Cada ser humano define la religión en términos de su propia interpretación experiencial de los impulsos divinos que emanan del espíritu de Dios que en él reside, y por lo tanto esta interpretación debe ser única y totalmente distinta de la filosofía religiosa de todos los demás seres humanos.
Libro de Urantia. Pág.1130
La filosofía que nos entrega el Libro de Urantia, en verdad es lo que lo hace diferente a todos los demás libros llamados sagrados, porque nos insta a no tener dogmas, ni maestros, ni leyes porque lo único realmente válido para nuestra evolución y en último término nuestra salvación eterna, es aprender a encontrar a Dios en nosotros y por nosotros mismos, guíados por el Espíritu de la Verdad que en nosotros reside desde el día de Pentecostés y que está dispuesto a ayudarnos a ser perfectos como lo es nuestro Padre, siempre y cuando nosotros aceptemos de buen grado sus insinuaciones, porque "el hombre no rinde su voluntad pasiva y servilmente a su Espíritu. Más bien elige activa, positiva y cooperativamente seguir su guía conscientemente de los deseos e impulsos de la mente mortal natural. Los Espíritus rsidentes ayudan e insinúan, pero nunca dominan la mente del hombre contra su voluntad; para ellos la voluntad humana es suprema, porque respetan y reverencian la voluntad humana, mientras tratan de alcanzar los objetivos espirituales de ajuste del pensamiento y transformación del carácter en la arena casi sin límites del intelecto humano en evolución.1217"
Jesús vino a poner a nuestra disposición esa religión que no es tal en los términos que se suele entender la religiosidad, porque la religión del espíritu nos deja libres para encontrar la verdad donde quiera que ella se encuentre, porque lo que El nos pide es que "renazcáis, para que nazcáis del espíritu. Os he llamado de las tinieblas de la autoridad y del letargo de la tradición, a la luz trascendental de la comprensión de la posibilidad de hacer por vosotros mismos el más grande descubrimiento posible para el alma humana y de tener la excelsa experiencia de encontrar a Dios por vosotros mismos, en vosotros mismos y de vosotros mismos, y de hacer todo esto como un hecho de vuestra experiencia personal. Vuestra religión cambiará de la pura creencia intelectual en la autoridad tradicional, a la experiencia real de esa fe viviente que es capaz de alcanzar la realidad de Dios y todo lo que se relaciona con el espíritu divino del Padre. La religión de la mente os vincula sin esperanzas al pasado; la religión del espíritu consiste en la revelación progresiva y os llama constantemente a alcances más altos y santos en ideales espirituales y en realidades eternas.1731"
El poner en nuestra vida cotidiana nuestro albedrío no solamente nos libera de los "no harás" tradicionales, sino que de cualquier imposición que tenga que ver con la Verdad, porque "la verdad divina es una realidad viva discernida por el espíritu. La verdad existe sólo en los altos niveles espirituales de la comprensión de la divinidad y de la conciencia de la comunión con Dios. Puedes conocer la verdad, puedes vivir la verdad; puedes experimentar el crecimiento de la verdad en el alma y disfrutar de la libertad de su esclarecimiento de la mente, pero no puedes aprisionar la verdad en fórmulas, códigos, credos o esquemas intelectuales de conducta humana. Cuando intentas una formulación humana de la verdad divina, ésta muere rápidamente. La verdad estática es verdad muerta, y sólo la verdad muerta puede ser contenida en una teoría. La verdad viva es dinámica y tan sólo puede tener una existencia experiencial en la mente humana.1949"
Por eso no es bueno que nos encerremos en las verdades que ya conocemos y las consideremos únicas y verdaderas, porque al hacerlo nos estamos privando nosotros mismos de conocer más, porque "el verdadero conocimiento es una búsqueda eterna, siempre estás aprendiendo pero jamás puedes llegar al conocimiento de la Verdad absoluta.1120 porque "en el estado mortal, nada puede ser probado en forma definitiva, porque tanto la ciencia como la religión se basan en suposiciones, existe mucho más allá que queda sin comprobar.1139 y "la curiosidad, el espíritu de investigación, el instinto de descubrimiento y el impulso a la exploración son parte de la dote innata y divina de las criaturas evolutivas del espacio. Estos impulsos naturales no te fueron dados solamente para que tengas que frustrarlos y reprimirlos.161"
No nos impongamos reglas en nuestro camino evolutivo y tampoco se los pongamos a los demás, más bien sigamos los consejos de Jesús cuando nos pide: "que cada uno tome de la enseñanza lo que encuentre cabida en su corazón. 1818" porque "el conocimiento se puede demostrar, en cambio la verdad se experimenta. El conocimiento es una posesión de la mente, la verdad es una experiencia del alma, del yo en progresión.1455" que nos lleva a actuar en forma positiva en nuestra vida cotidiana, haciendo así una realidad la fraternidad humana que el mundo necesita y que debe comenzar en cada uno de nosotros.
yolanda silva solano