El pájaro enjaulado puede estar limitado : no puede volar ni ver todo lo que quisiera, pero su espíritu vuela libremente cuando entona sus dulces gorjeos. Supera sus limitaciones físicas y permite que surja su verdadera naturaleza, en una sedante canción de paz. La verdadera libertad es un don de Dios, una actitud de la mente y el corazón que permite al espíritu volar raudo por sobre las apariencias. Es una voluntad de adelantarme en la fe, a fin de hacer aquello para lo que he sido creado. ¡ Soy libre.! ¡ Gracias a Dios, soy libre! Ya no permito que las dudas me impidan probar algo nuevo. Nada ni nadie tiene el poder de apartarme de mis bendiciones, por eso abrazo confiado la libertad espiritual que Dios ha dado ; a mi y todos los demás.
" Y donde esta el Espíritu del Señor, allí hay libertad. Por eso todos nosotros, ya sin el velo que nos cubría la cara, somos como un espejo que refleja la gloria del Señor y vamos
transformándonos en su imagen misma." 2 Corintios 3, 17- 18
Jeronimo R. Ocampo
|