… en este instante y hora, edad y siglo, contempla, siente y vive,
- oh, ser mío -
el dolor, el amor y la furia,
recógelos con valor y haz de ellos signo de tu nuevo emblema,
el que fulja y diga que estuvimos aquí, en La Tierra,
el sur, el nadir del universo,
construyendo el ala con que honrar nuestro hálito divino:
la entidad y vuelo del espíritu;
… observa, pues, aún, este temblor de hoy, este ruido inmaterial del templo/luz
con sus choques y herrumbres, la agonía exhausta de estas piedras de hombre
a chorros de sangres por doquier en llantos/lumbres,
en llagas vivas;
¿ … debimos crecer de otra manera ? ¿ y aquí y así, y por qué, por qué…?
hoy sabemos sin embargo que hollar la eternidad es este impulso,
esta fuerza crucial e incandescente,
su don:
la irrupción del genio, su poder y lucha, la luz que se propaga.
Orión