Fausto: Pleno derecho tienes para ello. Tal como me hallo, esclavo soy. Que lo
sea tuyo o de otro, ¿qué me importa? Demasiado me envanecí, no pertenezco
más que a tu condición. El Gran Espíritu me desdeñó, y ante mí se cierra la
Naturaleza. Lucifer acepta la parte del pacto de Fausto. Esta es la enseñanza:
Si alguna vez estamos dispuestos a ver pasar las horas, porque estamos
tan satisfechos de las condiciones del momento que cesamos en nuestros
esfuerzos en progresar, nuestra existencia se terminará. No hay descanso
ni paz en el sendero de la evolución y no sólo hemos de buscar distracción y
alegrías, también hemos de trabajar en ser mejores cada día, emplear el tiempo
en aprender, en ayudar, en compartir lo que sabemos, etc. Por lo general,
se ha observado, que las personas que se retiran de su negocio, para vivir
solamente del disfrute de lo que han acumulado, mueren pronto, mientras
que el hombre que cambia su profesión, por una completamente distinta,
tiene generalmente una vida más larga. Nada es tan apto para acabar con una
existencia como la inactividad. 5 El pacto entre Lucifer y Fausto Lucifer se
compromete a darle todo lo que le pida y a estar a sus ordenes. Sólo le exige
una cosa. Lucifer pide a Fausto que firme con una gota de su sangre. Y
cuando Fausto le pregunta el porqué? Lucifer dice: “La sangre es una esencia
sumamente singular”. La Biblia nos dice que es el asiento del alma. La
sangre es el vehículo físico del Ego, de nuestro Espíritu. Cuando se extrae
sangre del cuerpo humano y se coagula, cada partícula es de una forma
especial que no tiene semejanza ninguna con las partículas de cualquier
otro ser humano. Por ésta razón Lucifer hace firmar a Fausto con su
sangre, ya que, si sabe servirse de tal conocimiento tiene poder sobre su alma.
El que tenga sangre de otra persona tiene un lazo de unión con ese Espíritu.
Dependiendo de quien lo tenga lo puede hacer servir para bien o para mal.
Como ha sido rechazado por los Espíritus del bien y no ve otra forma de
obtener poderes rápidamente, acepta la premisa de firmar con su sangre,
que le propone Lucifer para sellar el pacto. De éste modo llega al punto peligroso.
Lo mismo que ocurre hoy en día a aquellas personas que van detrás de
un maestro, los cuales están, siempre dispuestos a satisfacer a sus
victimas como hace Lucifer con Fausto.
Pero estos maestros no pueden dar poderes al alma, digan lo que digan, porque
estos vienen de adentro, por medio de una persistencia en hacer el bien.
Es un trabajo solo nuestro. Aunque el hombre caiga bajo, Goethe escribe
estas palabras de la boca de Dios: “En su más profunda aberración, el
hombre bueno conoce aún el camino que conduce a la salvación.” Ésta
frase es esperanzadora. Por muy bajo que caigamos, siempre podemos
volver al camino. Fausto es el alma aspirante, y el alma no puede estar
permanentemente desviada del sendero de la evolución. Por el sufrimiento
siempre encontraremos este sendero. Goethe pretende darnos a entender
con la obra de Fausto que, antes de que alguien pueda ser verdaderamente
compasivo, ha de sentir los pesares y las alegrías más profundos del alma
humana. Porque sólo cuando conocemos estos extremos de la pasión
humana podemos sentir compasión para cooperar por la elevación de la
humanidad. Es lo que espera el Espíritu de la Tierra de nosotros. Con
ayuda de Lucifer, Fausto queda capacitado para conocer las alegrías y
la tristezas más profundas de su ser. Cuando Fausto conoce a Lucifer
y le pregunta, quien es?, éste le responde: “Aquel Espíritu soy que
duda y lo niega todo. Aquella fuerza que queriendo hacer el mal, Logra
sólo hacer el bien.” Los espíritus de Lucifer, evolucionan con las sensaciones
más intensas. Por lo tanto ellos excitan las pasiones humanas de la
naturaleza inferior, que son más intensas en nuestro presente grado de
evolución, que los sentimientos de amor y alegría. Por eso empujan al
hombre a la guerra y a los más bajos vicios. Pero en realidad se valen
de esto como escalones que llevan hacia ideales más altos y nobles, ya
que por los pesares y sufrimientos nuestra alma se eleva a regiones
superiores de la evolución. 6 Unión entre Margarita y Fausto: El mito
de Fausto nos describe la evolución de la humanidad durante la época
presente. Nos enseña como los hijos de Seth y los de Caín desempeñan
cada uno su trabajo en la gran obra del mundo. Los hijos de Caín gustan de
los asuntos de gobierno, mientras que lo hijos de Seth prefieren los de la
iglesia, sacerdocio. Los hijos de Seth están representados por el Catolicismo,
y Margarita y los hijos de Caín corresponden a la Masonería, y Fausto.
