«El mundo está lleno de almas hambrientas que se mueren de hambre delante mismo del pan de la vida"
Libro de Urantia.
El hambre de Dios, aunque nos parezca mentira está en todos los seres humanos aún cuando ellos no sepan muchas veces asociar sus inquietudes, su soledad, su descontento con la vida, a la falta de ese Dios que desde el fondo de sus almas está clamando ¡Aquí estoy para ayudarte! porque el origen del hombre puede ser animal, pero desde Pentecostés ese mismo hombre se ha convertido en nada menos que templo de Dios, porque una parte de la divinidad está con él, hasta el momento en que en forma totalmente deliberada, consciente y repetitiva la criatura en forma volitiva desee abrazar el mal, en cuyo momento pierde su Personalidad y es como si nunca hubiese existido.
" La posibilidad del mal es necesaria para la elección moral, pero la actualidad del mal no es necesaria. Una sombra es sólo relativamente real. El mal actual no es necesario como experiencia personal. El mal potencial actúa igualmente bien como estímulo para la decisión en los reinos del progreso moral en los niveles más bajos del desarrollo espiritual. El mal se vuelve una realidad de la experiencia personal sólo cuando una mente moral hace del mal su elección.1458"
La gran mayoría de las personas que están alejadas de Dios, no lo están debido a sus pecados, ni a sus faltas, pues un creyente sabe bien que el Padre siempre está pronto a perdonar nuestras flaquezas. La lejanía con Dios se produce precisamente porque esas almas no han tenido la ocasión de conocer al Dios verdadero, ese que nos ama con un amor sin medida, al punto de enviarnos a su Hijo para que nos enseñara el camino de la paternidad y de la fraternidad.
Dios, no puede hacer nada extraordinario por esas almas, porque estaría invadiendo su libre albedrío, pero nosotros sí podemos mostrales el Camino sin imposiciones pero con la fuerza poderosa de nuestro ejemplo como tan bién lo ilustra la conversación que Jesús tuvo con Ganid: "Se habían encontrado por casualidad con un pagano irreflexivo, camino a los lagos, y Ganid se sorprendió de que Jesús no siguiera su práctica usual de entablar con este hombre una conversación que condujera naturalmente a la discusión de asuntos espirituales. Al preguntarle Ganid a su maestro por qué mostraba tan poco interés en este pagano, Jesús respondió: Ganid, este hombre no estaba sediento de verdad. No estaba insatisfecho consigo mismo. No estaba presto a pedir ayuda, los ojos de su mente no estaban abiertos para recibir luz para el alma. Ese hombre no estaba maduro para la cosecha de la salvación; hay que darle más tiempo para que las pruebas y dificultades de la vida lo preparen para recibir la sabiduría y un conocimiento superior. O bien, si pudiéramos llevarle a vivir con nosotros, tal vez podríamos mediante nuestra manera de vivir mostrarle al Padre celestial, y tal vez tanto lo atraería nuestra vida de hijos de Dios que se vería obligado a preguntarnos acerca de nuestro Padre. No puedes revelar a Dios a los que no lo buscan; no se puede conducir al regocijo de la salvación a las almas que no quieren ser salvadas. Es necesario que el hombre llegue a anhelar la verdad como resultado de las experiencias de la vida, o que desee conocer a Dios como resultado del contacto con la vida de los que han conocido al Padre divino, antes de que otro ser humano pueda actuar como medio para conducir a ese mortal al Padre celestial. Si conocemos a Dios, nuestra tarea verdadera en la tierra es vivir de modo tal que el Padre pueda revelarse en nuestra vida, y así todas las personas que buscan a Dios verán al Padre y pedirán nuestra ayuda para averiguar más acerca del Dios que de ese modo encuentra expresión en nuestra vida.1466"
Nosotros, los que tenemos la dicha de conocer a Dios como nuestro Papá del cielo, tenemos la obligación de darlo a conocer a los demás, porque "no se puede recibir tanto y no dar nada.1584" debemos ser la sal que le de sabor a Urantia y alimentar a las almas hambrientas, recordemos que "mucho se nos ha dado, por tanto mucho se espera de nosotros. 1824 porque "no es suficiente el no hacer el mal, es preciso aprender a hacer el bien.1736"
yolanda silva solano