“Por Qué Es Necesario Que El Espíritu Haga El Largo Peregrinaje
De Pecados Y Dolores A Través De La Materia”
Al principio de la manifestación, Dios diferencia dentro de Sí Mismo (No de Sí Mismo) una multitud de potenciales inteligencias espirituales, como las chispas que emite el fuego. Nada puede existir fuera de Dios; así que Dios dentro de Sí Mismo, separó ésas innumerables almas. Tales inteligencias espirituales eran fuegos potenciales; pero no eran aún llamas, dado a que si bien es cierto que estaban dotadas con la omniconciencia de Dios, carecían de la conciencia de sí mismas. Pues siendo potencialmente omnipotentes como Dios; con poder estático y consciencia Divina, les faltaba la consciencia material y el poder dinámico para usar dicha consciencia en cualquier momento de acuerdo con su voluntad. Y con el objeto de que pudieran desarrollar tales cualidades dinámicas, fue indispensable que las Chispas Divinas involucionaran y pasaran por la materia. Pues cada una de ellas es potencialmente Divina y contiene todos los poderes; al igual como la semilla tiene el poder encerrado de la planta, pero así como la simiente debe ser sembrada para que emerja la planta, también fue necesario que esas Chispas Divinas se sumergieran en los mundos materiales, para aprender las lecciones que sólo pueden adquirirse en una vida separada como la que existe en el mundo de la materia. Por tanto; durante la involución, dentro de la oleada de vida, cada Chispas Divina inmortal de una misma llama; que se expande convirtiéndose primero en hombres y luego en dioses, fue envuelta en varios cuerpos de suficiente densidad como para que en cada mundo o región material adquiriera conciencia por la mente. Así, el Espíritu interno no puede estar más en contacto con lo externo; se vuelve y se encuentra, a sí mismo. De tal modo que la conciencia de sí, ayude al Espíritu en su lucha para libertarse de su prisión por la evolución de los diversos cuerpos que posee; los cuales al espiritualizarse se convierten, en almas. Así que; al final de la manifestación, el Espíritu no sólo se convertirá en una llama, sino que también habrá obtenido incontables experiencias en la escuela de la vida material para adquirir conciencia de sí mismo; alcanzando colateralmente el poder anímico (Todo buen sentimiento materializado en actos), y una mente creadora. Por otra parte, hay cierta tendencia en muchos a creer que todo es el resultado de algo anterior, no dejando así lugar alguno para lo original. Los que estudian la vida hablan sólo de involución y evolución, quienes estudian la materia; es decir, los científicos modernos, se relacionan únicamente con la evolución, pero los más adelantados están empezando ahora a encontrar otro factor que han llamado epigénesis (Las ideas del Espíritu Humano). Desde hace muchos años se ha probado, que los órganos del embrión son formados mediante la inducción, del ambiente. El padre y la madre aportan materia de sus cuerpos, para crear el cuerpo del hijo, pero cuando el Espíritu interviene; gracias a la epigénesis, es posible que se le agregue algo distinto y nuevo al cuerpo del niño, que lo hace diferente al de sus padres. Cuando la razón (Polo positivo del éter reflector, del cuerpo etérico) y la epigénesis no actúan o se inactivan en la persona, la familia, la nación o la raza, cesa la evolución y comienza la degeneración: Que con lentitud; pero con seguridad, destruye los cuerpos que se cristalizan tanto que el Espíritu, no puede actuar en ellos porque no logra mejorarlos, como se observa en algunas personas o razas. Quien no pone su mente a trabajar y sólo actúa por instintos (Experiencias gravadas en la memoria del polo negativo del éter reflector, cuerpo etérico), limita su Espíritu, para que su fuerza activa penetre por entre los cuerpos, los cuales poco a poco menguan y luego se cristalizan. Órgano que no se utiliza, se atrofia. Durante