Dar servicio a los demás
"SERVIR ES SER COMO EL ÁRBOL DEL SÁNDALO.... QUE PERFUMA EL HACHA QUE EN OCASIONES LE HIERE"
Sólo una vida vivida para los demás, vale la pena ser vivida" Albert Einstein.
Y sólo cuando hayamos sido capaces de matar nuestro egoísmo,
podremos alcanzar la armonía y la paz. Hermann Hesse.
Dormí y soñé que la vida era alegría. Desperté y vi que la vida era servicio. Serví y descubrí que en el servicio se encuentra la alegría.
Rabindranath Tagore.
Servir es sembrar...sembrar semillas buenas.
No es preciso haberlas recibido o cosechado... ella mana milagrosamente de las recónditas alforjas de nuestro espíritu y del corazón.
Servir es, servir a todos y a cualquiera que nos llame, no preferentemente a quienes, a su vez, puedan alguna vez servirnos a nosotros.
Servir es sembrar siempre... siempre... sin descanso, aunque solo sean otros los que recojan y saboreen las cosechas.
Servir es mucho más que dar con las manos algo que tienes... es dar con el alma lo que tal vez... nunca nos fue concedido.
Servir es distribuir afecto, bondad, cordialidad, apoyo moral, amor por sí mismo y a veces, ayuda material.
Servir es repartir alegría, es infundir fe, estima, admiración, respeto, gratitud, sinceridad, honestidad, libertad, optimismo, confianza y esperanza. Servir es... en verdad, dar más de lo que recibimos en la vida y de la vida...
Los ideales más nobles se despiertan desde la adolescencia… acabar con la miseria
en el mundo, que todos vivamos en paz, etc, son muestras de ideales a alcanzar.
En las etapas de adolescencia y juventud el mundo de los afectos y de las emociones
cobra un gran sentido. Podríamos decir primero sienten y luego piensan. De
este mundo tan emocional surgirán sentimientos positivos: “este niño sufre..,
pobre anciano…, vale la pena …, necesitan de mi…”. Es decir le gustará ayudar
a los demás y profundizar en esta experiencia. “No tengo nada que hacer…., estoy aburrido…” son expresiones comunes.
La sociedad de consumo y el bienestar han estimulado la vida fácil en los
adolescentes. Resulta muy conveniente poner a los jóvenes en contacto con la
miseria y la gente marginada, de modo que comprueben que su ayuda
sirve para cambiar el mundo.
Para esto, hay que proporcionar oportunidades de contacto con los más
necesitados. Esto les motivará a emplear sus cualidades al servicio de los demás
y a reflexionar sobre su propia vida. Se puede alcanzar que el joven tome conciencia
de que hay persona con muchísimas más necesidades de las que se puede imaginar.
A la vez se dará cuenta que él puede hacer parte de la solución y analizar
las causas de los problemas. Adicionalmente irá desarrollando una actitud crítica frente a la vida y le mantendrá
el ideal de ser una persona que sirve a los demás.
Formar jóvenes “para los demás”, entendiendo que sus talentos deben desarrollarlos
no sólo para sí, sino para el bien de la comunidad es todo un reto. Quizá
cueste dar el primer paso y lograr que se compromentan realmente con la causa
porque cuesta tiempo y sacrificio; pero el tiempo les mostrará que realmente
siempre se puede hacer algo por los demás.
Normalmente en los colegios siempre se adelanta una labor social, este es un buen
inicio y un acercamiento para darnos a los demás, pero existen otros muchos campos
de acción que podemos propiciar a nuestros hijos:
* En un ancianato: hacerles compañía, charlar con ellos, pasearlos, algún juego de mesa. * Apoyo escolar en una institución: acompañamiento para aquellos con fracaso
escolar (lectura, escritura, matemáticas, etc), juegos, deportes. * Hospital: acompañamiento de enfermos, ayudar a dar la comida. * Disminuidos Físico-Psíquicos: juegos, canciones, actividades
dinámicas, actividades recreativas.
