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LIBR. DE URANTIA: El guerrero espiritual 2
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Respuesta  Mensaje 1 de 1 en el tema 
De: pedroavila65  (Mensaje original) Enviado: 14/02/2011 15:22
11.- LA INTREPIDEZ DEL GUERRERO ESPIRITUAL CONSISTE EN ABRIRSE, NO EN PARAPETARSE NI MUCHO MENOS ATRINCHERARSE.
Asume ese riesgo y espera lo que ocurre sin dejarse tomar por frustraciones del pasado o expectativas del futuro. Procede con precisión según las circunstancias lo requieren. Es a la vez recio y manso. Vigila su pensamiento y su conducta. Aprecia en grado sumo la relación humana. Sabe que no hay peor enemigo que un ego que se desborda y que nada debilita tanto como la infatuación y la autoimportancia. Utiliza el discernimiento para abrirse camino aún en la confusión; apela el entendimiento que le proporciona la Enseñanza para arrojar luz a través de la ofuscación. No ahoga jamás sus pasiones; las orienta. Aprovecha todo momento para estimular el proceso del autoconocimiento.

12.- NO CREA RESISTENCIAS.
Está. De nada sirve parchear ni perderse en componendas. Se enfrenta y asume el riesgo de rodar por el campo de batalla. Pero sin resistencias, los sucesos son tal como son y sin ser distorsionados por la alucinación del pensamiento desordenado. El guerrero se adiestra en ver las cosas como son, para extraerles toda su sabiduría. No deja que su psicología se superponga a los acontecimientos y los falsee. Por eso no gusta de escapismos, subterfugios, autoengaños. No es negando el mundo fenoménico (samsara) que éste se supera, sino penetrándolo con la atención muy despierta y ecuánime.

13.- NO HAY PEOR BRUMA QUE EL AUTOENGAÑO.
El autoengaño adquiere caracteres de mayor gravedad en la senda del guerrero, porque no hay que imaginar que se está caminando si no se está avanzando ni una sola pulgada. La honestidad es el antídoto contra el autoengaño.
Un guerrero espiritual puede dejar de ser todo, menos honesto. Mejor es apartarse de la Enseñanza que estar en al Enseñanza sin comprometerse rigurosamente con ella. El guerrero espiritual desarrolla un gran sentido del humor, pero no juega con la Enseñanza.

14.- EL GUERRERO ESPIRITUAL SE MIRA A SÍ MISMO SIN SUBTERFUGIOS.
Es doloroso ponerse al descubierto, examinar las propias mezquindades, miedos, actitudes egocéntricas, tendencias neurológicas. Abre su psiquis en canal ante sí mismo. Se desgarra ante la propia visión de su interioridad y ahí halla toda su fuerza para emerger hacia una dimensión de veracidad. Se encara a todos sus fantasmas internos. No alivia ni amortigua sus miedos. Los instrumentaliza. Pone fin a las componendas. No se refugia en su torre de marfil psicológica, sino que emerge rompiendo las corazas que lo aprisionan y ahogan. Mira su mente, sus surcos repetitivos de consciencia, sin infinitos hábitos autoprotectores, su impresionante urdimbre de autoengaños sutilmente tejidos. Reconoce su enrarecida atmósfera interna de miedos, resquemores, ansiedades, pretensiones falaces y egoísmos. Porque es un guerrero se enfrenta con sus deficiencias. No desfallece. No se conforma. Contempla la necesidad de cambiar y comenzar a modificarse. Esa es su contienda. Conquistar el mundo no es nada al lado de lo que representa la conquista de uno mismo. Recurre al poder de la mente y al corazón. Aprende a pensar y dejar de pensar; a amar y ser compasivo. Recurre a su intuición de buscador.

15.- EL GUERRERO ESPIRITUAL ALTERNA EN SÍ MISMO SENSIBILIDAD Y CORAJE. Con sensibilidad vive todas las situaciones; con coraje supera las circunstancias adversas. Porque es un observador diligente, aprende de cualquier circunstancia. Porque no se permite mantener su mente embotada, sabe en todo momento cual es su meta y conque medios cuenta para caminar hacia ella. Porque mantiene muy viva la motivación de libertad interior, supera las fascinaciones de la vida cotidiana, acopia fuerzas y sigue caminando hacia la Realización.

16.- EL GUERRERO ESPIRITUAL TRATA DE MANTENER SU MENTE LIMPIA.
Nada de dogmas, ni de ideologías, ni de obsesiones. Todo ello le roba su brillo, su fuerza, su talante. Nada de prejuicios ni adoctrinamientos. Todo ello le roba su frescura, su destreza. Confía en la observación penetrativa, más allá de filtros y acumulaciones. Sabe que el mejor consejero es la misma armonía interior y la mejor lámpara la comprensión lúcida. Se apoya en la disciplina y el esfuerzo no coercitivo ni compulsivo.

