Estimado hermano; permítame por favor, hacer algunas observaciones en letras de color rojo, para complementar los puntos que usted a bien gentilmente ha compartido:
1. Aprende a guardar silencio en los momentos de mayores turbulencias. El silencio sólo se alcanza, cuando nos conocemos a sí mismos; y comprendemos que muchas veces debemos callar para contactar a nuestro Ego o Espíritu y actuar, correctamente. Pues sólo con el silencio interior, lograremos saber cuando hablar para ayudar; y cuando callar para aprender, osar y amar.
2. Evita juzgar a las demás personas, hasta que se te convierta en un JAMAS (recuerda las palabras de JESUS…’no juzgues y no serás juzgado’).
Se deja de juzgar a los demás, cuando adquirimos consciencia de haber sido condicionados desde la infancia para juzgar; y así, esconder nuestros personales desméritos (Vicios y malas costumbres). Por lo que cuando poco a poco superamos nuestros condicionamientos y nos liberamos de nuestros desméritos, automáticamente se deja de criticar. Dado a que alcanzamos a ver al prójimo con el mismo problema; que en otrora, superamo. Cuando observamos a un niño cometer un error; en lugar de criticarlo lo comprendemos, por haber cometido quizás el mismo error cuando fuimos niños. Por lo que muchas veces; cuando debemos y podemos, tratamos de ayudar al niño corrigiéndolo amorosamente. Dejamos de juzgar, cuando podemos verdaderamente podemos comprender y amar a los demás.
3. Enfoca tu atención sobre las cosas que más te agradan. Si enfocamos la atención sobre las cosas que más nos agradan, tenemos problemas. Porque no hemos superado nuestros propios desagrados; por ende, procuramos esquivar (Temporal o permanentemente) nuestros desagrados que siempre están dentro de sí, recordando sólo los agrados. Es como el alcohólico o el drogadicto, que se embriaga o droga para temporalmente no tener que afrontar los problemas de la vida; los cuales siguen estando allí, con o sin el alcohol o drogas. Pero si procuramos comprender nuestros desagrados; pues se desagrada lo que se desconoce o causa dolor o malestar, no los calificamos como malos o negativos y los vemos como realmente son, quizás podamos detectar el origen que nos causan los desagrados. Y al conocer la causa; el efecto, tiende a desaparecer. Así, con el tiempo, no percibiremos más desagrados; dando paso a un sentimiento mucho muy superior que es el Amor y aun elevado pensamiento de Ayudar, porque se sabe hacerlo.
4. Mantente quieto, es en vano luchar (recuerda que sólo es una prueba). Cuando aprendemos a discernir o mejor dicho, cuando nos dejamos guiar por nuestro propio Espíritu o Ego, automáticamente sabemos cuando quedarnos quieto para encarar una prueba; y cuando verdaderamente debemos movernos, para evitar que otra prueba no nos quite la vida o nos arranque la oportunidad de aprender o ayudar a alguien que lo necesite.
5. Ten esperanza, lo que parece real es sólo un mal pensamiento producto de tu imaginación…Cámbialo! Cuando aprendemos a discernir, fácilmente podemos conducirnos de lo irreal a lo real; de lo falso, a lo verdadero. Pero mientras tanto, lamentablemente debemos cifrar nuestras esperanzas; de que si trabajamos duro conociéndonos a sí mismo, pasaremos por lo irreal o lo falso hacia lo real o verdadero. ¿Cómo saber que un pensamiento es irreal y producto de nuestra imaginación, si no conocemos cómo funcionan nuestros pensamientos; y mucho menos sabemos, cómo actúa nuestra imaginación?
6. Perdona, suelta y libera. Pero ante todo, requerimos perdonarnos, soltarnos y liberarnos. Porque precisamente son todos nuestros resentimientos los que nos impiden perdonar. Son todas nuestras egoístas ataduras las que nos encadenan a pensar, sentir y actuar con limitaciones. Y son todos nuestros propios bajos sometimientos que nos esclavizan; en vez, de liberarnos. Por lo que sólo quien se ha perdonado, soltado y liberado puede y sabe perdonar, soltar y liberar.