toda la vida, la cualidad de la epigénesis está en actividad como el poder de poner en acción un número limitado de causas nuevas; las cuales no están determinadas ni impuestas por nuestros actos, del pasado. Si estuviéramos totalmente sujetos al pasado o incapaces de generar nuevas causas, nos sería imposible desarrollar poder creador original alguno, ni habría libre albedrío. Aquí, viene a ayudarnos la facultad espiritual de la epigénesis; capacitándonos si así es nuestra voluntad, para abrirnos el paso hacia esferas de poder y actividad que sean provechosas para todos. La selección natural o epigénesis, es la causa del mejoramiento gradual de los cuerpos en los cuales funciona toda persona; al igual que el progreso y mejoramiento del medio, en el que vive. El genio, es la marca de toda alma avanzada; quien por medio de esfuerzo y el trabajo en vidas anteriores, se ha desarrollado en alguna dirección mucho más allá que el término medio de su prójimo. El progreso no es un simple desarrollo, ni tampoco involución y evolución. Porque hay un tercer factor que completa la tríada: Involución, evolución y epigénesis (El medio para inventar los mejoramientos o perfeccionamientos que beneficien a todos). Desde que se le dio la mente al humano, ese impulso creador original; la epigénesis, es lo que ha causado todo nuestro desarrollo. Ciertamente construimos sobre lo que ya ha sido creado, pero siempre hay además algo nuevo por la actividad del Espíritu; y es en ésa forma, que nos convertimos en creadores. Porque si sólo imitáramos lo que ya ha sido hecho por Dios o por las Jerarquías Creadoras Angelicales, no nos sería nunca posible alcanzar una mente creadora y siempre seríamos, simples imitadores. Además, cuando cometamos errores, puede decirse que muy frecuentemente aprendemos mucho más de nuestros errores, que de los éxitos. Al construir y sublimizamos nuestros éteres superiores del cuerpo físico etérico, también estamos transformando el mundo por epigénesis. Marchando a lo largo de la evolución, para liberarnos de la materia, además de que estamos espiritualizando los cuerpos y transformándolos en almas. Cada persona viene a la existencia por los impulsos de su propio Espíritu; teniendo dentro de sí, y en estado latente, todos los poderes de su Creador incluyendo la epigénesis. Por lo que el trabajo de cada quien consiste en despertar ésos latentes poderes en fuerzas dinámicas, semejantes a las de nuestro Padre Creador. Dichos inactivos poderes en toda persona se denominan: Espíritu Divino, Espíritu de Vida y Espíritu Humano. Pero esto no quiere decir tengamos tres espíritus. No, ello implica que todos somos un Espíritu Puro que poseemos dentro de sí, tres grandes fuerzas espirituales en estado potencial. Fuerzas que puede desarrollarse a través del esfuerzo propio o con la ayuda, de grandes seres más adelantados en el Sendero de la evolución, a través de: La auto-observación y la rectitud en el obrar del cuerpo físico denso, lo que permite alcanzar el alma consciente que nutre al Espíritu Divino. Por el discernimiento y el correcto razonar del cuerpo físico etérico (Éter reflector), por el que se obtiene el alma intelectual que alimenta, al Espíritu de Vida. Y por la devoción y elevados sentimientos del cuerpo astral, con el que se adquiere el alma emocional que sustenta, al Espíritu Humano. El pecado y el sufrimiento que padecemos, son meramente el resultado de los errores que cometemos al desobedecer; por ignorancia o egoísmo, la Ley Cósmica. Errores cuya impresión en nuestra conciencia, nos obliga a actuar en otro sentido que encontramos mejor para uno y para los demás y más amoroso; es decir, proceder siempre en armonía con la Naturaleza. Así que este mundo físico, es una escuela de desenvolvimiento y experiencias; y no un valle de lágrimas, en el que hubiéramos sido colocados por un caprichoso de Dios. En cada nueva