Cuando se espera el nacimiento de un niño, los padres se preparan para su
llegada meses por adelantado, usualmente con la más grande alegría. Algunas
veces la familia entera, especialmente la parte femenina de ella, ayuda a preparar
las creaciones más maravillosas para la comodidad del diminuto extraño que
todavía no ha hecho su aparición. Por unos pocos años esta pequeña vida es
protegida, si es lo suficientemente afortunada como para ser atraída a padres que
han sido bendecidos con los bienes de este mundo; pero el mayor número de
nacimientos es entre las clases más pobres, que no pueden suministrar al niño las
necesidades materiales para su bienestar. Si bien sus padres pueden darle la
bienvenida y amarle, con todo, sus vidas están más o menos llenas de
adversidades y penas, y el niño crece hasta el estado adulto en medio de penas y
sufrimientos. No obstante, con todo este sufrimiento que a menudo convierte la
vida de un hombre en una carga, se aferra a la vida tenazmente y el pensamiento
de la muerte le llena de horror.
La que escribe visitó a algunos de los inválidos desamparados, incurables y
ancianos de uno de los grandes hospitales del condado. Halló que un cierto
número de ellos tenía temor a la muerte. Algunos leían repetidamente sus Biblias,
pero el miedo a la muerte no podía quitárselas.
Encontramos ancianos débiles y vacilantes, rodeados de nietos cuyas maneras
petulantes y más modernas a menudo suscitan la crítica de los olvidados y
solitarios abuelos. A estos últimos con frecuencia se les hace ver que ya están
para irse de este mundo y que incomodan, y, sin embargo, cuando para alguno de
ellos llega el tiempo de emprender el viaje hacia el Gran Más Allá, habitualmente
recibe este tiempo con temor y pesar. El doctor es llamado, y los familiares que en
un tiempo le hicieron ver al abuelo que ya estaba para morirse, ahora hacen lo
imposible para impedir la salida de este espíritu al mundo desconocido.
¿Por qué el pensamiento de este viaje hacia la vida del más allá tiene que teñirse
de tanto horror, especialmente en una nación cristiana, que acepta las
enseñanzas del Gran Maestro, EL CRISTO, cuya misión sobre la tierra fue quitar
el aguijón de la muerte?
La historia antigua de la humanidad, tal como está registrada en la Biblia desde el
tiempo de Adán y Eva, cuando el Señor arrojó a la humanidad del Jardín del Edén,
demuestra que la muerte ha sido siempre asociada con la idea de castigo. En el
Génesis, capítulo 20, versículo 17, el Señor amenaza a Adán con la muerte si
come del Árbol del Conocimiento. A través de la historia de los antiguos israelitas
encontramos que su Señor, Jehová, constantemente les amenazaba con el
castigo de muerte por sus pecados. Este temor fue implantado en las mentes de
estas primeras razas, cuyas mentes infantiles todavía no eran capaces de razonar,
y que únicamente podían comprender a través del miedo. Ellos no podían concebir
que Dios fuese un Dios de amor, y respondían únicamente a un Dios iracundo que
podía arrojarles en desconocidas tinieblas por sus pecados.
Los pueblos antiguos eran muy supersticiosos, y usaban gran cantidad de ritos
para librarse de los poderes de las tinieblas. El miedo a la muerte creó en ellos un
deseo de conservar sus cuerpos, de lo cual resultaron las varias clases de
embalsamamiento. Entre los antiguos egipcios el embalsamamiento llegó a ser un
arte. Después que el cuerpo había sido sometido a un proceso de conservación
por parte de los sacerdotes, era colocado en una caja de sicómoro a la cual se le
daba la forma del cuerpo, y luego era devuelto a los parientes, quienes muy
frecuentemente lo conservaban en la casa, y algunas veces en una bóveda o
sepulcro privado. Algunas de estas momias pueden encontrarse en nuestros
Museos.
Las ideas acerca de la muerte han sufrido varias alteraciones de acuerdo con la
evolución del hombre, pero el profundo misterio de la vida después de la muerte
no fue explicado sino hasta la venida de Cristo, Quien mediante Su muerte en la
Cruz trajo al hombre la esperanza de la salvación.
