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REFLEXIONES: EL BUSCADOR
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Respuesta  Mensaje 1 de 1 en el tema 
De: moriajoan  (Mensaje original) Enviado: 09/11/2011 16:33

 

Cuenta conmigo 

hello.gif picture by vislumbrar

 

EL BUSCADOR

 

 
Esta es la historia de un hombre al que yo definiría como buscador. Un buscador es alguien

 que busca. No necesariamente es alguien que encuentra. Tampoco esa alguien que sabe

 lo que está buscando. Es simplemente para quien su vida es una búsqueda.

Un día un buscador sintió que debía ir hacia la ciudad de Kammir. Él había aprendido a

 hacer caso riguroso a esas sensaciones que venían de un lugar desconocido de sí mismo,

 así que dejó todo y partió. Después de dos días de marcha por los polvorientos caminos

 divisó Kammir, a lo lejos. Un poco antes de llegar al pueblo, una colina a la derecha del

sendero le llamó la atención. Estaba tapizada de un verde maravilloso y había un montón

de árboles, pájaros y flores encantadoras. La rodeaba por completo una especie de

valla pequeña de madera lustrada… Una portezuela de bronce lo invitaba a entrar.

 De pronto sintió que olvidaba el pueblo y sucumbió ante la tentación de descansar

por un momento en ese lugar. El buscador traspaso el portal y empezó a caminar

 lentamente entre las piedras blancas que estaban distribuidas como al azar, entre

los árboles. Dejó que sus ojos eran los de un buscador, quizá por eso descubrió,

sobre una de las piedras, aquella inscripción … “Abedul Tare, vivió 8 años, 6 meses, 2

semanas y 3 días”. Se sobrecogió un poco al darse cuenta de que esa piedra no era

simplemente una piedra. Era una lápida, sintió pena al pensar que un niño de tan

corta edad estaba enterrado en ese lugar… Mirando a su alrededor, el hombre se

dio cuenta de que la piedra de al lado, también tenía una inscripción, se acercó a

 leerla decía “Llamar Kalib, vivió 5 años, 8 meses y 3 semanas”. El buscador se

 sintió terrible mente conmocionado. Este hermoso lugar, era un cementerio y cada

piedra una lápida. Todas tenían inscripciones similares: un nombre y el tiempo de

vida exacto del muerto, pero lo que lo contactó con el espanto, fue comprobar

que, el que más tiempo había vivido, apenas sobrepasaba 11 años. Embargado por

un dolor terrible, se sentó y se puso a llorar. El cuidador del cementerio pasaba por

 ahí y se acercó, lo miró llorar por un rato en silencio y luego le preguntó

si lloraba por algún familiar.

- No ningún familiar – dijo el buscador - ¿Qué pasa con este pueblo?, ¿Qué cosa tan

 terrible hay en esta ciudad? ¿Por qué tantos niños muertos enterrados en este

lugar? ¿Cuál es la horrible maldición que pesa sobre esta gente, que lo ha

 obligado a construir un cementerio de chicos?.

El anciano sonrió y dijo: -Puede usted serenarse, no hay

 tal maldición, lo que pasa es que aquí

 tenemos una vieja costumbre. Le contaré: cuando un joven cumple 15 años,

sus padres le regalan una libreta, como esta que tengo aquí, colgando del cuello,

 y es tradición entre nosotros que, a partir de allí,

cada vez que uno disfruta intensamente de algo, abre la libreta y anota en ella:

a la izquierda que fu lo disfrutado…, a la derecha, cuanto tiempo duró ese gozo.

¿ Conoció a su novia y se enamoró de ella? ¿Cuánto tiempo duró esa pasión

enorme y el placer de conocerla?…¿Una semana?, dos?, ¿tres semanas y

 media?… Y después… la emoción del primer beso, ¿cuánto duró?,


 
¿El minuto y medio del beso?, ¿Dos días?, ¿Una semana? … ¿y el embarazo o

el nacimiento del primer hijo? …, ¿y el casamiento de los amigos…?, ¿y el viaje

 más deseado…?, ¿y el encuentro con el hermano que vuelve de un país l

ejano…?¿Cuánto duró el disfrutar de estas situaciones?… ¿horas?, ¿días?…

Así vamos anotando en la libreta cada momento, cuando alguien se muere, es

nuestra costumbre abrir su libreta y sumar el tiempo de lo disfrutado, para escribirlo

sobre su tumba. Porque ese es, para nosotros, el único y verdadero tiempo vivido.

 

Jorge Bucay

 


 
 



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