El adolescente tiende a ser el centro de todo: “sus problemas'', “su vida”,
“su libertad”. Es muy conveniente acostumbrarlos a salir de sí, a dar y a darse,
a ayudar a los demás. Normalmente una actividad de servicio no implica más de
dos o tres horas, se puede hacer los fines de semana para no interferir con los
estudios. Lograr despertar el ideal de servir a los demás forjará jóvenes
comprometidos con la realidad en que se mueven y no tendrán miedo al esfuerzo
que supone ir cambiándola poco a poco. Millones de personas en el mundo sufren
la miseria, los malos tratos, la guerra, la marginación, el
desplazamiento… ¿Qué hacer por ellos?
Gratitud, valorar la generosidad de los demás Toma conciencia de los dones que recibes cada día, valora la generosidad del
que te los da y aprovéchalos poniéndolos al servicio de los demás
Definición
¨ La gratitud es la virtud que nos lleva a tomar conciencia de los dones que
recibimos cada día, a valorar la generosidad del que nos los da y a mover
nuestra voluntad para corresponder a estos dones, aprovecharlos, desarrollarlos y
ponerlos al servicio de los demás.
Meta
Ayudar a nuestros hijos y alumnos a dar gracias por lo que se tiene y por lo
que se es, en lugar de lamentarse por lo que no se tiene o se quisiera ser
ya que la gratitud ayuda a la madurez y al enriquecimiento personal. ¨ Lograr en nuestros hijos y alumnos la vivencia de la gratitud como una actitud habitual
en el trato con los demás, ya que nos conduce a percatarnos de que todas las
personas son capaces de dar algo bueno. Ser agradecidos con toda la gente. ¨ Enseñar a nuestros hijos y alumnos a ser agradecidos por la vida misma, don
infinito y gratuito. Esta gratitud se debe traducir en vivir la vida plenamente de
acuerdo con el fin para el cual fuimos creados. Agradecer con nuestra propia
vida a quien nos la dio. Una manera de agradecer es aportar la propia vida. ¨ Aprender a estar atentos, detenerse y disfrutar de los momentos de felicidad,
de alegría espontánea y sencilla. Los momentos felices se nos presentan de
forma gratuita y sin esperarlos, por ello no debemos perder la capacidad
de asombro y agradecimiento ante lo aparentemente pequeño. Para que los niños
sean capaces de detenerse y descubrir estos momentos, necesitamos fomentar
en ellos una actitud constante de apertura de corazón y gratitud.
¿Por qué nos interesa fomentar la virtud de la gratitud?
¨ Porque es una virtud muy difícil de encontrar en el mundo y por lo mismo
infinitamente valiosa; nos permite disfrutar y vivir con alegría y gozo quienes
somos y lo que tenemos y recibimos. ¨ Porque es la virtud que nos ayuda a hacer felices a los demás sin sacrificios ni
grandes esfuerzos. Un gracias y una sonrisa puede cambiar el día de quien lo recibe. ¨ Porque así el niño experimentará que al dar las gracias la paz interior crece y
los sentimientos más nobles se refuerzan. ¨ Porque el niño experimentará que la gratitud lleva a otros sentimientos humanos:
paz, cordialidad, reciprocidad. Comprenderá que la gratitud lleva a la convivencia
humana más grata y pacífica, porque implica humildad y la capacidad de darnos a los demás. ¨ Porque el niño descubrirá que la gratitud surge de la costumbre de fijarnos
siempre en lo bueno y lo transformará en un hábito en su vida. Quienes no tienen
nada que agradecer es porque solamente se fijan en lo malo. ¨ Porque el niño adquirirá la costumbre de dar gracias por lo que tiene y no lamentarse
por lo que no es o le gustaría tener. ¨ Porque el niño comprenderá que el agradecimiento conduce a buscar los medios
necesarios para lograr nuestras metas. ¨ Porque el niño vivirá el agradecimiento que nos lleva a dejar de lamentarnos y a
descubrir las necesidades de los demás, poniendo nuestros dones a su servicio. ¨ Porque el niño se dará cuenta que la falta de gratitud permite y produce sentimientos
de infelicidad ante lo que no tenemos o somos, y que, según nosotros, merecemos.
