Estoy absolutamente convencido de que el universo entero es amistoso conmigo, e insisto en creer en esta verdad todopoderosa con una confianza total, a pesar de todas las apariencias en contra».
Jesús, El Libro de Urantia. Pág.2087
En estos momentos en que las noticias dan cuenta de las muchas desgracias que están ocurriendo en nuestro planeta y que los efectos de los cambios del clima sobre distintas regiones, demuestra que nos encontramos en una fase aguda y al mismo tiempo grave de una anunciada crisis de la civilización humana, y particularmente de la llamada "civilización occidental", que durante muchas generaciones ha impuesto una manera particular de entender el mundo y de interactuar con sus dinámicas, sin tomar en cuenta sus consecuencias.
Junto a esto, tenemos las páginas de la crónica roja que parecen no detenerse ante el crimen y la delicuencia. A la vista de tanto mal, es cuando debemos aferrarnos a la fe que Jesús vino a enseñarnos y convencernos que a pesar de todo lo negativo que ocurre, Dios está con nosotros porque "el Padre Universal no se ha retirado de la administración de los universos, él no es una deidad inactiva.55"
"Jesús no se aferró a la fe en Dios así como lo haría un alma en guerra con el universo y en lucha de muerte con un mundo hostil y pecaminoso; no recurrió a la fe como simple consuelo cuando estaba plagado de dificultades ni como alivio cuando lo amenazaba la desesperanza; su fe no fue tan sólo una compensación ilusoria de las realidades desagradables y de las congojas del vivir. Al enfrentarse con todas las dificultades naturales y las contradicciones temporales de la existencia mortal, él experimentó la tranquilidad de la confianza suprema y indiscutida en Dios y sintió la tremenda emoción de vivir, por la fe, en la presencia misma del Padre celestial. Esta fe triunfante fue una experiencia viva de real alcance espiritual. La gran contribución de Jesús a los valores de la experiencia humana no fue que revelara tantas nuevas ideas sobre el Padre en el cielo, sino más bien que tan magnífica y humanamente demostró un nuevo y más alto tipo de fe viva en Dios. Nunca en todos los mundos de este universo, en la vida de cualquier mortal, vino Dios a ser tal realidad viva como en la experiencia humana de Jesús de Nazaret. En la vida del Maestro en Urantia, este mundo y todos los demás de la creación local descubren un nuevo tipo más elevado de religión, una religión basada en las relaciones espirituales personales con el Padre Universal y totalmente validada por la autoridad suprema de la experiencia personal genuina. Esta fe viva de Jesús fue más que una reflexión intelectual, y no fue una meditación mística.2087"
Es fácil tener fe cuando las cosas andan bien, pero cuando parece que todo se desmorona a nuestro derredor, es cuando debemos hacer que nuestra fe sea algo vivo, que nos ayude a traspasar lo aparentemente negativo, pues es "a través de la fe religiosa, el alma del hombre se revela a sí misma y demuestra la divinidad potencial de su naturaleza emergente por la forma característica en que induce a la personalidad mortal a reaccionar ante ciertas situaciones intelectuales y sociales difíciles y de prueba.1108"
Antes de su muerte, "Jesús experimentó esos altibajos de sentimientos que son comunes a toda experiencia humana, y en este momento estaba cansado del trabajo, agotado de las largas horas de labor esforzada y de ansiedad penosa sobre la seguridad de sus apóstoles. Aunque ningún mortal puede tener la presunción de entender los pensamientos y sentimientos del Hijo de Dios encarnado en un momento como éste, sabemos que soportó gran angustia y sufrió una congoja indescriptible, porque la transpiración bañaba su rostro a grandes gotas. Por fin estuvo convencido de que el Padre tenía la intención de permitir que los acontecimientos naturales siguieran su curso; estaba plenamente decidido a no emplear para salvarse ninguno de sus poderes soberanos como jefe supremo de un universo.1969"
La fe de Jesús, tenía sus fundamentos en la seguridad de que era amado por su Padre y por eso, aun cuando en algún momento su parte netamente humana, reaccionara con pena como lo hizo cuando frente a la ciudad de Jerusalen se dió cuenta que es misma multitud que lo aclama el Domingo de Ramos, sería la que días después pediría su crucificción y cuando ante ésta, por algunos momentos sintió temor y cierto rechazo en el Huerto de Getsemaní, su fe fue capaz de sobreponerse y decirle a su Padre:"Padre mío, he venido a este mundo para hacer tu voluntad, y así lo he hecho. Sé que ha llegado la hora de dar esta vida en la carne, y no me resisto a hacerlo, pero quiero saber que es tu voluntad que yo beba esta copa. Envíame la certeza de que te complazco en mi muerte aun como lo hice en mi vida».1968
Jesús se hizo uno de nosotros para enseñarnos a Vivir y también a Sufrir porque en nuestra condición humana ambas condiciones van unidas, no podemos huir del sufrimiento y el ser espirituales no nos libra de las vicisitudes de la vida cotidiana, porque "los mortales tan sólo aprenden de la sabiduría, a través de la experiencia de las tribulaciones.556"
No dejemos que las cosas negativas aminoren nuestra fe, por el contrario, sepamos ser optimistas aún en medio de ellas, es cierto, nosotros no podemos detener el viento, pero podemos construir molinos con él.
yolanda silva solano