UN GOLPE SECO A LOS LUTERANOS – SU OPINIÓN DE LOS EDDY – MEDIUMS CRITICADOS
[Spiritual Scientist, Boston, Volumen III, 6 de enero de 1876, páginas 208-209]
Al Editor del Spiritual Scientist:
Querido señor, - durante los últimos tres meses una apenas ha sido capaz de abrir un número
del Banner, o los demás periódicos, sin encontrar una o más pruebas de la fecundidad de la
imaginación humana en la condición de alucinación. El campamento Espiritualista está alborotado,
y los clanes se están reuniendo para luchar con enemigos imaginarios. La toxina está sondeada,
señales de peligro se disparan, como cohetes llameantes, a través del hasta ahora sereno cielo,
y gritos de peligro son proferidos por centinelas vigilantes apostados en las cuatro esquinas
del “mundo rodeado de ángeles”. Las reverberaciones de este estruendo resuenan incluso en
la prensa diaria. Una pensaría que el día del Juicio Final ha llegado para el Espiritualismo Americano.
¿Por qué todo este alboroto? Simplemente porque dos humildes individuos han dicho unas
pocas sanas verdades. Si la gran bestia del Apocalipsis con sus siete cabezas, y la palabra
“Blasfemia” escrita sobre cada una de ellas, hubiera aparecido en el cielo, apenas habría habido
más conmoción, como ésta; y parece haber un esfuerzo concertado para arrojar al coronel Olcott y
a mí misma, emparejados como un par de gemelos Siameses Herméticos, a la escuela
de los Diakka1. El Ocultismo parece a los supersticiosos, tan ominoso como un
cometa de cola ardiente, y el precursor de la guerra, plagas y otras calamidades.
Parecen pensar que si no nos aplastan, destruiremos el Espiritualismo.
No tengo tiempo que malgastar, y lo que ahora escribo no está previsto para el beneficio
de tales personas como estas, cuyas pompas de jabón, a pesar de ser hermosas, es seguro
que estallen ellas mismas, sino para arreglar las cosas con muchos estimados
Espiritualistas por los que siento un sincero respeto.
Si la prensa espiritual de América estuviera conducida sobre el principio de hacer
justicia a todos, os enviaría copias de esta carta, pero su trayectoria en el pasado me ha
hecho sentir, ya sea con razón o no, como si no pudiera haber reparación fuera de
vuestras columnas. Estaré muy contenta si su tratamiento en este caso me da
razones para cambiar mi opinión de que ellos y sus calumniadores teorizadores están
inspirados por los demonios bíblicos que dejaron a María Magdalena y regresaron a la tierra del
“Dulce Después”.
Para empezar, quiero desvincular mi nombre del del coronel Olcott, si me hacen el favor, y
declarar que así como él no es responsable de mis puntos de vista o acciones, tampoco lo
soy yo de las suyas. Él es lo suficientemente valiente y fuerte como para defenderse él
mismo bajo cualquier circunstancia, y nunca ha permitido a sus adversarios golpear sin
arrancarles dos dientes de un puñetazo. Si nuestros puntos de vista sobre el Espiritualismo
son hasta cierto punto idénticos, y nuestro trabajo en la Sociedad Teosófica ejercido en
común, somos, sin embargo dos entidades muy distintas y queremos permanecer así. Estimo
muchísimo al coronel Olcott, como cualquiera que lo conozca. Es un caballero, pero lo que
es más a mis ojos, es un hombre honesto y fiel, y un desinteresado Espiritualista, en el
sentido verdadero de la palabra. Si él ahora ve el Espiritualismo con otra luz que la de los
Espiritualistas Ortodoxos, ellos mismos son los culpables. Él golpea los sitios podridos de
su filosofía, y ellos hacen lo que pueden para tapar las úlceras, en vez de tratar de curarlas. Él
es uno de los más fieles y de los menos egoístas amigos que la causa tiene hoy en América,
y aun así es tratado con una intolerancia que apenas podría esperarse de cualquiera por
encima del nivel del rabioso Moodys y Sankeys. Seguramente los hechos hablan por sí mismos,
y una fe tan pura, angélica e inadulterada como los Espiritualistas Americanos proclaman tener,
no pueden tener nada que temer de los Herejes. Una casa construida sobre la roca permanece
inalterable por cualquier tormenta. Si la Nueva Iglesia Luterana puede probar que todos sus
“autoridades, guías y visitantes del otro lado del Rio Brillante”, son espíritus desencarnados,
¿por qué todo este follón?. Ahí es exactamente donde radica el problema; que no pueden
probarlo. Han probado estas frutas del Paraíso, y mientras encontraban algunas de ellas
dulces y refrescantes porque eran reunidas y traídas por verdaderos ángeles amigos, muchas
otras han resultado ser amargas y podridas hasta el corazón, para escapar de una indigestión
incurable, muchos de los mejores y más sinceros Espiritualistas han abandonado la
comunión sin pedir una carta de despido.
