EL CONOCIMIENTO UNIVERSAL DE DIOS
«Dios sabe todas las cosas». La mente divina está consciente de y familiarizada con el pensamiento de toda la creación. Su conocimiento de los acontecimientos es universal y perfecto. Las entidades divinas que proceden de él son parte de él; aquél que «equilibra las nubes» es también «perfecto en conocimiento». «Los ojos del Señor están en todas partes». Vuestro gran maestro dijo refiriéndose al gorrión insignificante, «ni uno de ellos caerá a la tierra sin que mi Padre lo sepa», y también «hasta los cabellos de vuestra cabellera están numerados». «Él cuenta el número de las estrellas; y las llama a todas por su nombre».
El Padre Universal es la única personalidad en todo el universo que realmente conoce el número de las estrellas y los planetas del espacio. Todos los mundos de todos los universos están constantemente en el ámbito de la conciencia de Dios. Dice él también: «Con seguridad he visto la aflicción de mi pueblo, he oído su llanto y conozco sus pesares». Porque «el Señor mira desde el cielo; contempla a todos los hijos de los hombres; desde el lugar de su habitación mira a todos los habitantes de la tierra». Cada hijo creado puede decir en verdad: «El conoce el camino que tomo, y cuando me haya puesto a prueba, saldré como el oro». «Dios conoce nuestro sentarnos y nuestro levantarnos; el comprende nuestros pensamientos desde lejos y conoce todos nuestros caminos». «Todas las cosas están desnudas y se abren ante los ojos de aquél con quien tenemos que ver». Y debería ser consuelo auténtico para todo ser humano comprender que «él conoce vuestro cuerpo; y recuerda que sois polvo». Jesús, al hablar del Dios viviente, dijo: «Vuestro Padre sabe qué necesitáis aun antes de que vosotros se lo pidáis».
Dios posee un poder ilimitado para saber todas las cosas; su conciencia es universal. Su circuito personal incluye a todas las personalidades, y su conocimiento hasta de las criaturas inferiores es complementado indirectamente mediante la serie descendente de Hijos divinos y directamente a través de los Ajustadores del Pensamiento. Además, el Espíritu Infinito está presente constantemente en todas partes.
No estamos completamente seguros de si Dios elige o no conocer de antemano los sucesos pecaminosos. Pero aunque Dios preconozca las acciones de libre albedrío de sus hijos, tal preconocimiento no abroga en lo más mínimo la libertad de ellos. Una cosa es segura: A Dios no le sorprende nada.
La omnipotencia no implica el poder de hacer lo no factible, la acción que no sea divina; tampoco implica la omnisciencia el conocimiento de lo que no puede conocerse. Pero la mente finita difícilmente puede comprender tales declaraciones. Es muy poco propable que la criatura pueda entender el alcance y las limitaciones de la voluntad del Creador.
LU 49