encarnación, nacemos con el conocimiento o experiencias acumuladas de todas nuestras vidas pasadas; lo que constituye, nuestra verdadera riqueza. Algunos de nosotros hemos asistido a esta escuela de las experiencias durante muchas vidas; y hemos obtenido, incontables experiencias. Quizás alcanzamos a desarrollar una facultad especial más que las otras, así que nos podemos convertir en especialistas en cierta materia o labor. Un maestro, nunca puede enseñar más de lo que él ha aprendido. Cuando se renace, se está libre de malos hábitos; y las innobles acciones que se cometan, son el resultado de nuestra libre voluntad. La tendencia a repetir el mal de vidas pasadas subsiste, porque debemos aprender a obrar con rectitud, conscientemente y por propia voluntad. Ocasionalmente, estas tendencias nos tientan, proporcionándonos oportunidades de dominarnos a nosotros mismos e inclinarnos hacia la virtud y la compasión; y oponernos, a la crueldad y al vicio. Pero para inducirnos hacia la rectitud en el obrar y ayudarnos a resistir las argucias e impulsos de la tención tenemos la consciencia, que es el producto de la purificación de los malos hábitos y la expiación de los viles actos de nuestras vidas pasadas. Si escuchamos la voz de la consciencia y nos abstenemos del mal que nos tienta, la incitación cesa y nos liberamos de ella para siempre al perder fuerza y poder. Si caemos de nuevo en la tentación, experimentaremos un sufrimiento aún mucho más agudo que antes, hasta que aprendamos a vivir la Regla de Oro, porque el destino de los transgresores es muy duro. Y aún así, no hemos llegado todavía al fin; pues hacer el bien a los demás porque deseamos que ellos nos lo hagan a nosotros, es esencialmente egoísta. A su debido tiempo, aprenderemos a hacer el bien sin mirar el trato de los demás; como Cristo dijo, debemos amar a nuestros enemigos. Así como enviamos a nuestros hijos a la escuela día tras día y año tras año, para que aprendan más y más, conforme van adelantando por los diferentes grados de la escuela hasta la universidad; igual hace el Espíritu como hijo del Padre, yendo a la escuela de la vida un día tras otro. Pero en esa vida, cada día de escuela es una encarnación; y la noche de sueño que transcurre entre dos días de escuela, corresponde a la muerte. En una escuela hay numerosos grados en donde los niños mayores que han asistido mucho tiempo a la escuela, aprenden lecciones diferentes a las que asimilan los niñitos del jardín de infantes. Así también es la escuela de la vida, en donde hay quienes ocupan elevadas posiciones y están dotados de grandes facultades: Nuestros Hermanos Mayores; y nosotros los menos preparados, que apenas asistimos a las clases inferiores. Pero llegará un tiempo tal, en el que todos seremos tan sabios, que el más sabio que ahora conozcamos. Si los actos que ejecutamos son constructivos y respetuosos para con los derechos de los demás; entonces, en la vida futura naceremos bajo condiciones que nos traerán éxito y felicidad. Pero si nos dejamos llevar por nuestras pasiones sin consideración de los demás, o somos insolentes y descuidados, seguramente renaceremos bajo condiciones y entre gentes que harán que nuestra vida sea un fracaso; y que nos acarrearán, muchas calamidades. Sin embargo, son estos fracasos; el medio por el cual aprenderemos dónde nos habíamos equivocado en las vidas precedentes, para saber lo que es necesario hacer y remediar en lo pasado. Entonces, aplicando nuestra voluntad a la solución del problema obtendremos éxito; y la Ley de Consecuencia trabajará en favor de nosotros en vez, de hacerlo en contra. Por otra parte, el mundo físico es una especie de escuela modelo o un laboratorio de experimentación para enseñarnos a trabajar correctamente en los otros mundos (Astral, mental y espiritual); conozcamos o no su existencia, lo que prueba la gran sabiduría de las Jerarquías Creadores de ése