¿EL ESOTERISMO, LA CIENCIA O AMBOS?...(yII)
Francisco Nieto
Volviendo al Ser Supremo, éste gran Ser, como primera y única manifestación de lo Absoluto,
contiene EN SÍ MISMO (como nosotros tenemos, por ejemplo, el poder de la voluntad) siete Grandes
Jerarquías Creadoras que son las encargadas de crear esos siete Planos Cósmicos donde evolucionan
infinidad de millones de Espíritus como nosotros. Ya hemos visto cómo estamos limitados para
ver más allá de lo que perciben los sentidos, y algo similar ocurre respecto a creer o no creer en que
dentro de un Ser pueda haber otros que cumplan una función, todo depende del desarrollo de la
conciencia. La conciencia adquirida por un perro no está preparada para comprender quiénes
somos y mucho menos para comprende que nuestro organismo funciona por medio de una vitalidad,
un circuito de sangre, un sistema respiratorio y millones de células y neuronas que cumplen una
misión, etc., etc., etc. Ellos perciben (de forma diferente a nosotros) nuestro cuerpo físico,
pero no tienen información de cómo se ha creado y cómo funciona; y si dejáramos a un perro
delante de un cadáver hasta que desapareciera, tampoco comprendería por qué ha desaparecido,
porque su conciencia está limitada en el grado que conocemos como animal. ¿No
nos puede ocurrir a nosotros algo parecido respecto a la formación del universo y a
otros seres que habiten en él?
Si sabemos que la materia es el resultado de la combinación de varios átomos que a su vez t
ienen varias partículas subatómicas, y que entre ellos hay un vacío (todavía desconocido por la
ciencia) donde se sabe que operan fuerzas o energías invisibles ¿Por qué no vamos a creer
que el big bang es el resultado de una serie de combinaciones de éteres más sutiles que
pertenecen a otros mundos? Es más, para crear un universo como el que conocemos, donde
hay orden, leyes, fuerzas inteligentes, etc., ha debido de surgir de ALGO INTELIGENTE y con
VOLUNTAD; o sea, como cuando nosotros queremos crear algo, que primero lo queremos hacer, luego
pensamos cómo, y por último lo creamos físicamente. Los Espíritus ante el Trono o Jerarquías
Creadoras son en realidad siete expresiones de Su propia naturaleza, algo así como siete rayos o
canales por donde se expresa Su Vida, y son las Jerarquías Creadoras (Espíritus creados
por Dios como a nosotros pero con una conciencia y un desarrollo tan cercano a Dios que
Éste les permite utilizar esas energías-expresiones para la construcción del universo) las que
utilizan esos Poderes de Dios para crear el universo en sus siete Planos y Mundos con sus
subdivisiones por donde evolucionan otras muchas oleadas o enjambres de Espíritus como
nosotros que estamos en el mundo más bajo. Entre estas jerarquías encontramos a
los Ángeles, Arcángeles, Tronos, Dominaciones, Principados, Virtudes, Potestades y
otras mencionadas por la iglesia católica y otras religiones del mundo.
Continuando con el Ser Supremo, cuando este gran y elevadísimo Ser fue manifestado por
lo Absoluto, no había nada puesto que el Ser Supremo es la perfección espiritual, lo más elevado
como conciencia, como existencia, como vibración, etc. Pero, cuando Él aún no había comenzado
su obra, solo podríamos decir que el universo vacío era Vida, Espíritu y Conciencia, algo así como
la matriz donde se unirán las dos partes o polos (Espíritu-Materia) necesarios para que se pueda
formar el universo; lo que a los ojos de los científicos sería un vacío o caos. Cuando comenzó
Su Obra con la ayuda de las Jerarquías Creadoras diferenció el espacio en dos aspectos, por
un lado Él Mismo como Espíritu Universal o polo positivo y, por otro la Substancia Raíz Cósmica
o polo negativo, la cual, según se van creando los Planos Cósmicos, será utilizarán para crear
sus mundos más densos; llegando así al séptimo o inferior donde esa Substancia Raíz Cósmica
se manifiesta como elementos químicos de dónde se ha formado todo lo que vemos. Así es
que la formación del universo es casi al contrario que lo que opinan los científicos, no se puede
partir de lo físico como real y buscar el origen o subjetividad como irreal, sino que lo físico es
irreal puesto que es la condensación de ese vacío recién manifestado por ese Ser Supremo.
Como dice la Biblia “En el principio las tinieblas cubrían la faz del abismo y el Espíritu de Dios
se movía sobre la faz de las Aguas”. Tanto las tinieblas como ese espacio compuesto de los
éteres primordiales de donde se formó la materia y la vida son el Ser Supremo
antes de comenzar Su Obra.
