Buscamos al Altísimo y entonces lo encontramos en nuestro corazón. Vas en busca de un amigo querido, y luego lo descubres en tu alma.
Libro de Urantia. Pág.1443
Puede que al comienzo de nuestra búsqueda espiritual, Dios fuese el "Altísimo" nombre con el cual queríamos rendirle pleitesía a su grandeza, pero con el tiempo y con la ayuda de nuestro Espíritu residente, nos vamos dando cuenta que Dios es nuestro Padre y que por lo mismo no necesita de nuestras palabras altisonantes, ni de nuestra adoración formal, pues "el Padre Universal nunca impone ninguna forma de reconocimiento arbitrario, de adoración formal, ni de servicio servil a las criaturas volitivas inteligentes de los universos. Los habitantes evolucionarios de los mundos del tiempo y el espacio deben por sí mismos y en su corazón reconocerle, amarle, y voluntariamente adorarle. El Creador rehusa ejercer coerción o imponer la sumisión al libre albedrío espiritual de sus criaturas materiales. La afectuosa dedicación de la voluntad humana a hacer la voluntad del Padre es el regalo más selecto que el hombre puede hacer a Dios; en efecto, tal consagración de la voluntad de la criatura constituye la única dádiva posible de verdadero valor, que puede hacer el hombre al Padre Paradisiaco. En Dios, el hombre vive, se mueve, y tiene su ser; no hay nada que el hombre pueda dar a Dios excepto esta elección de atenerse a la voluntad del Padre, y estas decisiones, efectuadas por las criaturas volitivas inteligentes de los universos, constituyen la realidad de esa adoración auténtica que es tan satisfactoria para la naturaleza del Padre Creador dominada por el amor.22" porque "la adoración es la técnica de buscar en Dios, la isnpiración para servir a muchos.1616"
El concepto de la amistad del ser humano con Dios, que nos da a conocer El Libro de Urantia, es totalmente opuesto al concepto que los antiguos tenían de sus dioses iracundos y castigadores, pues nos da a conocer un sentimiento de afecto desinteresado, sincero y personal que nace y se fortalece con el trato, éste es el que la Quinta Revelación nos propone en nuestra comunicación con Dios. No más un Dios lejano y ajeno a nuestra vida cotidiana, no más ese Dios inalcanzable para nuestra pobre naturaleza animal. No más, porque Jesús se hizo carne para ser uno de nosotros y mostrarnos el camino hacia el Padre y “un padre amante no aterroriza a sus hijos para conseguir que obedezcan sus exigencias justas” 1766.
En la medida que sinceramente nos esforzamos por buscar a Dios, nos damos cuenta que “no sólo existe la criatura en Dios, sino que también Dios vive en la criatura. Sabemos que en él moramos porque vive en nosotros, nos ha dado su espíritu. El don del Padre del Paraíso es el compañero inseparable del hombre. Es el Dios siempre presente y que lo abarca todo. El espíritu del Padre sempiterno se oculta en la mente de todos los hijos mortales. El hombre sale a buscar un amigo y ese mismo amigo vive, dentro de su propio corazón. El verdadero Dios no está lejos, es parte de nosotros, su espíritu habla desde adentro de nosotros. 45."
No es lo mismo encontrar a Dios en una plegaria o en un templo en forma esporádica y momentánea, que encontrarse con Dios, en lo más íntimo de nosotros mismos, pues cuando tomamos conciencia de este Dios tan cercano, con el cual podemos conversar como lo hacemos con nuestro mejor amigo, nuestra vida comienza a cambiar de una manera notable, pues no necesitamos esperar un día determinado para acercarnos a Él, porque Él está presente en medio de nuestros quehaceres vulgares y cotidianos y en esa comunión real es donde nace la verdadera religión, porque “aislar parte de la vida y llamarla religión es desintegrar la vida y distorsionar la religión”1124. Si queremos en verdad ser espirituales, debemos procurar que no haya dicotomía entre lo que decimos creer y nuestras obras pues "la religión verdadera, ennoblece la rutina común de nuestra vida diaria.1094" y le da un valor de sobrevivencia eterna.
Cuando uno comienza a practicar su propia religión y nos esforzamos sinceramente por “encontrar a Dios por nosotros mismos, en nosotros mismos y de nosotros mismos, haciendo de esto una experiencia personal 1731", es cuando realmente comenzamos a ser libres, “pasamos de la muerte a la vida, desde la autoridad de la tradición a la experiencia de conocer a Dios, pasamos de las tinieblas a la luz, de la fe racial heredada, a una fe personal alcanzada por la experiencia real”. “La religión del espíritu nos deja siempre libres para seguir la verdad, dondequiera nos lleve la guía del espíritu1731", porque la verdad divina no debe ser desechada porque el canal de su transmisión sea aparentemente humano.1733" De allí que muchas veces un artículo sobre sicología o hasta un poema, pueda tocar la puerta de nuestro corazón para que dejemos entrar una verdad que hasta ese momento no habíamos comprendido, porque no es el mensajero lo que importa sino el mensaje, y la verdad está siempre cerca, para quien tiene el sincero deseo de encontrarla.
yolanda silva solano
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