Los hijos de Seth se guían por la Fe, (Margarita) y los hijos de Caín son los
constructores, buscan el saber, la investigación, son de un carácter más
positivo y emprendedores. (Fausto).
El catolicismo y la masonería ó la división de los seres humanos en dos linajes
de evolución, no comienza hasta que entramos en nuestro actual Periodo
Terrestre. Cuando se unen Margarita y Fausto, representa la lucha entre
el Catolicismo y la Masonería, o entre los hijos de Seth y Caín. La
leyenda masónica tiene coincidencias y discrepancias respecto del relato
bíblico de Adán y Eva. La católica ya la conocemos todos. La leyenda
masónica dice que Jehová creó a Eva, y que el luciferiano espíritu de
Samael se unió a ella, pero que fue expulsado por Jehová, quien lo
separó de Eva antes del nacimiento de su hijo Caín, al que por esto se
le llama “el hijo de la viuda”. Después Jehová creó a Adán para que fuera
el compañero de Eva, de cuya unión nació Abel. Así desde un principio,
como hemos dicho anteriormente, hubo dos linajes de gentes en el
mundo.: Los engendrados por el espíritu de Samael y Eva. Y los
engendrados por dos humanos Adán y Eva. Los engendrados
por Samael solo creen por las obras, por la investigación, son los
constructores. Y los engendrados por Adán y Eva, son pacíficos y dóciles,
se contentaban con apacentar los rebaños, los cuales también habían
sido creados por Dios y ellos se multiplicaban sin trabajo ni iniciativa
por su parte. Aceptaban las leyes de Jehová sin ponerlas en duda.
Después se dice que Caín mató a Abel, pero no por esto desapareció
este linaje de Jehová, ya que Adán y Eva tuvieron otro hijo al
que llamaron Seth. Seth tenía las mismas características que Abel, y
las transmitió a sus descendientes, quienes, hasta el día de hoy
continúan esperándolo todo del Señor y viven solo por la fe. La masonería y
el catolicismo son las dos fuentes que necesita nuestra alma para su
evolución. Ya se ha intentado varias veces a lo largo del Periodo Terrestre
la unión entre estos dos linajes pero siempre ha sido imposible. Como
nos lo da a entender Goethe por la unión entre Margarita y Fausto en
su obra. Antes de este Periodo Terrestre siempre existía la armonía.
Estábamos en contacto directo con los seres que nos guiaban, hasta
que llego el momento de la individualización, y fue cuando se originó la
“contienda” en aquel día cósmico. Jehová trato de unificar estos dos
linajes, pero no podía ser, necesitábamos esto para nuestra evolución,
necesitábamos el contacto con la materia. También se intento ésta
unión, cuando Hiram Abiff (hijo de Caín) construyó el templo de
Salomón (hijo de Seth). Pero tampoco funcionó, porque no estábamos
preparados. El arcángel Gabriel representa en la tierra la jerarquía lunar
presidida por Jehová. Y el arcángel Samael es el embajador de las
marcianas fuerzas de Lucifer.