Dios, con Sus tres poderes y siete Espíritus ante el Trono, estaba allí para crear la vida y los Planos
Cósmicos de manifestación para que los enjambres de Espíritus y las Jerarquías Creadoras pudieran
evolucionar a través de los cuerpos y formas. El hecho de que el vacío sea transformado en Substancia
Raíz Cósmica por un aspecto de este gran Ser, significa que está siendo preparado para que
pueda ser usado en los diferentes Planos Cósmicos. Por eso he dicho que los elementos que
componen nuestro sistema solar y el universo son la manifestación de una “partícula” que procede de un
vacío o Caos, y es que fue sobre ese vacío o polo negativo de la Substancia Raíz Cósmica sobre el que
el Tercer Aspecto de Dios puso Su energía para comprimirlo y facultarle para ser usado en los
diferentes mundos. Esto no nos debe extrañar puesto que toda la materia está formada por átomos y
cuanto más compleja la forma más combinación y más átomos intervienen, sin embargo, todo
surgió de un átomo de hidrógeno. Por consiguiente, nuestros átomos (materia) son el resultado
de un trabajo efectuado por la Conciencia (por Su poder o aspecto) de Dios y por eso se dice que
“Dios mantiene la manifestación” (hasta que quiera disolverla) y que “En Dios vivimos, nos
movemos y tenemos nuestros ser”.
Según se forman los Planos para ser usados, el Segundo Aspecto o Poder de este gran Ser anima
la materia con lo que conocemos como “vida” para que puedan ser construidas las formas, es a
partir de aquí cuando podemos decir que hay nacimiento, crecimiento, decadencia y muerte en el
universo manifestado. Esta vida anima la materia de los Planos superiores comenzando así a
evolucionar esa elevada y muy sutil “materia”. Según desciende esta Vida por los diferentes y
más densos mundos, va animando la materia que los forman, y cuando por fin llega al Plano y
mundo físico, facilita a los elementos químicos ya manifestados el poder de combinarse entre sí por
medio del big bang de los científicos. Por tanto, el universo está formado por materia inerte procedente
de la Substancia raíz Cósmica o vacio primordial, mientras que la vida procede de ese éter primordial
del Ser Supremo que ocupaba todo el vacío o tinieblas antes de la primera intervención de nuestro
Dios. La vida comenzó animando formas invisibles a nuestros ojos, después hizo lo mismo con
otras formas más densas y después de muchísimas combinaciones de la materia, (átomos) la
vida, ya muy experimentada por las anteriores formas, anima nuestros cuerpos de forma individual.
Esta vida que desarrolló la conciencia propia gracias a las experiencias en cuerpos con
conciencias similares a las que tienen los diferentes reinos, es la que hace reconocernos como un Yo
Estos Aspectos o Poderes de Dios densificaron los átomos para crear el mineral, hicieron posible la
unión del hidrógeno y el oxígeno para que hubiera agua en el planeta y que la vida siguiera evolucionando
a través de los reinos. Así es que la Vida de Dios está presente en todo lo manifestado y Dios Mismo
está más cerca de nosotros de lo que pensamos. Cuando esa vida ha evolucionado lo suficiente
como para utilizar un cuerpo tan complejo como el nuestro, el Primer Aspecto de Dios hace que uno
de los Espíritu de los enjambres que Él Mismo diferencia En Sí Mismo pueda utilizar ese cuerpo
con autoconciencia, de ahí que se diga que tenemos a Dios dentro (nuestro ser es parte de Él)
de nosotros y que somos a imagen y semejanza a Él. Nosotros nos encontramos (como vidas
evolucionantes y Espíritus) en el más denso de un esquema de siete mundos que, a su vez,
está en el séptimo Plano Cósmico o Plano Físico, por tanto, estos mundos de diversos grados
de vibración, densidad de materia y conciencia, están formados a partir de esos éteres primordiales
y de esa Substancia Raíz Cósmica que compenetran todos los Planos y Mundos. Nuestra vida y
nuestros Espíritus fueron diferenciados Por y En Dios y estamos empezando a evolucionar como
seres humanos en sentido ascendente por los diferentes mundos del sistema solar hasta que
desarrollemos los poderes latentes que de Él tenemos.