Esto no es Espiritualismo, es como digo, una Nueva Iglesia Luterana, y realmente,
aunque el último Oráculo del Banner of Light era evidentemente una mujer pura y verdadera –
por la sospecha de calumnia, este rabioso demonio de América, nunca ha sido capaz de manchar
su reputación, y aunque ciertamente ella era una maravillosa medium – aún no veo por qué
una Espiritualista debería ser condenada al ostracismo, sólo porque después de haber
abandonado a San Pablo, él o ella, no se adhiere estrictamente a las doctrinas de San Conant.
El último número del Banner contenía una carta de un tal señor Saxon, criticando algunas
expresiones de una carta reciente del coronel Olcott, al New York Sun, en defensa de los Eddy.
La única parte que me concernía es esta:
Seguramente, algún mago o maga con su cabalístico ¡Rápido! ¡Cambia! ha provocado repentinas
y singulares revoluciones en la mente de este discípulo del Ocultismo, este caballero que
“es” y “no es” un Espiritualista.
Como yo soy la única Cabalista femenina en América, no puedo equivocarme con el significado
del autor; así que alegremente recojo el guante. Mientras que no soy responsable de los cambios
en el barómetro de la espiritualidad del coronel Olcott (que, observo, suelen presagiar tormenta),
lo soy por los siguientes hechos: desde que dejé Chittenden, he mantenido constantemente y
sin miedo contra todos, empezando por el doctor Beard, que sus apariciones son genuinas y
poderosas. Si son “espíritus del infierno o duendes malditos”, es una cuestión completamente
distinta de su mediumnidad. El coronel Olcott no negará que cuando nos encontramos en
Chittenden por primera vez, y después – y en más de una ocasión – cuando él expresó dudas
sobre la autenticidad de May-Flower y George Dix, los espíritus de las oscuras sesiones de
Horatio, yo insistía en que hasta donde podía juzgar, eran espíritus3 auténticos. Él tampoco
dudará en admitir, ya que es un hombre eminentemente sincero, que cuando el ingrato
comportamiento de los Eddy, hacia el que todo visitante de la Granja testificará que era más
amable que un hermano – le había hecho estar dispuesto a expresar su indignación, interferí en
su nombre y le supliqué que nunca confundiera a los médiums con otras personas, así como
sus responsabilidades. Los mediums han tratado de hacerme dudar de mis opiniones de los
chicos Eddy, ofreciéndome en dos ocasiones que pueda recordar, ir a Chittenden conmigo y
destapar el fraude. Actué de la misma manera con ellos que como lo hice con el coronel. Los
mediums han intentado también convencerme de que la Katie King del señor Crookes no
era sino la señorita F. Cook caminando por allí, mientras un busto de cera, fabricado a su
semejanza y cubierto con sus ropas, permanecía en el armario, representándola como
en trance. Otros médiums, viéndome cono una Espiritualista fanática, que estaría dispuesta a
conspirar con el fraude antes que ver la causa herida por un destape, habían permitido, o
pretendido permitir, ver los secretos de sus otros mediums compañeros, y a veces
incautamente los suyos propios. Mi experiencia me demuestra que los peores enemigos
de los mediums son los mediums. No contentos con calumniarse unos a otros, asedian
y difaman a sus más queridos y desinteresados amigos.
Cualquier objeción que alguien pueda hacerme a cuenta de mi país, religión, estudios ocultistas,
la grosería de mi discurso, que fume cigarrillos, o cualquier otra peculiaridad, mi registro en
conexión con el Espiritualismo durante largos años no me muestra haciendo dinero con él, o
ganando cualquier otra ventaja, directa o indirecta. Por el contrario: aquellos que me han
conocido en todas las partes del mundo (que he circunnavegado tres veces) testificarán que he
dado miles de dólares, puesto en peligro mi vida, desafiado a la Iglesia Católica, donde requirió
más coraje hacerlo que los Espiritualistas muestran acerca de encontrar Elementales, y en
un campamento y en una corte de un palacio, en el mar, en el desierto, en países civilizados y
salvajes, he sido, del primero al último, la amiga y la campeona de los mediums. He hecho
más: a menudo he dado el último dólar de mi bolsillo o incluso ropas
necesarias para aliviar sus necesidades.
¿Y como pensáis que he sido recompensada? ¿Con honores, con dinero, y posición social?
