SON USTEDES
Para orar deben dejar todo lo de fuera y, cerrando los ojos, Mírenme
en ustedes. Entonces todos formarán un solo pecho que será Mi Pecho,
y un solo pensamiento que será Mi Pensamiento. Y yo seré en ustedes y
ustedes serán por Mí.
Cuando extiendan una mano para Dar, esa será Mi Mano. Y cuando abran
la boca para hablar de la Luz, allí estará Mi Boca que hablará de la
Luz.
Cuando sus pies se cansen de caminar por el sendero espinoso de la
vida y por la curva llameante de los sufrimientos, allí estarán otros
pies que les den fuerzas y otras manos que los laven y los limpien y
los preparen para seguir, porque Mis Manos y Mis Pies y Mi Boca son
las manos y los pies y la boca del Mundo y sólo desean iluminar.
No dejen que se adormezca su corazón ni que selle sus buenos
pensamientos, porque en ustedes siembra sus conquistas la Luz y si la
Luz se tornare oscuridad, díganme: ¿Cómo se iluminaría el Mundo y
cómo se encauzará el camino hacia ustedes mismos?
Si alguien dijere negro y otro que azul y otro que verde, ustedes
deben comprenderlos a todos y deben saber que la Verdad a todos
cobija y atiende. No se indispongan con sus hermanos del Mundo por
las palabras, antes bien, deben trascenderlas.
Sean fuertes para dejar que la no-violencia entre en ustedes, porque
no es mas fuerte aquél que devuelve con más fuerza el golpe que
recibe de la ignorancia de su hermano, sino aquél que lo perdona y lo
comprende y pide por él para que se vuelva consciente a la Luz.
Si saben algo del Mas Allá, tengan cuidado al convertirse en sus
transmisores de no llamar a escándalo con sus obras, porque muchos de
sus hermanos jóvenes aún en la Evolución son como los niños, hacen lo
que ven en ustedes con los ojos y, entonces dirán: ¿Cómo éste nos
dice que encontró un tesoro y se comporta como si tan sólo hubiese
encontrado piedras? Vayan ustedes primero a ese tesoro y después
repártanlo para que sus perlas de Amor sean la mejor prueba de su
predicar.
Muchos han venido ya a la Escuela de este Mundo para enseñar. Mas yo
les digo: Aprendan de todos, porque todos tienen algo que decirles,
pero que siempre sea para enriquecer y despertar al Maestro que
llevan dentro. Y después, cuando su frente sea un Sol, vayan por los
caminos y llamen al Maestro Interior en cada uno de sus hermanos.
No sean como los ignorantes, que se pelean y recurren a la violencia
por poner a una creencia por encima de otra. No sean como ellos que
dicen ser depositarios de la Palabra Divina, y con sus obras la
empañan. Pero incluso así se han de perdonar y comprender porque no
saben lo que hacen.
Miren alto y vuelen más allá de la ilusión del mundo y de sus
limitaciones. Y las alas irán naciendo con cada uno de sus esfuerzos
por unirse al Uno Santo.
Y vengan a Mi hermanos, como yo vengo a ustedes, en el silencio de la
noche y en el frío de la incredulidad, en la inquietud del desorden y
en la desarmonía de la ignorancia.
¡Cuan duro es el camino!, mas bendita sea la dureza que ensancha y
unifica al Uno Santo.
Y cuando un hermano les pregunte: Mi hermano, dime cómo tu hablas con
el Cielo para que también yo pueda hablar con el Cielo. Díganle:
Siempre que obras con todo tu ser y dejas un hecho bueno sobre la
superficie de la Tierra, sobre ella has escrito una oración que es
oída en el Cielo, mas si todavía deseas utilizar las palabras, puedes
hacerlo así:
Uno Santo, que eres en nosotros Esperanza, como nosotros somos Luz en
Ti.
Santificado seas por nosotros porque somos Tu Nombre. Sé consciente
de Tu Reino en nosotros.
Hágase Tu Voluntad porque también es la nuestra, desde los mundos
pesados y dormidos de Ti hasta aquellos que aletean con Tus Alas.
Que nuestro cuerpo sea un altar donde se queme el maíz en holocausto
hacia Ti y que éste sea nuestro alimento.
Haz que podamos perdonamos nuestras deudas en los demás, y así
toquemos en ellos Tu Frente.
Y libéranos del mal de creer que estamos fuera de Ti, porque nosotros
somos Tu reflejo en la Tierra, como Tú ya eres el nuestro en los
Cielos.
Sepan siempre que todo cuanto ven no es más que el reflejo de sus
estados interiores. No sean como los ignorantes, que desean arreglar
el mundo queriendo arreglar a sus semejantes. Arréglense primero en
sus corazones y después salgan a arreglar, y yo les digo que ese día
hasta los pajarillos irán tras ustedes para escucharles.
Si se unen, dejen que lo haga el corazón, mas nunca se organicen,
porque las organizaciones traen de la mano a sus hermanas las Normas,
y éstas a sus hermanos los Ritos y entre todos matarán al principio
de Verdad del que nacieron.
Que los grupos pues, nazcan de dentro hacia fuera y nunca de fuera
hacia dentro. Porque mientras lo primero les abre a la Evolución, lo
segundo les corta las alas del progreso y, con el tiempo, se vuelve
más una cárcel que un jardín para sus espíritus.
Ábranse a todos, y a su vez, aquellos que se abran como ustedes, ésos
serán sus hermanos conscientes.
Estas cosas no se realizarán porque las lean ni porque las enmarquen
en sus cabezas, sino sólo cuando las sientan en cada latido de sus
corazones y las dibujen con su entrega
y su sacrificio sobre la faz de esta Tierra.
En verdad les digo que nadie dejará la Escuela del Mundo ni se
elevará un solo grado en ella si no vence a sus cuerpos.
Velen pues, porque la hora del examen está cerca,
y la campaña de recogida del grano ya ha comenzado.
Se habla mucho del mal de la riqueza, mas Yo les digo: En su seno no
es buena ni mala, es la utilidad que le dé el hombre lo que la hace
mala o buena. Piensen siempre que todo cuanto se les da no es para
ustedes, sino para ser portadores de ello y conductos hacia esos
otros hermanos suyos que más necesitan.
Ayúdense en ellos. Dense en ellos y realícense por ellos.
El Maestro del Mundo los tomará como canales para hacer llegar el
Agua Viva a Toda la Tierra cuando hagan esto. Cuando realicen todas
estas cosas se abrirán los ojos del Espíritu y verán que no están
solos, que nunca lo estuvieron, porque muchos Hermanos Mayores los
guardan y preparan sus corazones para que, al tañerlos se expanda a
todas las Esferas el Santo Nombre.
Hagan pues, todo lo que puedan por aquellos que vean fuera de
ustedes, porque en realidad son ustedes.
Y ahora, únanse a Mi y, en silencio digan con su corazón:
Paz y Amor a todos los seres.
DEL LIBRO: ASÍ HABLABA QUETZACOATL