7. Habla siempre en positivo. Cuando se haya adquirido consciencia del daño que se causa (Mental, astral o emocional y físicamente) hablar negativamente. Porque muchas veces, por nuestro nivel de consciencia creemos hablar en positivo; y lo que hacemos, es dañar. Por lo que es preferible callar, cuando no se tiene pleno conocimiento o consciencia de lo que se va a decir.
8. Medita por lo menos dos veces al día. Y si es posible; cada vez que respiremos, para que todos nuestros pensamientos, sentimientos y actos sean siempre meditados. Colateralmente con la meditación constante, estaremos fortaleciendo; no sólo dos veces al día, a nuestro propio Espíritu. A quien le estaríamos permitiendo manifestarse constantemente, mediante sus cuerpos (Mental, astral y físico).
9. Visualiza situaciones agradables para ti y todos tus seres queridos. Con respecto a éste punto, pareciera que se contradice con el punto 5; pues, ¿cómo saber si lo visualizado; que creemos real y agradable, no es producto de un mal pensamiento de nuestra imaginación? Por otra parte, ¿por qué sólo visualizar situaciones agradables para mi y para todos mis seres queridos, en vez de visualizar situaciones agradables para todo el mundo; incluyendo, para mis enemigos? Se aprende a visualizar plácidas situaciones para los demás; y por último para sí mismo, cuando no existe lo desagradable dentro de uno que pueda empañar lo grato.
10. Otorga Amor sin importar lo que recibas. Pero ante todo; para amar, primero debemos amar a Dios por sobre todas las cosas y amarnos a sí mismos. Dado a que ¿de dónde vamos a sacar interiormente la suficiente energía Divina de Amor, para amar a los demás; cuando ni siquiera, nos amamos a nosotros mismos? Cuando verdaderamente comencemos amarnos; cuidando integralmente nuestra salud mental, emocional y física, empezamos a amar a Dios. Porque realmente adquirimos consciencia de la partecita de Su Vida que Él constantemente nos da o comparte con nosotros, para que podamos vivir y evolucionar espiritualmente. Amar verdaderamente a Dios, no se puede explicar tal sentimiento con palabras.
Cuando te rindes a lo que es y estás plenamente presente, el pasado ya no tiene ningún poder. (El pasado tiene poder; cuando vivimos en el presente recordando constantemente, los dolorosos momentos pasados. Y cuando utilizamos el pasado para conocernos a sí mismo y lo vemos como una experiencia; el dolor desaparece, para incrementar nuestra consciencia. Mientras haya dolor en nuestro pasado, tendemos a repetirlo. El pasado no lo podemos cambiar, lo único que sí podemos cambiar, es lo que estamos haciendo ahora para no repetir los errores del pasado.) Entonces se abre el reino del Ser, que había quedado oscurecido por la mente. (La mente, es el medio con el que podemos conectarnos con el Ser o con nuestro Ego o Espíritu. Pues es precisamente la mente la que nos permite controlar nuestras emociones; para actuar como foco y se pueda manifestar, nuestro Espíritu.) De repente, surge una gran quietud dentro de ti, la sensación de una paz insondable. (Ésa paz insondable se produce, cuando precisamente hemos utilizado la mente para que se manifieste nuestro Espíritu o Ego, por entre nuestro cuerpo mental concreto, cuerpo astral o emocional y cuerpo físico.) Y en esa paz hay una gran alegría. Y dentro de esa alegría hay amor. Y en su núcleo más interno está lo sagrado, lo inconmensurable. Eso que no puede ser nombrado. (Cuando se manifiesta nuestro Espíritu o Ego a través de la mente, produce contento que emana de las ideas del Espíritu Humano. Sentimos amor que proviene, del Espíritu de Vida; y eso sagrado e inconmensurable que no se puede nombrar, es la luz del Espíritu Divino.)
E. Toole