Lo mismo que al hablar del origen del universo siempre quedan muchas preguntas sin responder,
tanto desde el punto de vista científico como del esotérico, lo mismo hemos de decir respecto a
su final. Hemos hablado (según la ciencia) de que en ALGO VACÍO Y OBSCURO, que también
creo que llaman “energía obscura”, se produce una pequeña explosión en una partícula, la cual,
necesariamente, debe ser el origen o portadora de todos los elementos químicos y biológicos y de
todas las fuerzas y leyes que gobiernan el universo. Desde el punto de vista esotérico, esta energía
obscura es el séptimo Plano Cósmico antes de manifestarse como materia, la cual surge gracias a
las Jerarquías Creadoras (invisibles a nuestros ojos como los otros mundos) que trabajan en otros
mundos superiores y más sutiles. Sin embargo, tanto en el séptimo Plano inmanifestado, como en
ese VACÍO O TINIEBLAS científico, ya estaba el germen de lo que debía ser el universo físico,
puesto que, aún sin manifestarse físicamente, el Ser Supremo (existente antes de la manifestación
del universo) ya compenetraba ese vacío, Él era las Tinieblas de donde proceden todos los Planos,
Mundos, Vida, Leyes y Fuerzas del universo. Es más, el universo físico es su Cuerpo o aspecto
físico como nuestro cuerpo físico es el aspecto nuestro, y cuando digo
nuestro me refiero a ese Espíritu o voluntad que renace (se manifiesta) y tiene
conciencia, inteligencia, deseo, vida, sentimientos…
Se dice que cuando llegue el momento en que nuestro sistema solar deba morir (como en su
momento lo hará el universo) el núcleo del Sol perderá calor, entonces éste se expandirá para
hacerse un gigante rojo que abarque, compenetre y desintegre los planetas más cercanos
(podríamos decir que los reabsorbe) A partir de cierto momento el Sol se contraerá para
hacerse una enana blanca, quedando una nebulosa (como en el origen del sistema solar)
que alcanzará a los planetas que hayan quedado haciendo que desaparezcan. Si algo quedara
de estos planetas quedaría a la deriva puesto que ya no existiría la gravedad del astro rey. Pero
esa enana blanca pierde también su energía al cabo de millones de años, convirtiéndose así en
una enana negra y fría como el espacio, el cual, pienso, terminaría por desintegrarla y reabsorberla.
Pero, como todo ocultista sabe, la Ley de Analogía y el axioma hermético mencionado en otro párrafo,
nos dicen que desde el átomo hasta el universo, pasando por el hombre y por toda forma manifestada,
todo tiene Espíritu, Conciencia y Vida. Así es que, lo mismo que detrás de nuestro cuerpo físico hay
un espíritu con conciencia y con una vida que se expresa en sus cuerpos, así un planeta,
una estrella y cualquier otro cuerpo celeste en el universo, tiene su Espíritu que se expresa
como vida y conciencia puesto que todo Espíritu creado está evolucionando. La diferencia
entre un Espíritu planetario o solar y nosotros es evolutiva y de conciencia, como ocurre entre
nosotros y los reinos que evolutivamente nos siguen. Todo Espíritu ha sido creado por un Dios
y tiene su origen en ese Ser Supremo, por tanto, los que llevan evolucionando muchos millones
de años y incluso fueron creados en otra manifestación anterior, van muy por delante de
nosotros y su forma de expresión ya no es un cuerpo físico humano sino un planeta (donde la
vida evoluciónante existente, invisible o visible, evoluciona gracias a la Vida y Conciencia de
ese Espíritu) una estrella o una galaxia. Estos Espíritus, al igual que nosotros con nuestros
cuerpos llenos de infinitas vidas con conciencia, están evolucionando a través de esos Planos
y Mundos invisibles y así van manifestando sus cuerpos o creaciones para que, a la vez que
ellos evolucionan, puedan evolucionar otros Espíritu menos evolucionados como nosotros.
Por consiguiente, al igual que nosotros como Espíritus, conciencia y vida, abandonamos
nuestros cuerpos porque ya no nos sirven para una siguiente etapa y porque ya no podemos
experimentar más en ellos, así mismo, un sistema solar y el universo mismo se deben
desintegrar cuando se haya cumplido el Plan del Dios que lo creo, volviendo
su materia al Caos de donde salió.
El fin del universo puede ocurrir cuando la expansión venza a la gravedad, entonces se destruiría
todo, la materia se disgregaría y los átomos se destruirían, convirtiéndose así en un Vacío o Nada
(para nuestros sentidos) en el que reinaría la Vida y la Conciencia del Ser Supremo y todas las
Jerarquías que evolucionan en los Planos superiores sin necesidad de expresión física. Según
el punto de vista de la ciencia, una vez disuelto todo lo manifestado, o mejor dicho, una vez que
los átomos se desintegran y reabsorben en ese vacío existente antes del big bang, solo quedaría
esa “energía obscura” que es la que hace que el universo se expanda. Para acabar y por añadir
un motivo más de meditación, diré que, visto lo ya expuesto, nuestro cuerpo está compuesto de
átomos que bien han podido formar parte de cualquier cuerpo celeste y que nuestra conciencia
es parte y está evolucionando dentro de la Conciencia de Dios manifestada en todo el sistema
solar. Por consiguiente, química y biológicamente somos parte del universo, es decir, todos somos
Uno con Dios, con Su creación y, por supuesto, con el Ser Supremo.
|