The New Era: A Simple Truth About Race Spirit
UNA VERDAD SENCILLA SOBRE EL ESPÍRITU RACIAL
Por la Dra. Alexandra Porter
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SEGUNDA PARTE
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Hace varios años tuve el señalado placer de asistir a una conferencia relacionada con
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este tema, impartida por el cómico Dick Gregory. Tras escuchar su conferencia,
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muchas de mis preguntas sobre la raza encontraron respuesta.
El trato inhumano inflingido a las personas negras de nuestra raza humana será
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para siempre una parte de la historia de los Estados Unidos. Relatos y experiencias
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horrorosas aún están por contar. Siempre es bueno recordar nuestro pasado y
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señalar nuestros errores porque esto nos proporcionará humildad. En nuestros
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errores del pasado encontramos el coraje para comenzar el proceso del perdón.
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Ésta constituye una fase prolongada y
abrumadora para todos nosotros, pero una vez completada, nos volvemos similares
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a aquel fértil y rico grano de mostaza.
La historia reciente de la gente negra es muy triste y yo admiro al Sr. Gregory y coincido
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completamente con él en varios de sus numerosos puntos de vista en aquella iluminadora
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conferencia. En ella, el Sr. Gregory retrató la historia norteamericana como un relato
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de vaqueros e indios. La connotación clara de su mensaje fue que a través de las eras,
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el hombre siempre ha sentido la necesidad de disponer de un inferior. En el curso del
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tiempo todas las razas se turnaron en ese papel y a medida que las ruedas del tiempo
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llevaban a cada raza hacia esa posición, sólo el afro americano, personas de color,
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y otras personas de piel oscura continuaron permanentemente etiquetados como
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inferiores. En su profunda investigación de la gente negra en nuestra raza humana,
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descubrimos un grupo de personas etiquetado por otros grupos. Esta parte
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de la historia norteamericana es como sigue:
Hacia 1930, la gente negra era la minoría más numerosa sin una organización
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representativa en los Estados Unidos. Cuando la gente negra intentó lograr
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una identidad, encontraron la resistencia de la mayor parte de la población blanca.
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El largo camino para construir una identidad lo comenzó el NAACP [La Asociación
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Nacional para el Avance de Personas de Color]. Esta asociación confiaba en la
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constitución y en el gobierno federal para eliminar los últimos vestigios de
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discriminación. Hacia 1950, el fracaso en la implantación de las decisiones
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tomadas generó aún más tensión, y se buscó un nuevo método.
Una de las numerosas opciones fue el uso de la fuerza. Esta opción no contó con
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el apoyo de la mayoría de la población negra. Este método falló porque, como
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grupo, la población negra carecía de una fuerza cohesiva y de medios materiales
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para luchar. Otro método fue la coalición. En este método, se consideraba que
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negros y blancos de las clases bajas deberían unirse para conseguir una base
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más firme y amplia. Este método falló porque la clase baja blanca se sentía superior
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a la clase baja negra. Así, para el blanco, unirse con el negro significaba un paso
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atrás en la escala social. Otro método fue la separación, el adoptado por la fracción
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musulmana. En este método se consideraba que si una persona no puede
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combatir la sociedad en la que vive, esa persona puede existir en la sociedad
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pero en aislamiento. Esta opción tampoco atrajo el apoyo de la mayoría de la población negra.
Además, estaban quienes acudían a las iglesias buscando respuestas. En los días antiguos,
el rey pretendía representar a la divinidad en la tierra, lo cual le otorgaba el derecho a exigir
obediencia absoluta de sus súbditos. Aunque es cierto que algunos soberanos reinaron
con gran sabiduría y dieron la impresión de estar guiados en su misión por un poder
divino, la historia ha mostrado que muchos gobernantes no estuvieron a la altura del
poder y la autoridad que habían reclamado para sí, o que les habían sido concedidos.