¿He cobrado una tarifa por impartir al público o a personas individuales el poco conocimiento
que he adquirido en mis viajes y estudios? Dejemos que aquellos que han patrocinado a
nuestros principales mediums contesten. He sido calumniada de la manera más vergonzosa,
y las mentiras más desvergonzadas circulaban sobre mi carácter y mis antecedentes por los
mismos mediums que había estado defendiendo con el riesgo de ser tomada por su cómplice
cuando se han detectado sus trucos. Lo que me ha pasado en las ciudades americanas
no es peor ni diferente a lo que me ha ocurrido en Europa, Ásia y África. He sido ofendida
temporalmente a los ojos de los hombres y mujeres buenas y puras, por las difamaciones
de mediums a los que nunca he visto, y que nunca estaban en la misma ciudad que yo a
la vez. De mediums que me hicieron la heroína de historias vergonzosas cuya presunta acción
había ocurrido cuando yo estaba en otra parte del mundo, lejos de la cara de un hombre
blanco. La ingratitud y la injusticia han sido mi ración desde que he tenido algo que ver
por primera vez con mediums espirituales. Me he encontrado aquí con unas
pocas excepciones, pero muy, muy pocas.
Ahora, ¿qué suponéis que me ha sostenido todo este tiempo? ¿Os imagináis que no podía ver
los repugnantes fraudes mezclados con las más auténticas y divinas manifestaciones?
¿Podría yo, no teniendo nada que ganar en dinero, poder u otra consideración, haber estado
contenta de atravesar todos estos peligros, sufrir todos estos abusos, y recibir todos
estos injuriosos insultos, si no viera nada en el Espiritualismo sino lo que estos críticos
del coronel Olcott y yo misma puedo ver? ¿Sería la perspectiva de una eternidad pasada en
el mundo rodeado de ángeles, en compañía de guías indios sin lavar y autoridades militares,
con tías Salleys y profesores Websters, haber sido aliciente suficiente? ¡No, preferiría la
aniquilación a tal perspectiva! Fue porque sabía que a través de las mismas puertas
doradas que se abren para admitir a los elementales y aquellos espíritus humanos sin
progresar que son peores si algo que ellos, han a menudo pasado las formas reales
y purificadas de los fallecidos y benditos. Porque, conociendo la naturaleza de estos
espíritus y las leyes del control mediumnístico, nunca he estado deseosa de hacer a
mis calumniadores responsables por el gran mal que hicieron, cuando a menudo ellos eran
a menudo simplemente las víctimas desafortunadas de obsesión por espíritus poco
evolucionados. ¿Quién puede culparme por no desear asociarme o recibir instrucciones
de espíritus que, si no eran mucho peores, no eran mejores o más sabios que yo?
¿Tiene derecho un hombre a respeto y veneración simplemente porque su cuerpo se está
pudriendo bajo tierra, como el de un perro? Para mí el gran objetivo de mi vida estaba
logrado y la inmortalidad de nuestro espíritu demostrada. ¿Por qué debería volverme
una nigromante y evocar a los muertos, que no podían ni enseñarme ni hacerme mejor
de lo que ya lo era? Es una de las cosas más peligrosas jugar con los misterios de
la vida y de la muerte que lo que la mayoría de los Espiritualistas imaginan. Dejémosles
agradecer a Dios por la gran prueba de inmortalidad que han conseguido en este siglo de
incredulidad y materialismo; y si la Divina Providencia les ha puesto en el camino correcto,
dejémosles que lo sigan por todos los medios, pero que no se paren para pasar su tiempo
en charlas peligrosas indiscriminadas con todos los del otro lado. La tierra de los espíritus,
la Tierra del Verano como ellos la llaman aquí, es una terra incognita – ningún creyente lo
negará; es enormemente más desconocida para todo Espiritualista, en lo que respecta a
sus diversos habitantes, que una selva virgen sin caminos del centro de Africa; ¿y quien
puede culpar al colono pionero si duda en abrir su puerta cuando llaman, antes de asegurarse
si el visitante es un hombre o una bestia?
De esta manera, sólo porque de todo lo que he dicho antes me proclamo una verdadera
Espiritualista, porque mi creencia está edificada sobre terreno firme, y que ningún destape
de fraude de un medium, ningún escándalo social que les afecte a ellos o a otros, ninguna
deducción materialista de ciencia exacta, o sarcasmos y denuncias de científicos puede
hacerla temblar. La verdad está saliendo lentamente a la luz, y haré lo que pueda para
apresurar su advenimiento. Apechugaré con la corriente de prejuicios populares e
ignorancia. Estoy preparada para soportar la calumnia, las locas insinuaciones y los
insultos en el futuro como lo he hecho en el pasado. Ya un editor espiritual, para
demostrar más eficazmente su espiritualidad, me ha llamado bruja. He sobrevivido,
y espero hacerlo si dos o dos docenas más hicieran lo mismo; pero si vuelo por el
aire para ir a mi Sabbath o no, una cosa es cierta, no me arruinaré comprando palos
de escoba sobre los cuales salir a cazar cada mentira lanzada al aire por los editores o los mediums.
H.P.BLAVATSKY