plan. Si no conociéramos más que los mundos superiores espirituales, cometeríamos muchos errores; los cuales sólo se harían patentes, cuando las condiciones físicas se manifestaran ante nuestros ojos. Supongamos el caso de un inventor pensando en un nuevo producto: Primero lo imagina mentalmente; y lo ve completo en su imaginación, realizando perfectamente el trabajo para el que está destinado. Luego lo diagrama; y al hacerlo, quizás encuentre que es necesario modificar algo. Después de dibujarlo, siente que ha quedado satisfecho y cree su idea viable; por lo que procede a elaborar su producto, con los materiales apropiados. Sin embargo, es casi seguro que habrá necesidad de hacer nuevas modificaciones antes de que el producto pueda realizar el trabajo requerido. Puede hasta ser necesario variarlo totalmente al comprobarse, de que la forma como originalmente se planificó es completamente inútil; y entonces, habría que hacer otros nuevos y mejores diseños. Pero aquí esta lo importante: El nuevo plan se hará para eliminar los defectos del inútil producto original; porque si no hubiera primeramente probado el producto en el plano físico para evidenciar sus defectos en la ideación o concepción mental, la segunda y apropiada idea no se habría conocido. Esto se aplica igualmente a todas las condiciones de la vida, en la que muchos proyectos parecen excelentes cuando se conciben; y muchos siguen pareciendo buenos después de llevarlos al papel, pero cuando se experimentan en el terreno de la práctica, también son muchos los que fracasan. Esto; sin embargo, no debe desanimarnos, pues aprendemos más de nuestros errores que de los éxitos. Por lo que la verdadera luz a través de la cual debemos contemplar el mundo físico, es considerarlo como una valiosa escuela experimental en la que aprendemos lecciones de la mayor importancia. Conforme una persona progresa en la escuela de la vida; gracias a las enseñanzas que le aporta las experiencias encaradas, sus actos (Del cuerpo físico denso), sentimientos (Del cuerpo astral) y pensamientos (Del cuerpo mental concreto) se hacen más puros y mejores. Y de esta manera; por grados sucesivos, el cuerpo del alma o los éteres superiores, el cuerpo astral y el cuerpo mental, manifiestan el cambio correspondiente. El cuerpo del alma se expande e ilumina el aura de la persona, mientras que la materia pura y brillante del astral superior; del cuerpo astral, reemplaza los colores tenues y sombríos del astral inferior. El cuerpo astral crece en tamaño, siendo su transparencia luminosa y pura de colores incomparables e imposibles de describir. Es necesario verlo, para poder apreciar. Colateralmente el cuerpo mental concreto se desarrolla significativamente; lo que a la vez permite que la cabida del Espíritu sea más amplia, para que se manifieste mejor y más extensamente por entre sus cuerpos, desarrollando hábitos con ideas más elevadas del Espíritu Humano. Por lo que entre más luz recibamos del Espíritu; por la mente, mejor visión alcanzaremos para controlar y usar apropiadamente todos nuestros cuerpos. Sin embargo, entre más fracasemos en corregir nuestras acciones, derivaremos un enorme beneficio en juzgarnos, generando aspiraciones hacia el bien, las que a su debido tiempo se traducirán en rectitud de obrar. Los tres grandes objetos de evolución a través de la materia son: Primero, la espiritualización de la personalidad. Segundo, el desarrollo de la voluntad para dirigir las facultades obtenidas por la experiencia; y tercero, el desarrollo de la mente creadora, por el cual en su día podremos crear directa y conscientemente. Alma: Es la quinta esencia de las experiencias adquiridas por los tres cuerpos inferiores del humano (Físico denso, físico etérico y el astral). Por lo que mediante la auto-observación y la rectitud en el obrar (Del cuerpo físico denso), se alcanza el alma consciente que nutre al Espíritu