LA CUARTA DIMENSIÓN
PREGUNTA:
Se menciona en el Concepto Rosacruz del Cosmos, página 111 que la facultad de percepción
en el espacio está conectada con el delicado ajuste de los tres canales semicirculares en el
oído, que apuntan en las tres dimensiones del espacio. Que el pensamiento lógico, y la
habilidad matemática están en proporción de la exactitud de su ajuste.
Parece que la percepción de la cuarta dimensión se ha conseguido por matemáticos de muy
elevado rango. ¿Pueden decirme si hay alguna variación en la colocación de estos tres canales
semicirculares, o cuál es el proceso que conduce a la conciencia de la cuarta dimensión?
Parecería también que los espíritus de la naturaleza y los elementales tienen esta cuadri
dimensional conciencia que es un grado superior de conciencia a la que ahora poseemos, y
posiblemente también la tienen las abejas o los caballos de Elberfeld. Tendría la bondad de
indicarnos la relación existente? ¿Qué es lo que hace que el hombre o la humanidad sea
superior a estos seres, y cuál es la colocación de los canales semicirculares en el caso de las
abejas y estos extraordinarios caballos?
Respuesta: Para la mayoría de la humanidad, los números son excesivamente áridos; estamos
acostumbrados a vivir una vida superficial entre otra gente y amigos, en la cual damos
expresión a nuestros deseos, sentimientos y emociones. Mientras mas movidas sean éstas
encontramos más interesante la vida, y contrariamente, las cosas que no causan una agitada
emoción se mantienen aburridas y sin interés. Por consiguiente, la mayoría no es afecta a las
matemáticas o a cualquier otra cosa que pueda aguzar la mente, porque no estimula la
naturaleza emocional.
Sabemos que Dios geometriza, que todos los procesos de la naturaleza están basados en
cálculos sistemáticos que planea la mente del Gran Maestro. Así como Dios, gran Arquitecto
del Universo, hubo construido el mundo total sobre líneas matemáticas, sabemos también que
consciente o inconscientemente, el matemático está llegando a un punto en que realmente se
encontrará cara a cara con Dios, y esto, en sí mismo, implica una expansión de conciencia.
Cuando consideramos el hecho de que cada uno de los canales semicirculares es en realidad
un nivel súper sensitivo del Espíritu ajustado de manera tal que pueda indicar a nuestra
conciencia el movimiento de nuestro organismo a través del largo, ancho y profundidad del
espacio, entenderemos fácilmente que su condición actual es necesaria para la percepción del
espacio. Si están correctos, entonces la percepción espacial de la persona es perfecta y si se
dedica al estudio de las matemáticas, entonces sus teorías estarán en concordancia con lo que
ve en el mundo como hechos reales. Esto, en algunos cerebros superiores, engendra un amor
verdadero por los números dando descanso a sus mentes en vez de ser una fuente de fatiga,
como lo son para casi la mayor parte de la gente. El amor a los números puede despertar en las
personas facultades espirituales latentes, pero no por medio de cambio alguno en los canales
semicirculares. Estas son estructuras óseas y no fácilmente cambiables durante la existencia.
Sin embargo, no hay duda alguna que el que tiene gusto por la música, o las matemáticas,
después construirá estos canales más exactos, en el Segundo Cielo, entre la muerte y un nuevo
renacimiento.
Con respecto a la conciencia de los elementales o espíritus de la naturaleza, está en lo correcto
al pensar que tienen lo que podemos llamar una conciencia de la cuarta dimensión. A más de
la altura, ancho y largo, que son las dimensiones del espacio en el Mundo Físico, existe lo que
podemos llamar "penetrabilidad" en los éteres. Con la visión etérica se puede ver dentro de
una montaña, y si se tiene un cuerpo etérico como lo poseen los espíritus de la naturaleza,
puede uno pasar a través de la mas dura roca de granito. No ofrecerá dificultad alguna, como
no lo ofrece el aire a nuestro paso aquí. En verdad, no tanto, pues aquí nos encontramos
estorbados por los vientos. Sin embargo, aun entre los espíritus de la naturaleza hay entidades
diferentes y una correspondiente variación de conciencia. Los cuerpos de los gnomos están
formados principalmente del éter químico, y por consiguiente ellos son más bien densos,
terrenos. Esto es, uno no los ve nunca volar como a los silfos. Pueden quemarse, y también
envejecen de una manera no muy diferente a los seres humanos.
Las ondinas que viven en el agua, y los silfos en el aire, también están sujetos a la mortalidad,
pero estando sus cuerpos compuestos de los éteres de vida y luminoso, respectivamente,
pueden vivir mucho más tiempo. Así, mientras se dice que los gnomos no viven más que
algunos cientos de años, las ondinas y los silfos se dice que viven miles, y las salamandras
cuyos cuerpos son formados principalmente del cuarto éter, el reflector, se dice que viven
muchos miles de años. Sin embargo, la conciencia que construye y anima estos cuerpos,
corresponde a un número de Jerarquías divinas que están logrando de esta manera experiencia
adicional, y las formas que son hechas de materia, y están así animadas, han obtenido un
grado de conciencia propia durante estas largas existencias. Tienen un sentido de su transitoria
existencia y es a su rebeldía en contra de este estado de cosas que se debe la guerra de los
elementos, particularmente entre el fuego, aire y agua. Imaginando que son mantenidos en
esclavitud, ellos buscan la liberación de sus cadenas por la fuerza, y no teniendo sentidos para
guiarse, se manifiestan furiosamente de un modo destructivo lo que a veces produce grandes
catástrofes.
La conciencia de los gnomos es demasiado obtusa para tomar la iniciativa, pero con no poca
frecuencia se vuelven cómplices de los otros espíritus de la naturaleza abriendo pasajes que
favorecen las explosiones en las rocas. Sin embargo, esto no tiene enteramente nada que ver
con los caballos de Elberfeld o animales prodigios semejantes. Estos son los avanzados de sus
respectivos Espíritus-Grupo, y probablemente sea la ultima vez que reencarnan en una forma
animal. Cuando eso sucede, tales espíritus son relegados al Caos donde deben esperar durante
la Noche Cósmica por sus hermanos menos dotados hasta la época en que sea posible que
comiencen su evolución humana en el Período de Júpiter.