En San Juan, capítulo 50, versículo 24, leemos: "De cierto os digo: El que oye mi
palabra, y cree al que me ha enviado, tiene vida eterna; y no vendrá a
condenación, mas pasó de muerte a vida. " El Apóstol Pablo afirma en la segunda
epístola de Timoteo, capítulo 1, versículos 9 y 10, que "Dios nos salvó y llamó con
vocación santa, no conforme a nuestras obras, mas según el intento suyo y gracia,
la cual nos es dada en Cristo Jesús antes de los tiempos de los siglos. Mas ahora
es manifestada por la aparición de nuestro Salvador Jesucristo, el cual quitó la
muerte, y sacó a luz la vida y la inmortalidad por el evangelio."
¿Cómo ha recibido el mundo la oportunidad del supremo sacrificio de Cristo para
llevar el mismo la esperanza de la inmortalidad ¿Ha disminuido el miedo a la
muerte? ¿Ha cambiado el método de tratar los cuerpos de los muertos desde los
días de los antiguos judíos y griegos? ¿Se ha conservado la ciencia de la muerte
al par de la evolución? Veamos si se percibe algún cambio. Entre las razas más
avanzadas los trajes de luto están lentamente desapareciendo. El método de
embalsamamiento ha sido cambiado: las vísceras y el cerebro ya no se sacan,
como en los tiempos antiguos, sino que se inyecta un líquido en las principales
arterias que protege temporalmente al cuerpo de la putrefacción.
Pero el miedo a la muerte y el gran lloro todavía prevalecen. Se gastan sumas
fabulosas en costosos funerales y ofrendas florales. Estas extravagancias han
sido llevadas a grandes extremos, y han llegado a convertirse en una costumbre
que con frecuencia es muy costosa para los parientes, que pueden estar
restringidos en cuanto a los bienes de este mundo. Los familiares deben pagar por
el terreno de la sepultura; al sepulturero hay que pagarle por que cave la tumba, y
al empresario de las pompas fúnebres por su ataúd, traje de ceremonia y
carruajes para llevar los familiares al funeral. Como si la pérdida de sus seres
queridos fuera poco, los gastos del funeral son a menudo una carga para los
deudos. También muchos ministros acostumbran prolongar los servicios, y en su
gran celo por convertir a las gentes aprovéchanse de esta oportunidad de apelar a
las emociones de los presentes, añadiendo así más pesar a los dolientes, y
aumentando el miedo a la muerte y a la vida futura.
Desde la Gran Guerra, la humanidad se ha interesado grandemente en la vida
después de la muerte. El mundo ha sido inundado de libros que se supone han
sido dictados por los así llamados muertos, quienes han usado mediums para
trasmitir su mensaje. Numerosas personas, a través de su gran dolor y anhelo de
comunicarse con los seres queridos, han rasgado el velo y han sido capaces de
ver en el más allá. Pero con el miedo a la muerte quitado, lo cual es un gran paso
hacia adelante, y un maravilloso consuelo para la humanidad, ¿qué se ha hecho
para preparar al espíritu para el cambio llamado muerte? ¿Se hacen tan
cuidadosos preparativos para este viaje como para la entrada del espíritu en el
cuerpo físico? ¿Se hace placentera esta salida de la vida física mediante el amor y
los buenos deseos de los amigos? Por desgracia, no. Este más grande de todos
los viajes al hogar del espíritu, es todavía acompañado de llanto, el camino está
empedrado con miedos, y es lavado con lágrimas. El viajero no va acompañado
por el amor y la alegría que esperaron su entrada en la vida de la Tierra. El
espíritu frecuentemente entra en esa nueva vida irnpreparado, apenado por causa
del dolor de los parientes.
Puede hacerse la siguiente pregunta: ¿Cuál es la ciencia de la muerte? La
contestaremos desde el punto de vista Rosacruz.
