Tenemos la profunda sensación de haber hallado el buen camino? Entonces, síguelo sin pedir la opinión de los demás. Si necesitamos a toda costa hacer preguntas, hagámosla a nuestra alma, a nuestro Espíritu, a nuestro Dios interior. Objetaremos que nunca hemos recibido de ellos la menor respuesta. Pues bien, nos equivocamos: Cada vez que interrogamos al Principio Divino en nosotros, recibimos una respuesta; y si no la oímos, es porque las paredes de nuestra conciencia son demasiado densas. Si disminuimos el espesor de tales paredes; comprobaremos que cada vez, recibimos una respuesta.
Cuando tenemos necesidad de ser guiados, dirijamos sincera y profundamente nuestra petición al Cielo. Una vez hayamos hecho la petición, no pensemos más en ello; pues la respuesta vendrá en un lapso de tiempo más o menos largo, mediante un animal, un objeto, una frase leída u oída, una persona con la que nos encontramos o en un sueño... Evidentemente; para ello, es necesario saber estar atentos... Si lo logramos, nos sorprenderemos ver la manera; en que el mundo invisible, nos da sus respuestas.
|