabajo, duelo, etc.) nos condujo por sendas que ahora agradecemos.
Cada hecho está ligado con el siguiente. La trama se nos muestra inconmesurablemente más importante que el hilo con el que nos conectábamos al comienzo…y asumimos ser artífices de esa grandeza que supera la individualidad.
-¿Qué puedo darle yo a la Vida? -¿Cómo puedo servir a la Vida?
Todo comienza a percibirse… relacionado con todo. En un primer momento es como si miráramos un tapiz del lado del revés y no captáramos la figura, pero luego se torna significativa y abarcamos la existencia de una esencia superior en esa obra de arte que es la Vida.
Recobramos el Don de quitar velo tras velo y vivimos el presente re-descubriendo el papel de determinada persona o circunstancia en La Tarea.
Allí es donde sabemos que nuestra vida –única e irrepetible- tiene un propósito mayor.
Y cuando nos vamos dando cuenta de esto aparecen las herramientas que necesitamos para cumplir cada tarea.
Dichas herramientas pueden presentarse en la forma de un amigo, un libro, un niño,un sueño, o una nota en el diario. A partir de allí, en cada cosa hallamos las señales de nuestro Ser omnisapiente, que aprendemos paulatinamente a captar e incorporar.
Sólo hay que mantenerse alerta, Despierto y abierto a la intuición,que es un guía que no falla .
SADAMA
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