¡Qué ligero el camino que conduce a tu casa! Lo recorro con gusto porque sé que me esperas. Caminando hacia ella mi cansancio se pasa y se ahuyentan de mí los temores. De veras;
algo tiene tu casa que mis pasos afianza, pues me siento seguro, como si ella me diera la ternura, el cariño y el amor. La confianza de sentirme querido. Como si ella estuviera
aliñada. adornada para mí solamente. Es mi nido, mi anhelo, mi defensa, mi asilo, un oasis en medio del desierto candente donde estoy simplemente relajado y tranquilo.
Algo tiene tu casa que me da tal abrigo que no siento ni el frío del inhóspito Invierno. Es tan bello saber que se tiene un amigo y que puedes con él aspirar a lo eterno...
Es muy grato llegar y encontrar que dispuesta está siempre tu mesa con el pan, con el vino, como si de antemano prepararas la fiesta para un hombre que vuelve de un penoso camino.
Pero no. No es pesado caminar cuando tienes la certeza de saber que al final el que te ama ya te espera y te espera porque sabe que vienes y mantiene encendida de su amor una llama.
No es pesado el camino ni se siente el dolor cuando llevas en tu alma la evidente certeza de que vas caminando con amor y el amor, al final será el premio para tu fortaleza.
Deja siempre la puerta de tu amor entreabierta. Tal vez llegue sediento. Tal vez llegue cansado. Me hundiré en tus abrazos como el alma que acierta a encontrar finalmente su descanso en su Amado
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