La así llamada muerte no es sino el tránsito del espíritu a una esfera más amplia -
un nacimiento. Debe ser preparado este tránsito con el más grande cuidado. El
cuerpo físico no es sino un vehículo que el espíritu usa para obtener experiencia
en este día de clases de la vida. Al final de esta vida, el Ego debe asimilar lo que
ha experimentado, y con el fin de extraer lo mejor de sus experiencias, deben ser
preparadas ciertas condiciones para ello al tiempo de la ruptura del cordón
plateado, que ocurre usualmente alrededor de tres días y medio después de la
muerte. Ahora con el fin de explicar por qué el período que sigue inmediatamente
después de la partida del espíritu es de importancia vital, tenemos que
comprender que el cuerpo del hombre es cuádruple y consiste en el cuerpo físico
0 cuerpo denso, el cuerpo vital, el cuerpo de deseos y la mente o cuerpo mental.
En lo que se llama la muerte, el espíritu sale con los dos vehículos superiores, que
están unidos a los cuerpos físico y etérico por medio de un delgado cordón. Este,
cuando es visto con los ojos del espíritu, tiene un brillo plateado, y tiene la forma
de dos números seis, conectados en los puntos de los dos ganchos; el extremo
superior está conectado con los dos vehículos superiores, mientras que el extremo
inferior todavía permanece en contacto con el cuerpo físico.
A la muerte, los cuerpos de deseos y mental abandonan el cuerpo físico,
llevándose con ellos sólo un átomo permanente, que durante la vida estuvo
depositado dentro del ventrículo izquierdo del corazón. Este átomo, como la
película negativa de la cámara, ha sido impresionado con todas las experiencias
de la vida que acaba de terminar. Al tiempo de la muerte, las fuerzas de este
átomo abandonan el cuerpo y todas las impresiones son transferidas del cuerpo
vital (que es el almacén de estas experiencias) al cuerpo de deseos, y forman la
base de la vida del hombre en el purgatorio y en el primer cielo. Esta transferencia
es hecha por el espíritu durante los primeros tres y medio días después de la
ruptura de la conexión entre el átomo-simiente y el corazón, ordinariamente
conocida como muerte. Podemos ver así que la muerte no es completa sino hasta
que este traspaso ha sido llevado a cabo. La sensación está todavía presente, y el
espíritu sufre a causa del ambiente inarmónico. Puede sentir algo durante la
autopsia o el embalsamamiento. Cuando el cuerpo es mutilado o cremado antes
de que se haya roto el cordón plateado, el espíritu siente dolor. Los doctores y los
empresarios de pompas fúnebres, creyendo a la persona "muerta", usualmente no
manejan el cuerpo con el mismo cuidado que tendrían si conociesen los hechos
reales.
Han sido registrados casos en los que aquellos cuyos cuerpos fueron mutilados
inmediatamente después de la muerte, fueron capaces de comunicarse con los
que todavía estaban en el cuerpo, y se quejaron acerca de lo que sufrían. En un
caso una mujer afirmó que la habían destazado, y no podía hacer comprender al
empresario de pompas fúnebres que ella estaba sintiendo el cuchillo. Si fuera más
generalmente conocido que nuestros muertos pueden sentir el dolor físico hasta
después de cierto tiempo, se interrumpirían los embalsamamientos y en lugar de
eso el cuerpo sería conservado en hielo.
Cuando el panorama de la vida ha sido completamente impreso sobre el cuerpo
de deseos y se ha roto el cordón plateado, los dos éteres inferiores del cuerpo vital
gravitan de regreso hacia el cuerpo físico, dejando al espíritu libre para continuar
su viaje a los reinos superiores. Los dos éteres superiores se incorporan al cuerpo
de deseos. Cuando el cuerpo físico es enterrado, la parte del cuerpo vital que
queda se desintegra sincrónicamente con el cadáver. Cuando el cuerpo es
cremado, el espíritu es liberado mucho más rápidamente de todos los vínculos que
le unen al traje físico gastado.
Conforme el interés y la creencia en una vida después de la muerte se hagan más
universales, la gente comprenderá la necesidad de contar con un método científico
de cuidar a los que están pasando a la vida superior, y entonces tendremos
enfermeras, doctores, y ministros tan versa- dos en la ciencia de la muerte como
en la ciencia del nacimiento. Entonces el espíritu estará rodeado no solamente de
amor, sino también de paz y quietud al tiempo del tránsito. También tendrá un
registro más profundo y claro, con el cual comenzar el trabajo de su vida en su
nuevo estado.