Y al vivir la gratitud eliminará de su vida esta posible fuente de tristeza e infelicidad. ¨ Porque el niño experimentará en el ser agradecido la posibilidad de disfrutar
mayormente de las cosas y vivir más tranquilo. ¨ Porque el niño asumirá que la manera de ser agradecido por la vida que se nos
ha dado es vivirla plenamente y feliz, ya que para ello hemos sido creados. ¨ Porque el niño comprenderá que la gratitud implica hacer buen uso de los dones
recibidos, sin desperdiciarlos ni usarlos mal; y por lo tanto, que debe buscar
hacerlos crecer, desarrollarlos y ponerlos al servicio de los demás, ¨ Porque el niño aprenderá que la gratitud es una actitud que surge de lo más profundo
de la persona. No se puede fingir o disimular. ¨ Porque el niño valorará los momentos de felicidad, de alegría espontánea y sencilla
y vivirá atento a descubrirlos, disfrutarlos y provocarlos en sus relaciones con los demás. ¨ Porque el niño descubrirá que la gratitud se debe expresar con palabras, gestos,
acciones y actitudes a todos aquellos que por tenerlos cerca nos olvidamos de
agradecerles lo que hacen por nosotros, o bien a las personas que nos prestan
servicios que pueden pasar inadvertidos. Y vivirá la gratitud en la familia, con los amigos
y con todos aquellos que le rodean. ¨ Porque el niño comprenderá que debe saber recibir con alegría lo que se le
da y a agradecer la generosidad del que se lo da. ¨ Porque la vivencia de esta virtud llevará al niño a agradecer a sus padres el don
de la vida, el don del amor y de una familia, y a trabajar el día de mañana por
construir una familia en donde se viva el agradecimiento de manera habietual. ¨ Porque el niño al agradecer el don de sí mismo, se aceptará y crecerá en la
confianza y en la seguridad personal, fuente de serenidad y felicidad interior.
Vivir la gratitud
¨ Fijarse en las cosas buenas y en lo bueno de las personas. ¨ Reconocer todo lo bueno que tenemos y somos, y poner todo lo que está
de nuestra parte para ser mejores. ¨ No lamentarnos por lo que no tenemos o no somos sino poner los medios
para lograr lo que nos proponemos. ¨ Fijarnos siempre en las necesidades de los demás y poner nuestros dones a su servicio. ¨ Desarrollar al máximo nuestros dones para ser felices y hacer felices a los demás. ¨ Cuidar los dones recibidos. No desperdiciarlos ni usarlos mal. ¨ Saber disfrutar de las cosas y situaciones de nuestra vida. Sobre todo de lo más sencillo. ¨ Saber ser felices con los dones que se nos presentan de forma sencilla y gratuita. ¨ Pensar en los otros antes que en nosotros y saber decir “gracias”. ¨ Saber dar las gracias y demostrar mi agradecimiento con palabras, gestos
y acciones, sobre todo a los que tengo más cerca. ¨ Saber dar y demostrar agradecimiento a los que nos hacen un servicio callado. ¨ Recibir con alegría, haciendo sentir bien y feliz al que nos da. ¨ Reconocer los pequeños detalles de servicio y donación de los demás: padres,
maestros, hermanos, compañeros, etc. ¨ Valorar los sacrificios y esfuerzos que hacen quienes me amam para
darme todo lo que necesito. ¨ No exigir otras cosas, sino agradecer aquello que se nos ofrece.
Lo que facilita la vivencia de esta virtud
¨ La humildad que nos lleva a reconocer lo que somos y lo que hemos recibido
de manera gratuita, y a tomar conciencia del puesto que ocupamos frente a Dios
y los hombres. La humildad nos ayuda a reconocer todo lo que hemos recibido.
El humilde es una persona agradecida con Dios y con las demás personas. ¨ Amabilidad, bondad, cordialidad. ¨ Generosidad ¨ Disponibilidad, solidaridad. Nos hacen darnos a los demás. ¨ Magnanimidad. Alma grande que nos hace darnos a los demás. ¨ Tolerancia, porque el ser agradecidos también nos hace perdonar. ¨ La sencillez que permite disfrutarlo todo sin crearse exigencias y necesidades superfluas. ¨ Un corazón abierto a los demás para descubrir en todo momento sus dones y entrega.
