EL TRABAJO EN MOUNT ECCLESIA Y LOS NUEVOS EDIFICIOS
Volviendo a nuestra imprenta en 1.918,
el hombre y su esposa, quiénes habíamos traido con
nosotros de Los Angeles, eran muy buenos trabajadores y ayudaban considerablemente en el
trabajo de mecanografía y en la encuadernación de libros, pero el pobre hombre era un tomador
periódico y otra vez, luego de varios meses, tuvo que dejarnos para volver al mundo. Esto nos
puso en una especie de dilema, haciendo necesario que publicáramos por ayuda nuevamente, en
vista de conseguir un operador de mecanografía. Quién escribe tenía una hermana en Los Angeles
cuyo domicilio fue usado en los anuncios. Aquí Max Heindel conoció y contrato a un impresor
confiable, N. W. Caswel. A la vez ya había en nuestra imprenta una pequeña mujer
aprendiz
E. Laning, a quién Max Heindel habia iniciado en el trabajo de mecanografía, manejo de la
imprenta etc. , pués había una gran necesidad de ayuda en todos los departamentos o áreas.
Ahora el trabajo de mecanografía continuó con la ampliación de El Mensaje de las Estrellas
y la ampliación también de Astrología Cientifica Simplificada. Años después estas dos personas
se casaron y al momento de escribir esto el Sr. y la Sra. Caswel están nuevamente entre nuestros
trabajadores.
LUEGO DEL CAMBIO
Hay un tiempo, allá por 1.913, poco antes del inicio de la primera escuela de verano, durante el
que Max Heindel atravesó un tiempo de prueba con algunos visitantes y luego de que estos se
fueran, él soportó un fuerte ataque al corazón. Quién escribe temió
que en ese momento la dejaría
y pasaría al más allá, pero luego de haberlo reemplazado por algún tiempo y ayudado a él, se
recuperó y su primer comentario hacia él fue: "Oh querido, si me hubieses dejado que hubiera
hecho yo", entonces él la miró con una dulce sonrisa y le contestó: "Mi querida si yo me hubiera
ido vos hubieras continuado el trabajo, pero si vos me hubieras dejado yo no lo hubiera podido
continuar sin vos". Y así fue, luego de la partida de nuestro querido, el trabajo continuó como
siempre. De hecho tomó nueva vida, pués Max Heindel trabaja en pos del mismo desde los planos
internos.
Luego de algunos meses, varios miembros, quiénes habían estado en el trabajo por unos cuántos
años vinieron a la Sede Central . W. J. Darrow del Centro de New York, que era ingeniero
constructor, vino a ayudar a erigir un tanque séptico y luego asistió en la oficina y en el Dpto.
de Impresión. La Sra. N. Litle de Seatle también vino y liberó a quién escribe de la
responsabilidad de la cocina y tiempo después ocupó el cargo de Secretaria Esotérica. La Sra.
M. D. Roberts de New York llegó y liberó a quién escribe también de la responsabilidad del Dpto.
de Huéspedes. En este tiempo la Sra. M. Wolf tenía un
cargo en el Dpto. de Curación. Luego de
su muerte el Sr. Roberts vino a ocupar el cargo en dicho Dpto. No había quién condujera un
vehículo hasta que luego un hombre, un miembro de Chicago, Joseph Hoheisel, llego a Oceanside.
Este hombre era muy buen mecánico de autos y un estudiante muy sincero.
Surgió entonces un nuevo problema en la imprenta, en la máquina de doblado de libros; dicha
dobladora presentaba dificultades en el ajuste para el doblado de las revistas. Como nuestro
querido mecánico Max Heindel no estaba ya con nosotros para atender este trabajo (quién escribe
dicho sea de paso, era una mujer diestra con la maquinaria), pasó un domingo entero con esta
dobladora hasta que al fin hizo los ajustes necesarios para que el trabajador pudiera reanudar
el trabajo el lunes por la mañana con el doblado de las revistas, las que estaban impresas pero
sin encuadernación.
Luego se materializaron los problemas con la máquina que cosia libros y ningún mecánico en
Oceanside era familiar con esta complicada maquinaria. Nuevamente quién escribe pasó un domingo
entero lidiando y trabajando con esta máquina hasta arreglarla al final y ponerla en condiciones
de funcionamiento. La razón por la que ella trabajaba el domingo era para que ningún hombre le
hiciera sugerencias y se ofreciera a hacer el trabajo por ella, interfiriendo así con el trabajo
tan importante que ellos realizaban y tan necesario. El domingo ella podía estar sola y
concentrarse enteramente en dicho
trabajo.
