1. LA NATURALEZA DEL SER SUPREMO
El Supremo es la belleza de la armonía física, la verdad del significado intelectual y la bondad del valor espiritual. Él es la dulzura del verdadero éxito y el regocijo del logro perdurable. Él es la superalma del gran universo, la conciencia del cosmos finito, lo completo de la realidad finita y la personificación de la experiencia Creador-criatura. A lo largo de toda la eternidad futura Dios el Supremo será el vocero de la realidad de la experiencia volitiva en las relaciones trinitarias de la Deidad.
En las personas de los Creadores Supremos, los Dioses han descendido del Paraíso a los dominios del tiempo y del espacio, para crear allí y evolucionar criaturas con capacidad del logro del Paraíso que puedan ascender allí en búsqueda del Padre. Esta procesión universal de Creadores descendentes que revelan a Dios y criaturas buscadoras de Dios ascendentes es reveladora de la evolución de la Deidad del Supremo, en el cual tanto los que descienden como los que ascienden logran una mutualidad de comprensión, el descubrimiento de la hermandad eterna y universal. El Ser Supremo de este modo se vuelve la síntesis finita de la experiencia de la causa Creador-perfecta y la respuesta criatura- perfeccionante.
El gran universo contiene la posibilidad de una completa unificación, y eso es lo que busca por siempre, y esto surge del hecho de que esta existencia cósmica es una consecuencia de los actos creadores y de los mandatos de poder de la Trinidad del Paraíso, que es unidad no cualificada. Esta misma unidad trinitaria está expresada en el cosmos finito en el Supremo, cuya realidad se vuelve cada vez más aparente a medida que los universos alcanzan el nivel máximo de identificación con la Trinidad.
La voluntad del Creador y la voluntad de la criatura son cualitativamente diferentes, pero también son semejantes experiencialmente, puesto que la criatura y el Creador pueden colaborar en el logro de la perfección del universo. El hombre puede trabajar en enlace con Dios y de esta manera cocrear a un finalista eterno. Dios puede trabajar aun como humanidad en las encarnaciones de sus Hijos, que de esa manera logran la supremacía de la experiencia de la criatura.
El Creador y la criatura se unen en el Ser Supremo en una Deidad cuya voluntad es expresiva de una personalidad divina. Y esta voluntad del Supremo es algo más que la voluntad o de la criatura o del Creador, así como la voluntad soberana del Hijo Soberano de Nebadon es algo más que la combinación de la voluntad de la divinidad y de la humanidad. La unión de la perfección Paradisiaca y de la experiencia espacio-temporal produce un nuevo significado de valor en los niveles de deidad de la realidad.
La naturaleza divina en evolución del Supremo se está volviendo una representación fiel de la experiencia inigualada de todas las criaturas y de todos los Creadores en el gran universo. En el Supremo, la creadoridad y la criaturidad son la misma cosa; están por siempre unidas por esa experiencia que naciera de las vicisitudes que acompañaron la solución de los múltiples problemas que acechan a toda creación finita mientras ésta prosigue el camino eterno en pos de la perfección y liberación de las cadenas de la imperfección.
La verdad, la belleza y la bondad están correlacionadas en el ministerio del Espíritu, la grandeza del Paraíso, la misericordia del Hijo y la experiencia del Supremo. Dios el Supremo es verdad, belleza y bondad, porque estos conceptos de la divinidad representan máximos finitos de la experiencia ideacional. Las fuentes eternas de estas cualidades triunas de la divinidad están en los niveles superfinitos, pero una criatura tan sólo puede concebir de tales fuentes como superverdad, superbelleza y superbondad.
Micael, un creador, reveló el amor divino del Padre Creador para sus hijos terrestres. Y habiendo descubierto y recibido este afecto divino, el hombre puede aspirar a revelar este amor a sus hermanos en la carne. Este afecto de la criatura es un reflejo auténtico del amor del Supremo.
El Supremo es simétricamente inclusivo. La Primera Fuente y Centro es potencial en los tres grandes Absolutos, es actual en el Paraíso, en el Hijo y en el Espíritu; pero el Supremo es tanto actual como potencial, un ser de supremacía personal y de poder todopoderoso, que responde de igual manera al esfuerzo de la criatura y al propósito del Creador; autoactuante sobre el universo y autorreactivo a la suma total del universo; y al mismo el Creador supremo y la criatura suprema. La Deidad de la Supremacía es de este modo expresiva de la suma total de lo finito entero.
LU 1278