La conciencia sin la enseñanza de la experiencia y sin la asistencia de la razón, no ha sido nunca una guía segura e infalible para la conducta humana.
Libro de Urantia. Pág. 1005
Los seres humanos somos verdaderos artistas para acomodar nuestra conciencia a lo que nos conviene a nosotros o para seguir los parámetros de los demás, por eso ella ha dejado de ser una buena guía que nos lleve hacia el bien. Ahora más que nunca la conciencia se ha vuelto voluble, sobre todo en las costumbres y la moral, porque ahora parece ser que todo está permitido, por eso "la conciencia, no es una voz divina que habla al alma humana, sino que ella es, la suma del contenido moral y ético de las costumbres de una determinada etapa de la existencia, simplemente representa el ideal de reacción, concebido por la humanidad ante un determinado conjunto de circunstancias.”1005 es definida en general como el conocimiento que el ser humano tiene de sí mismo y de su entorno. En términos religiosos, es la facultad de decidir según la percepción del bien y del mal. Como fenómeno psíquico, la conciencia es objeto de estudio de la psicología y la psiquiatría. Como concepto moral, se manifiesta en la ética, y es también un campo de la filosofía.
Pero lo más triste es que en el mundo actual, dominado por la prisa, el exitismo y el consumismo no hay tiempo ni siquiera para tomar conciencia de nuestra conciencia, por eso más que inmoralidad, lo que hoy más vemos es amoralidad, una carencia total de valores, pues desgraciadamente la conciencia es fácilmente manipulada por las costumbres y las opiniones ajenas y entonces se transforma en una conciencia dormida, que de poco o nada nos sirve, para conocernos a nosotros mismos, ni tampoco para distinguir lo realmente bueno de lo malo, pues pasa a ser parte de la masa y forma una conciencia colectiva que habitualmente es guiada más por la pasión, que por la razón.
Para el ser humano, no es fácil el proceso de darse cuenta y aceptar que no se tiene conciencia, pues existen muchos procesos internos que controlan nuestros actos, ya que muchos de nuestros pensamientos y sentimientos son automáticos, por tanto su grado de conciencia es mínimo, porque están en nuestro inconsciente, al igual que lo están nuestros sueños oníricos. Como consecuencia de esta falta de conciencia, nace la falta de autoconocimiento, el cual es reemplazado por el colectivismo, la falta de reflexión, el egocentrismo y la falta de valores, dando como resultado, el vacío existencial, la falta de sentido de la vida, porque "el progreso exige el desarrollo de la individualidad, en cambo la medocridad busca la perpetuación de la estandarización.557"
La conciencia superior y espiritual va mucho más lejos de la moralidad, es el poder percatarse de la realidad de las cosas materiales y a la vez es la voz de Dios que nos habla desde lo más profundo de nuestro ser, permitiéndonos evaluar nuestras acciones y actuar en forma consciente, no por temor o por seguir las costumbres, sino porque ella es la consecuencia de la guía de nuestro Espíritu, y por lo mismo "cada día que vive un verdadero creyente, le resulta más fácil hacer lo que es recto.1740" Si queremos evolucionar espiritualmente, debemos prestar especial atención a nuestra autoconciencia, que es “la que se produce entre Dios y el hombre, Padre e hijo, creador y criatura. En la autoconciencia humana, existen comprensiones latentes e inherentes de la realidad universal:196"
La religión del espíritu nos permite hacernos conscientes de nuestra conciencia y de nuestra comunión con Dios, porque ella es "una forma de vida y una técnica de pensamiento.1013" que favorece no sólo al individuo, sino que con su avance espiritual, está también participando y ayudando a conciencia cósmica, pues "el progreso del universo, se caracteriza por la creciente libertad de la personalidad, que se relaciona con el logro progresivo de niveles cada vez más altos de la propia comprensión.1460"
Pongamos todo nuestro empeño, para que nuestra conciencia no se duerma, pues sólo en la medida que estemos conscientes de lo que pensamos y hacemos, estaremos viviendo como los hijos de Dios que somos, y no como marionetas de las Redes Sociales y del consumismo, incluso del consumismo espiritual de las creencias que nos hacen creer que somos espirituales, cuando en verdad sólo somos ovejitas que siguen al rebaño, en vez de seguir las huellas del Pastor.
yolanda silva solano