Las cosas comenzaron a marchar por sí solas en la imprenta, así como en los demás Departamentos
y trabajadores experimentados y leales llegaban a nosotros. Por extraño que parezca por mucho
que Max Heindel hiciera y por valioso que hubiera sido su
presencia, el trabajo continuaba
tranquilamente y en cada Departamento nuevos colaboradores llegaron que comenzaron el trabajo
con gran amor e interés y de esta manera el trabajo de esta gran alma fué llevado a cabo. Así
nosotros tal vez podemos ver, como el trabajo de Dios marcha y los hombres pueden ser semejantes
a la olas del gran oceáno, como una ola rompe y pasa dentro de las grandes aguas, otras olas
toman su lugar. No importa cuán valiosos podamos ser, otros caminarán en nuestros lugares y el
trabajo continuará.
De
"Ecos desde Mount Ecclesia" Marzo de l.919.
"Mount Ecclesia ha sido mi hogar por más de cinco años y tuve cada oportunidad para verificar
mis primeras impresiones.
"Para el mundo entero Max Heindel fué el estudiante y Maestro de Misticismo. Muchos en alrededor
del mundo recibieron sus primeras impresiones de Ocultismo de él. Para aquellos que seguían sus
cursos por correspondencia, tanto estudiantes como probacionistas, él era nuestro líder
autorizado por los Hermanos Mayores a conducirnos a los más elevados misterios de la Orden
Rosacruz, pero para aquellos de nosotros que fuimos privilegiados a vivir en la Sede Central,
quiénes vimos al hombre así como al hermano. El era un ejemplo viviente de sus enseñanzas.
"Evitaba a las muchedumbres que venían con curiosas preguntas aunque aquellos que venían en
busca de asistencia siempre les era amable y les transmitía fuerza -un hombre de pocas
palabras- pero nosotros quiénes necesitábamos ayuda recibíamos siempre una respuesta que nos
convencía y satisfacía; nos enseñó a servir siguiendo su propio ejemplo. El era uno de nosotros
y amaba su hogar, era el más considerado de todos y cuando necesitaban siempre servía.
"Este ha sido un trabajo pionero muy duro. La maleza cubría los campos cuando se compraron hace
ocho años, nunca carecíamos de dinero para lo que era realmente necesario, pero
así más los
trabajadores que venían -enviados por los Hermanos Mayores pués ninguno venía que no fuera
enviado- con frecuencia le fallaban. Esta era una prueba para ellos y al parecer no estaban
listos. Si se rompía la bomba de agua en el valle, él se trepaba descalzo sin importar su mala
circulación, a una distancia de 235 pies y la reparaba y así Mount Ecclesia nuevamente tenía agua.
Ya sea que o bien se rompía algo en el automóvil, entonces se tiraba de espaldas bajo el mismo
y lo arreglaba. Más tarde fue necesario que fuera mecánico de nuestra imprenta pués mecánicos
competentes en mecanografía fueron escasos debido a los tiempos de guerra.
"Hace cinco años, lo vi venir a la vieja carpa que antes hacía las veces de comedor y estando
sentadas más de cincuenta personas, él con trapo y escoba se puso a limpiar la habitación,
pués los probacionistas masculinos tomaban dicha tarea por poco apropiada para ellos y él no
hubiera dejado a una mujer hacer dicho trabajo habiendo hombres alrededor. El fué el arquitecto
de muchos de nuestros edificios y frecuentemente cuando los trabajadores fallaban podía vérsele
ayudando con la carga de los ladrillos a aquellos obreros que los necesitaban. Su corazón estaba
muy
afligido por los muchos en quiénes él había confiado y le habían decepcionado.
"Entonces su fragil cuerpo cedió paso ante las presiones cuando podría haber sido salvado por
este gran trabajo si cada uno hubiera cumplido su tarea.
"El amaba estas montañas y colinas, los picos nevados y San Jacinto y el gran llano del Oceáno
Pacífico con sus constantes y cambiantes puestas de Sol.
"Siempre tan caballero no tenía reparos en mostrar su considerado amor hacia su compañera, pués
eran uno en alma y espíritu. Un fuerte lazo une a cada uno de los que hemos tenido el privilegio
de conocer al hombre así como al lider. No podemos olvidar su fuerte voz mientras nos dirigía
en los cantos en la Pro-Ecclesia, con la alegre e iluminadora sonrisa con la que saludaba a
aquellos en
quiénes tenía confianza.
"Puede algunos de los que estuvimos en tiempos de Navidad olvidar la cena de Navidad y la tarde
que seguía a ésta? Qué alegre, contento y feliz estaba el Sr.Heindel; las canciones que cantaba
con su voz de bajo, las historias, cuentos y
bromas que contaba? Así también en nuestra pequeña
celebración de Año Nuevo era uno de los más alegres y contentos, aplaudía con esmero los
esfuerzos de los otros y estaba siempre listo para hacer su parte con fin de sumar alegría a
la celebración. Ninguno va a olvidarse cuando cantaba la versión del navegante de "Adonde irás
mi pequeña doncella? " utilizando la melodía original de los viejos tiempos.
"Perdimos su presencia corporal, pero él es aún nuestro lider y aún escuchamos su voz repitiendo
su poema favorito: "La muerte no existe" - Mary L. Lyon-.