En lo que a mí respecta, en nuestra sociedad actual, una economía de la abundancia,
lo primero en cada mente humana debiera ser reconocer que ningún individuo es capaz
de gobernar de tal manera. Sería necesario que las personas estuvieran lo suficientemente
evolucionadas como para aceptar la noción de autoridad. Esto presume que una gran
mayoría de ciudadanos tendrían inclinaciones espirituales y tendrían la convicción de
que la meta de la humanidad sería evolucionar hacia una comprensión de las leyes divinas.
El líder de la Liga Cristiana del Sur, el Dr. Martin Luther King, encontró que la única institución
a la que la mayoría de la gente negra estaba afiliada era la iglesia. De este modo, recaía en
los clérigos el canalizar legalmente la decisión de generar el cambio. El método no violento
del Dr. Martin Luther King fue empleado por los primeros cristianos. Este método no
descansaba en una estructura económica o de poder, de las cuales carecían las clases
bajas. Su puesta en práctica desencadenó la marcha sobre Washington de 1963. Esta
marcha supuso la más pacífica revolución liberal que este país haya conocido jamás,
con participación universal. Semejante acción no violenta permitió participar a todos
proporcionando seguridad a quienes querían conseguir lo que por derecho era suyo.
A causa de sus fuertes creencias religiosas, la gente negra aceptó masivamente este método de acción.
La solución del reverendo Martin Luther King para atender las necesidades de las clases
pobres pasaba por una atención compensatoria planificada. En su obra Por qué no
podemos esperar, nos muestra cómo el logro de una identidad proporcionó dignidad
a la población negra, mediante la participación masiva. Habló de la enseñanza y el
aprendizaje de valores perdurables, tanto para negros como para blancos; tuvo el
carisma suficiente para movilizar a las masas. En uno de sus numerosos discursos históricos dijo:
"Yo rechazo aceptar la visión de que la humanidad está trágicamente
condenada a la noche sin luz del racismo y que la
aurora brillante de la fraternidad nunca se hará realidad. Yo creo que el amor
incondicional tendrá la última palabra".
Su método llevó el conflicto a un punto de examen de la propia sociedad, proporcionando así
un enfoque correcto. El problema no eran ni Bill Connors ni el Gobernador George
Wallace, sino la sociedad que permitió que esto sucediera; la estructura del poder
blanco. Con la muerte del Dr. Martin Luther King nos quedó la misma vieja pregunta:
"¿Hacia dónde caminaremos ahora?"
Tiempo después de escuchar la conferencia de Dick Gregory, discutí el contenido de la misma
con algunos amigos, estudiantes, colegas y conocidos. Yo quería saber cómo se posicionaban
en estos temas y tal vez conocer qué ideas tenían para sus respectivas comunidades.
Muchos comentarios eran similares. Las personas con las que conversé pensaban que
el Sr. Gregory se veía obligado a forzar los datos y los hechos para defender su tesis
en la conferencia. La duda sobre su conocimiento real del asunto era general. Tras
esas conversaciones, llegué a la conclusión de que el norteamericano blanco medio
no comprende totalmente la naturaleza del racismo.
Muchas personas blancas interpretan el término racismo como afiliarse a un grupo de
linchadores, rechazar sentarse junto a una persona de cierta raza en un lugar público,
o exclamar insultos raciales. Puesto que muchos de esos actos flagrantes no se dan en
la actualidad, muchas personas blancas piensan que el racismo ya no existe. El racismo
moderno, sin embargo, existe y es más sutil. Empapa nuestra sociedad e infecta a
todos sus miembros. Puede tomar la forma de unas maneras arrogantes, o de un rechazo
a mostrar la menor amabilidad, o de una actitud mezcla de hostilidad y miedo que permite
que alguien capte que lo consideramos poco menos que un animal. Jimmy Carter,
ex presidente de los Estados Unidos, dijo en cierta ocasión:
"Nosotros somos, por supuesto, una nación de diferencias. Estas diferencias no nos hacen
débiles; ellas son la fuente de nuestra fuerza". Otra forma de racismo moderno, igualmente
sutil, es tolerar un comportamiento afrentoso de una cierta persona solamente por que
esa persona es de un cierto color, raza, credo o género.
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