17.- EL GUERRERO PONE LOS MEDIOS PARA GANAR UNA DIMENSIÓN DE CONSCIENCIA NO CONTAMINADA POR EL APEGO Y LA AVERSIÓN.
En esa dimensión de consciencia no hay angustia y por tanto uno se puede relacionar con la vida y con las otras criaturas desde la cordura que proporciona la serenidad interior. Desde esta dimensión de consciencia, que no se pierde en ensoñaciones ni obsesiones, es posible acoplarse a la situación tal cual es y sacarle toda su inspiración y enseñanza. Cuando se procede así, todo se torna un acto meditacional. Hay un mensaje a cada instante y sobreviene una nueva espontaneidad que nada tiene que ver con el instintivismo ni la mendicidad. Hay una refrescante adaptabilidad. Se adentra uno con destreza en el laberinto de lo fenoménico. No hay aferramiento; no hay resentimiento. Las cosas se viven con frescura, sin desgarramiento interior. Se sufre, se goza, desde la ecuanimidad y confiando en la propia energía y calidad de ser humano. Se es a pesar de todos los condicionamientos; permanece uno conectado con su naturaleza real, a pesar de todas las circunstancias. Cada situación adquiere relevancia, más allá de la rutina y el aburrimiento.

18.- EL GUERRERO ESPIRITUAL VALORA MUCHO LA INTELIGENCIA PURA, NO LOS CONCEPTOS NI EL PENSAMIENTO ORDINARIO.
La inteligencia pura es el arte de ver con claridad, de comprender con lucidez, de penetrar los fenómenos tal cual son. Esa inteligencia da por resultado el verdadero amor, el comportamiento honesto, la óptima relación con nosotros mismos y con los demás. Esa inteligencia permite que aflore una disciplina espontánea y natural, una mansedumbre no fingida ni artificial, una fluidez contagiosa y saludable. Esa inteligencia es la visión cabal, aquella que penetra y esclarece. El guerrero espiritual se ejercita en cualquier modo de meditación para estimularla. Esa inteligencia pone el descubierto la realidad tal cual es y permite desplazarse hacia lo incondicionado. Desmantela el ego, disuelve el apego, quema los falsos ropajes y disfraces. Con esa inteligencia, la mente no se cree sus propias proyecciones, no hay posibilidad de infatuación, se deja confiar para siempre en la agresividad o el afán de poder. Una inteligencia tal, purifica; hace la actitud amorosa, pone armonía y orden dentro de uno mismo.

19.- CUANDO EL GUERRERO SE SIENTE O SE SABE SOLO, SE CONECTA CON EL LINAJE DE LOS GUERREROS ESPIRITUALES, SE SIENTE UNO DENTRO DEL CIRCULO INTERNO DE LA HUMANIDAD, TOMA INSPIRACIÓN Y FORTALEZA DE AQUELLOS QUE SE DESPERTARON Y REALIZARON SU HEROICIDAD ESPIRITUAL. Entonces el guerrero recobra su valentía, su intrepidez, hasta su osadía. Los retrocesos en la búsqueda sólo son aparentes. La consistencia es lo que cuenta. Toda la energía que los otros consumen en la autoimportancia, la obsesión, la competencia, el afán de aparentar y dominar, el apego y la aversión, toda esa energía el guerrero la reorienta hacia la evolución consciente. Ese rico caudal de energía interior permite la conexión con la energía de todos los seres vivientes y así nunca se agota, sino que se renueva e intensifica. Ampliando la consciencia de todo lo que ésta a su alcance, el guerrero descubre la afabilidad, el sentido de una brizna de hierba, la plenitud de lo impersonal y no referencial, la lucidez de la vigilia atenta y ecuánime, la sensación de libertad de la apertura sin barreras, el sabor reconfortable de enfrentar los hechos como son, sin subterfugios; el placer que proporciona la capacidad de explorar todo lo fenoménico, sin dejarse contaminar, empañar o seducir por los fenómenos y sin perder la conexión con el ángulo de quietud y cordura.
Aún los acontecimientos más triviales le sirven al guerrero para retomar el hilo de la consciencia. Al vaciarse de todo se llena de su propia realidad existencial. Al no tener la compulsiva necesidad de demostrar nada, todo sucede por sí mismo. Controla y fluye. Es de todos y de nadie demasiado. Está sin estar. Desarrolla una visión plena, no fragmentada. Confiando en su intuición primordial no necesita blindajes psíquicos. Muchas veces le asaltan los pensamientos neuróticos que forman las milenarias memorias de todo ser humano, pero aprende a manejarse con ellos. La meditación les capacita para no dejarse tomar y encarcelar por las imágenes mentales.

20.- BUENA PARTE DEL SUFRIMIENTO ESTA EN LA MENTE. Así lo sabe el guerrero, y sabe que en la mente hay que resolverlo. De tanto mirar el pasado y el futuro, el ser humano no se dispone sagazmente para el presente. Habitando en la ofuscación e insatisfactoriedad de la mente, no puede haber comunión ni con uno mismo ni con los demás. El guerrero espiritual enfrenta su mente, se encara a lo conceptual, enfrenta la compulsividad del pensamiento reactivo, aplica la ecuanimidad a sus viejos impulsos, comprende que la mejor defensa es no alimentar neuróticas autodefensas, se entrena en dinamitar los fundamentos del ego: identificación con la forma, el nombre, la imagen idealizada y la autoestima, la infatuación, los condicionamientos y adoctrinamientos, las reacciones y hábitos mentales, y otros.
El guerrero aprende a estar en sí mismo, desde la serenidad. Si no aprendemos a estar con uno mismo, ¿dónde podremos ir que nos sintamos bien? El guerrero espiritual se desnuda psicológicamente para ir más allá del tardo de su psicología. Sabe que no hay proceso sin sufrimiento, pero no genera sufimiento sobre el sufrimiento. No cede a las fantasías, construcciones y coleccionismos del ego. Sabe que para ser hay que no ser.



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