Lo que dificulta la vivencia de esta virtud
¨ El ambiente egoísta en que nos movemos nos lleva a sentirnos merecedores de
todo, por ello nos sentimos con el derecho de exigir sin dar nada a cambio ni
agradecer por lo que se nos da. ¨ El egoísmo que nos hace sentir que merecemos todo sin agradecimiento y que nos
hace pensar sólo en nosotros y en nuestras “necesidades” sin dar atención a
lo que estamos recibiendo.. ¨ La soberbia. El soberbio espera recibir mientras que el humilde da y agradece. ¨ La falta de pureza de intención, que nos hace buscar el agradecimiento de los
demás y no dar el nuestro. ¨ La dureza de corazón ante la grandeza de lo pequeño. Quien tiene un corazón duro
no reconoce los dones que recibe ni el amor que se le demuestra. ¨ El materialismo y consumismo que nos impide disfrutar y agradecer lo que tenemos, y
nos empuja a buscar siempre más. ¨ La ambición que nos lleva a no estar satisfechos, contentos o agradecidos
con lo que tenemos.
Para promover la virtud de la gratitud en casa
1. Dar siempre las gracias por todo con una sonrisa, aunque sea por cosas
aparentemente pequeñas y sin importancia. 2. Cuidar de las cosas manteniéndolas en orden y compartiéndolas con quien las
necesite. No desperdiciar los dones: comida, agua, energía eléctrica, etcétera. 3. Agradecer con gestos y acciones. Acostumbrarse a tener detalles con los
demás: un dulce, una nota, etcétera. 4. Agradecer por la mañana el nuevo día y ofrecer vivirlo de la mejor manera. 5. Agradecer por los alimentos. 6. Agradecer por la noche los dones recibidos a lo largo del día, y pedir ayuda
para ponerlos al servicio de los demás. 7. Nunca quejarse o lamentarse por lo que no se tiene. 8. Dar las gracias y ayudar a quien nos ayuda. 9. Disfrutar de las actividades que hacemos en familia. 10. Percatarse de las necesidades que pasan otras personas y agradecer
el trabajo y esfuerzo de nuestros padres que buscan darnos lo mejor.
Para promover la virtud de la gratitud en la escuela
1. Dar siempre las gracias por todo con una sonrisa, aunque sea por cosas
aparentemente pequeñas y sin importancia. 2. Cuidar de mi colegio. No maltratar las bancas, material, plantas, etcétera. 3. Cuidar de mis útiles escolares manteniéndolos en orden, dándoles buen uso y
compartiéndolos con quien los necesite. 4. Agradecer a mis amigos y maestros con gestos y acciones. Acostumbrarme
a tener detalles con los demás: un dulce, una nota, etcétera. 5. Agradecer todos juntos por la mañana el nuevo día y ofrecer aprovecharlo bien. 6. Agradecer al final del día por los dones recibidos, y pedir
ayuda para desarrollarlos al máximo. 7. Nunca quejarse o lamentarse por lo que no se tiene. 8. Dar las gracias y ayudar a quien nos ayuda. 9. Aprovechar al máximo el don de la escuela, estudiando con esmero y dedicación. 10. Compartir los dones que recibo en la escuela, enseñando al que no sabe.
Nuestro Señor Jesucristo, aprecia mucho la gratitud y en el Evangelio
de San Lucas nos pone un ejemplo:
«De camino hacia Jerusalén, Jesús pasaba entre Samaria y Galilea. Al entrar en
una aldea vinieron a su encuentro diez leprosos, que se detuvieron a distancia y
comenzaron a gritar: “Jesús, maestro, ten piedad de nosotros.” Él, al verlos,
les dijo: “Vayan a presentarse a los sacerdotes.” Y mientras iban de camino
quedaron limpios. Uno de ellos, al verse curado, volvió alabando a Dios en alta voz,
y se postró a los pies de Jesús dándole gracias. Era un samaritano. Jesús preguntó:
“¿No quedaron limpios los diez? ¿dónde están los otros nueve? ¿tan sólo ha vuelto
a dar gracias a Dios este extranjero?” Y le dijo: “Levántate, vete;
tu fe te ha salvado.”» Lc 17, 11-19.
“Lo que habéis recibido gratis, dadlo gratis.”
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