Divino. Por el discernimiento y el correcto razonar (Del cuerpo físico etérico), se obtiene el alma intelectual; que alimenta, al Espíritu de Vida. Y por la devoción y elevados sentimientos (Del cuerpo astral), se adquiere el alma emocional, que sustenta al Espíritu Humano. Esta quinta esencia; es gravada en la mente y empleada por el Ego, como sustento. Amor: Se mencionan en la mayoría de las doctrinas religiosas y trascendentes, que la causa de la creación de todos los seres fue el Amor. Y por ello únicamente me diante la completa emancipación por el Amor, podrá la persona elevarse más allá de la Ley y convertirse él mismo en una Ley. Habiéndose conquistado a sí mismo, conquistará entonces a todo el mundo. Por ello el verdadero aspirante espiritual; será dentro de lo posible, la perfecta personificación del Amor, porque deberá amar a todos con un corazón puro y ferviente, no odiará y despreciará a nadie, pues en cada rostro verá el rostro del Amado, Dios, y en todo lo creado encontrará su huella. Átomo Simiente: Conjunto de cuatro átomos (Físico denso, físico etérico, astral y mental concreto), que la persona lleva de una encarnación a otra; y que son preservados tras la desintegración de los cuerpos en el Espíritu Humano (La Mente Causal), antes de comenzar una nueva reencarnación. La finalidad de tales átomos es; en cada vida, de servir de núcleo a los cuerpos, preservando dentro de sí mismos como poderes vibratorios los resultados de todas las experiencias pasadas para incorporarlas como tendencias, en los futuros cuerpos de la nueva encarnación. Auto-observación: Consiste en el empleo de los sentidos como medio de obtener informaciones correctas, respecto de los fenómenos que ocurren a nuestro alrededor, viendo las cosas con claros y definidos contornos y en detalle. La auto-observación y la acción correcta generan lo que se denomina el Alma Consciente. Conciencia: Cualidad del Ego para reconocerse, cuando experimenta, percibe y valora los objetos, imágenes y sensaciones del medio ambiente, que le son transmitidas por los sentidos y el cerebro. Cuerpo Del Alma: El cuerpo del alma, es uno de los vehículos o cuerpos del Ego. Está compuesto de los dos éteres superiores del cuerpo etérico; es decir, del éter luminoso y el reflector. El cuerpo del alma se construye por medio de una vida de amor y servicio a favor de la humanidad. Semejante vida no solamente atrae y purifica una gran parte de los éteres superiores, sino que con el tiempo también tiene como efecto el que se produzca una división entre ellos y los dos éteres inferiores. Después de haberse producido esta división; el cuerpo del alma se ha separado, para ser empleado en los vuelos del alma. Espiritual: Referente al Espíritu o al Ego. Devoción: La facultad de la emoción que nos permite aspirar a elevados ideales. El cultivo de la devoción es esencial; pues subyuga los sentimientos de la naturaleza inferior y desarrolla, el Alma Emocional. Discernimiento: La facultad del entendimiento que nos permite distinguir entre lo esencial y lo sin importancia, separando lo real de lo ilusorio, lo duradero de lo efímero, lo verdadero de lo falso. El discernimiento general; y el alma intelectual, dan a la persona el primer impulso hacia la vida superior y el Alma Intelectual. Pensamientos: Acción del cuerpo mental concreto o de la mente. Sentimientos: Acción del cuerpo astral. Interpretaciones de las enseñanzas de
Max Heindel, Filosofía Rosacruz.
FIAT LUX AMONRA CHILE UNA LUZ EN VUESTRO CAMINO. SANTIAGO DE CHILE. JUNIO 2011-2012 FELILUXOR FE Y FELICIDAD EN LA LUZ DE ORO UNA LUZ EN VUESTRO CAMINO. A MIS PADRES Y HERMANOS QUE ESTÁN EN LOS CIELOS Y EN LA TIERRA. POR UNA ALIANZA FORTALECIDA EN LA CONSERVACIÓN A LO QUE
NUESTRO PADRE DE LOS MUNDOS NOS HA DADO COMO
HERENCIA KARMICA TRABAJANDO EN COMUNIDAD
POR LA CONTINUIDAD DE LA VIDA
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