Los creyentes son quienes están continuamente buscando creer en algo, creer en alguien. No pueden vivir sin creencias. La creencia es un alimento espiritual, y la creencia siempre está vacía, no tiene contenido, es una simulación. Simula ser verdad y es barata, no tienes que pagar nada por ella.
Las personas son ignorantes pero no quieren serlo y el modo más fácil de cambiar su ignorancia es adquiriendo tantas creencias como sea posible. La creencia como tal, necesita de un hombre ciego que quiera mostrarle al mundo que no es ciego, que sabe algo acerca de la luz. Hablando acerca de la luz piensa que está probando que tiene ojos.
Las personas hablan de Dios, las personas hablan del alma, las personas hablan de la verdad; y hablando se convencen a si mismos de que saben acerca de esas cosas. Y no saben nada, sólo son creyentes. La creencia es el veneno más grande del mundo. Ha impedido que el superconsciente aparezca en tu alma. Destruye tu inteligencia, te mantiene retardado, te vuelves muy conocedor, te vuelves muy erudito, muy respetable.
Pero en lo profundo no hay nada más que oscuridad. Este conocimiento no puede traer ninguna transformación.